- Le seré directo, necesito un trabajo.
Han Jisung vive junto a su padre en Seúl, Corea del sur. Con ayuda de Bang Chan, uno de sus amigos, logra conseguir un trabajo que le dará el dinero que necesita para pagar sus estudios y los cuidados de su pa...
Chan no había demorado en llegar y pedirle explicaciones a Han. Claro, quedó sorprendido por el tema de Minho y él, pero feliz al saber que su amigo lo estaba siendo.
Al día siguiente, a la salida del instituto, Jisung había sido arrastrado fuera del lugar por el bonito azabache que lograba sacarle suspiros cuando se acordaba de él, dejando a los acompañantes del menor confundidos.
Han había intentado adivinar a dónde iban, pero ya no entendía, por lo que optó por preguntar.
— ¿A dónde vamos?
— A la torre Namsan.
— ¿N Seoul Tower?
— Acertaste, cariño.
Sep. A Minho le encantaba hacer sonrojar a Jisung.
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Una hermosa tarde para ambos, por supuesto.
Comieron, hablaron, rieron y caminaron. Observaron Seúl desde la cima de la Torre, llevaron algo para comer de uno de los restaurantes y ahora Jisung se encontraba sentado fuera de la Torre, esperando a Minho.
¿A donde había ido ese niño?
Llevaba unos 10 minutos ahí y empezaba a considerar que lo había dejado.
Eso, hasta que una mano en su hombro lo sobresaltó. Observó al azabache y frunció levemente el ceño.
— Deja de hacer eso.
— ¡Tu eres el que se asusta! Yo solo te toqué el hombro. — Rió y le agarró ambas mejillas al contrario, tirándolas levemente — Eres muy tierno, Sunggie
Sus mejillas se tornaron rojizas y se levantó, logrando que le soltara las mejillas.
— ¿Nos vamos? Ya está anocheciendo.
— ¿Podemos volver a subir? De noche se ve mejor.
— Mañana debemos asistir al instituto.
— No llegaremos tan tarde, no te preocupes.
Han suspiró y le regaló una sonrisa. Un gesto que Minho se tomó como un "sí". Subieron en silencio, tomados de la mano.
Cuando estuvieron arriba, Jisung quedó boquiabierto.
Minho no mentía, en la noche era mucho mejor estar allá arriba.
Emocionado, camino hasta el cristal y observó por ahí. Seúl de noche parecía el cielo mismo, además de las luces que la torre les brindaba.
Aunque debía decir que prefería las estrellas, aun así, eso era muy lindo.
— Sunggie~.
Jisung se volteó y lo miró con una sonrisa. Minho traía una bolsita pequeña de color morado que no había visto hasta ahora. Lentamente, Minho abrazó a Han y depositó un tierno beso en su cabeza, logrando que el castaño riera.
— Es muy lindo, no había visitado esta torre hasta ahora. — Habló una vez se separaron, y por curiosidad, agregó — ¿Qué tiene la bolsa?
— Vélo tú mismo, ardillita curiosa.
Le extendió la pequeña bolsa y Sung no demoró en tomarla y sacar lo que tenía dentro.
Un bonito candado rosa con un infinito en blanco pintado en medio.
Confundido, observó nuevamente a Minho, quien se mordía el labio inferior nervioso.
— Sunggie... — Volvió su vista a él. — No llevamos demasiado tiempo, y quizás es muy luego. No sé si estés preparado, si es así, házmelo saber, pero... Uhm... Jisung... ¿Quieres ser mi novio?
Esas palabras atrajeron las miradas de varios.
Minho jugaba nervioso con sus dedos, esperando ansioso la respuesta del castaño.
Y Jisung, bueno, él sonreía. En silencio, abrazó al azabache, y habló en un susurro.
— Creí que jamás lo dirías. Por supuesto, Minnie.
Varios "Aww" se escucharon y las mejillas de la pareja tomaron color.
Claro que no faltaban los de las malas miradas, pero para esas personas no tenían tiempo.
Se separaron y Minho tomó la mano del menor, caminando fuera del lugar. A paso rápido comenzó a bajar por las escaleras y Jisung, a penas lo podía seguir sin tropezar con sus pies.
Cuando estuvieron abajo, Jisung se dejó arrastrar por su, ahora, novio.
Y no entendió lo del candado hasta que llegaron a un puente lleno de estos.
— Hey, me saliste romántico, eh.
— Claro, soy un bombón lleno de sorpresas. — Ambos rieron y Minho tomó el candado entre las manos de ambos — Sabes como funciona ¿No?
— No.
Lee rió burlón y con la mirada buscó un lugar vació, lo dirigió hasta uno y lo observó a los ojos. Esos bonitos ojos que lo tenían encantado.
— Colocaremos juntos el candado y, al tirar la llave, se simboliza el amor inquebrantable.
— Aww, es muy cursi. Me encanta.
Con una sonrisa, se arrodillaron y buscaron dónde colocar bien el candado.
— ¿Crees que lo encontremos si volvemos?
— Quizás hayan muchos más para cuando volvamos, pero de que lo encontraremos, lo haremos.
— ¿Por qué rosado?
— La señora que me lo vendió me dijo que el rosa es el color de la dulzura, de la amistad, la delicadeza y el amor. Es un color con atributos bien acotados.
Con una mano sobre la otra, al candado fue cerrado. Se levantaron y Minho le entregó la llave al menor.
— Te doy los honores.
Jisung se inclinó por el barandal y dejó caer la llave. Seguidamente, observar a Lee y enrollar sus manos por su cuello. Minho lo abrazó por la cintura, atrayendo su cuerpo hacia él. Al fin, unieron sus labios en un tierno y largo beso.
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Holi uwu
Bien cursi salí, ¿No?
Vengo a decir que, si termino luego el próximo capítulo (porque tengo algo preparado) hago el especial de navidad.
