Resurrección

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Donghae tomó las fuerzas necesarias para ir al colegio, allí trató de no dormirse sobre la mesa mientras hacía su examen. Seguramente le iría fatal, en la noche anterior no pudo encontrar la forma para poder descansar; su mente vagaba en montones de pensamientos y ninguno de ellos estaba relacionado con los problemas matemáticos que tenía que resolver sobre la hoja que tenía frente a sus ojos. 

Al salir esperó a su padrastro para que lo recogiera como rutina, vio a su amigo Kyuhyun marcharse a pie y se lamentó no poder acompañarlo. 

Miró la hora en el reloj que traía en la muñeca y el fiscal seguía sin aparecer. Al cabo de media hora intentó marcar su número pero no logró conectarse con él.

—¿Dónde quedó tu puntualidad Hyukjae?— Se quejaba el menor mientras caminaba maldiciendo al mayor. Cansado de esperar abandonó la parte del estacionamiento.

Hizo varios metros hacia el sur y su celular sonó, atendió rápidamente esperando que el mayor le diga unas breves palabras explicando su retraso; pero no era Hyukjae el que estaba en el otro lado de la llamada.

—Hae, estás creciendo muy bien... más de lo que te recordaba.

Esa voz... esa voz lo hizo estremecer de pies a cabeza. 

—¿Qui... quién eres?— Donghae esperó que fuera una broma.

—Levanta tu cabeza y mira a tus tres en punto —indicó la voz de ese hombre a través del teléfono. 

El adolescente tembloroso posó la vista a su derecha como el otro le había indicado. Podía haberse desmayado ahí mismo, o hasta incluso tener un paro cardíaco ante tal figura que lo observaba a él también, pero solo sintió un leve mareo.

Su padre estaba cruzando la calle en la otra vereda paralela, se veía igual a la imagen que tenía de él antes de su muerte, camisa y pantalones al cuerpo. Su cabello mantenía el corte y un anillo dorado en su dedo anular que se notaba porque sostenía el teléfono con esa mano. Sus padres no estaban casados.

El ruido de un auto acercarse con velocidad los sacó de su órbita. El rescate de Donghae había llegado justo a tiempo

—Sube, ¡ahora! —gritó la figura de adentro del vehículo negro.

Torpemente Hae recogió el móvil del suelo, que se había caído debido a su nerviosismo y cumplió el pedido de su padrastro. El auto arrancó y él decidió no mirar atrás. 

Hasta el fiscal se notaba nervioso, la velocidad a la que iban era peligrosa.

—¿Dónde iremos ahora?— Se animó a preguntar.

—Lejos de aquí Hae.

El pelinegro no comentó nada más acerca del tema, se cruzó de brazos y giró su cabeza que estaba apoyada en el asiento hacia el lado la ventana viendo como abandonaba la ciudad junto a Hyukjae.

Abrió los ojos porque el carro se detuvo, miró al exterior y reconoció ese lugar como un hotel de aquellos que yacen a mitad de carretera.






—Seré franco esta vez Jongwoon. 

Cho Siwon lo citó en su oficina de la central de policías. El rubio ceniza jugaba con un bolígrafo que encontró sobre el escritorio del agente, dicho mueble mantenía a la perfección la distancia entre este par.

—¿Qué quieres saber? —levantó su mirada para posarla fija sobre Siwon—. ¿Lo del bosque?, ¿lo de la empleada?, ¿o acaso te interesa saber lo mucho que te extraño?

El pecho de Jongwoon se infló, ante tal confesión. Pero por más esfuerzo que le ponga; su ex amante era indiferente ante él. 

—No hagas que las cosas se pongan peor —el más alto se levantó de su sillón para acercarse al otro. Se apoyó sobre el escritorio pero sin sentarse del todo le advirtió:— Reconozco que teníamos un trato ente tu familia y yo, pero se acabó. Levanté cargos contra Hyukjae.

Vampire (EunHae)Where stories live. Discover now