Verdades

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—Hyukjae despierta... —llamó el joven— Debemos ir a la próxima carrera.

El adulto abrió sus ojos con rapidez. 

Era verdad lo que decía Donghae, pasando el mediodía tenían que estar para el espectáculo que se daría en un escenario distinto al de ayer. El fiscal refregó su cara con sus manos, su hijastro había preparado todo para ya partir. 

El abogado tenía hambre, y no solo de un desayuno que incluía café y unas tostadas; más bien de sangre. No era costumbre suya beber sangre humana,  ya que en las últimas décadas se alimentaba de animales o de donaciones que la gente hacía en el hospital, eso le bastaba; pero últimamente la bestia en su interior clamaba por algo más... la sangre de Donghae.

Desde un inicio prometió no hacerle daño al chico, y Jongwoon, su hermano, se lo recordó el otro día en su casa.

—¿Desayunarás? —preguntó el menor volviendo a él, invitándolo al comedor.

—Iré en unos minutos—. Se excusó el vampiro que rápidamente buscó entre sus cosas una conservadora donde tenía su alimento propio. Hyukjae resopló cuando terminó, aquella bolsa no lo llenó, no era la cantidad que estaba buscando.

—¿Te encuentras bien?— Donghae observó a su padrastro sentarse en la mesa. A estas alturas el adolescente imaginó que el mayor seguramente ya se había arrepentido del momento caliente que compartieron en la noche anterior, sin embargo el otro se le adelantó:

—Sé que tienes muchas dudas Hae, pero solo me importa que sepas una cosa: no soy un asesino.

—Hyukjae... —suspiró.

El fiscal tomó un sorbo del café que el adolescente había preparado, estaba listo para contarle la verdad.

—Me convertí en "esto" cuando rodeaba los veinte, en una fiesta vecinal. Ser vampiro no se elige y créeme que de haberlo hecho no tomaría este camino. El que me mordió fue el mismo hombre que me dio de beber su sangre, me había herido de tal manera que para salvarme de la muerte me condenó a una misma; una muerte propia y eterna.

Donghae escuchaba atentamente.

—¿Quién más lo sabe? —interrogó.

—Jongwoon y... tu padre también lo sabía.

—Mierda... y ellos... ¿ellos también? —tartamudeó el pelinegro.

—Solo Jongwoon, él también se convirtió esa noche pero por otra persona.



—¿Eunhyuk?— Una voz desde la multitud se hizo presente. Hyukjae se dio vuelta rápidamente, Donghae le resultó extraña la forma en la que fue llamado.

—¡Shindong! —saludó al hombre que estaba frente suyo. El recién llegado llegó a ser cliente del abogado, pero también un gángster de privilegio en sus épocas juveniles, ahora rondaría entre la edad de 40 años pero se mantenía bien y el porqué de ello lo sabía bien el fiscal.

Los dos adultos mantuvieron una cálida charla recorriendo las novedades de los últimos tiempos, pero la mirada del alto poseedor de labios carnosos estaba en Donghae quien compartía abiertamente sus opiniones de la carrera a un joven que estaba con su familia.

—El niño que está ahí, ¿es tu pareja?— Al ser un poco ignorado Shindong interrogó sobre la distracción del fiscal.

—No —aclaró su garganta y prosiguió—, es el hijo de mi mujer —respondió y automáticamente hizo una mueca al escucharse a sí mismo. Su conciencia por dentro lo acusaba de haber manchado la pureza del chico la noche anterior.

—Ahora que lo recuerdo tú no eres de los que manchan su masculinidad —refutó.

Hyukjae levantó su ceja izquierda, se tomó el tiempo para respirar con profundidad y hacer callar su moralidad. Por una parte estaba seguro de que amaba a quien había elegido como su alma gemela: Irene, pero estos últimos tiempos con la presencia de aquel chiquillo que lo hacía renegar y sacar de quicio todas las mañanas cuando desprendía sobre él el odio que le tenía por haber ocupado el papel de su padre muerto; trajo en el abogado un sentir que hizo despertar la duda de si debía seguir cerca de ellos o alejarse antes de que sea demasiado tarde.




—¿Por qué miras tanto? —sonrió el mayor quien había salido de bañarse; solo traía la toalla atada a la cintura y Donghae sentado desde una de las camas se sonrojó.

—No estoy mirándote.

—¿Entonces tus ojos se giraron hacia mí sin intención alguna? —dijo juguetonamente mientras se acercaba al chico.

—No tengo intenciones de mirarte Hyukjae.

El joven pelinegro abrió la boca anonado, el descarado del fiscal había dejado caer la toalla dejando expuesto totalmente su virilidad despierta.

—¿Estás seguro? Porque ahora si lo estás haciendo —torturó.

Era la primera vez que Donghae miraba otro miembro que no sea el suyo, se sorprendió por el tamaño e imaginó miles de escenarios posibles donde ambos podían devorarse uno al otro.

Sacudió su cabeza pero ésta velozmente fue sujetada por las grandes manos de Hyukjae.

—No sé hacer una mamada—. Se defendió el joven un poco avergonzado por su inexperiencia, por el otro lado el alto sonrió con victoria.

—No estoy pidiendo que la hagas Hae... solo devuélveme el favor de anoche.

—¿De eso se trata? —exclamó quitando las manos del otro de su cuerpo—. ¿Solo son favores? ¡No me jodas Hyukjae!— 

Ofendido por las palabras que el mayor usó, se levantó de la cama con la cara roja.

—¡Espera Donghae! —gritó pero ya era tarde el niño había salido de la cabaña.


—No quiero que me ames, no quiero que lo hagas como con ella Hyukjae... ¿por qué es tan difícil?— En un mar de llanto expulsó todo el rencor, la ira, el dolor para que el viento llevara sus palabras. Caminó alejándose de la cabaña donde estaban hospedados, respiró el aire fresco que la naturaleza le regalaba y seguía maldiciendo a su padrastro.

—¿Quién podría resistirse a alguien como tú Hyukjae? —se auto preguntó—. Si eres... eres tan...

—No deberías sufrir por alguien como Eunhyuk...

Donghae se asustó al escuchar aquella voz, su cara lo expresaba todo. Aquel tipo era el que hablaba con Hyukjae en la carrera.  

—Soy Shindong, amigo de tu amor prohibido.

—¿Qué... 

—Mira pequeño, a veces en la vida puedes: o ganarlo todo o perderlo todo. Te aseguro que con Eunhyuk lo único que harás es sufrir... —dijo actuando preocupado—. Jugar con los sentimientos de alguien tan bello como tú no tiene precio.

La respiración de Donghae se aceleró cuando fue aprisionado por el calor que radiaba el otro al acercarse tan repentinamente.

—Pero si de algo estoy seguro, es que conmigo pequeño lo ganarás todo... —Shindong apretó con fuerza los cabellos del pelinegro y con una maniobra dejó a plena vista el cuello del chico, una piel lisa que era rodeada por una fina cadena plateada. En la dentadura del mayor aparecieron dos colmillos con puntas muy filosas listas para clavarse en Donghae

—No por favor... -suplicó con terror mientras sentía como se iba acercando el otro.

El vampiro fue tomado por sorpresa desde la espalda, el guardián del adolescente llegó justo a tiempo.

—Hyukjae... -sollozó antes de caer al suelo por el impacto. Sus piernas temblaban, la cara de su padrastro indicaba que no perdonaría la vida del otro ni por el más mínimo rasguño que podía haberle provocado a Donghae.

Vampire (EunHae)Where stories live. Discover now