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El silencio en la Sala era terriblemente incómodo aunque no para mi, yo hice las cosas bien y tenía planes de reserva ante cualquier duda, no obstante, el silencio en Jerome no lograba hacerme sentir victoriosa aunque tampoco me hace pensar que perdí, solo resulta extraño porque parece meditar demasiado las cosas, casi puedo adivinar que esta rebobinando todo lo ocurrido para tratar de hayar una falla y atacar directo a la yugular como es su costumbre.

El juez carraspeo —Tomemos un descanso de 15 minutos— anuncio

Jerome asintió sin muchas ganas, su mueca disgustada cambio mi perspectiva, esta en blanco, casi puedo jurar que así me veía en el juicio pasado pero tampoco puedo confiarme. 

Poco a poco las personas del jurado iban saliendo así como el resto que tampoco eran muchos, mire a la salida y pude ver a Davis sonriendome y levantando ambos pulgares. 

—Estoy maravillado

—¿Usted de nuevo?— reproche —Mire, solo espero que retire a esos vecinos de mi calle

—La quiero halagar como merece y siempre me menosprecia, no sabe cuanto me lastima su indiferencia

—Señor Jones, dejemos las palabras de azar a un lado, no me interesan sus halagos que por mucho que me agraden no dejan de ser simples mentiras

Arqueo una ceja curioso —¡Ah! Entonces gusta de mis halagos— alegó jovial

—Que no dejan de ser mentiras— acomplete —Para labia la mia, señor Jones, la elocuencia es mi mayor talento 

—Ese es un problema, Usted cree que miento cuando digo que me gusta y yo creo que miente cuando dice que el licenciado Jerome es su prioridad— sonrió —Y estamos destinados porque ambas son solo suposiciones

—El destino no existe Señor Jones, son solo cosas que se inventan para justificar ciertos sucesos, efímero

—Justo creia lo mismo pero ¡oh sorpresa!, una noche prendo las noticias y veo su nombre siendo señalado por liberar a un hombre que resultó haber matado a su esposa— recargo los codos en la pequeña mesa —Y seis días después recibo un aviso de demanda, de no haber estado tan aburrido como para ver el noticiero esa noche quizás jamás la habria conocido

Bufé, coincidencia nada más —¿A donde quiere llegar, Eilan? 

—Si es con usted, muy lejos— vire los ojos pero casi burlón volvió a sonreír —Lo curioso es que yo no veo las noticias, señorita Taylor, jamas lo hago porque me hacen tener pesadillas

Y justo cuando decide verlas debido al aburrimiento lo primero que sale es mi nombre, curioso sí, pero más aún ridículo pensar en destinos involucrados. 

—Entonces solo tuvo suerte— alegue abrumada 

(...) 

15 minutos mas tarde y los pasos del resto llegando de vuelta a la Sala parecen ser como una grata bienvenida a lo incierto, estaba aburrida y de alguna forma solo quería que esto acabara pronto y llevar al señor Jones a casa para entonces poder descansar de todo esto, el señor Jones era por mucho mi cliente más peculiar. 

—Me gustaría llamar a Ulises Muñoz al estrado

El paliducho Ulises camino con rapidez, me miro inquieto y asenti con discreción, no importa lo que sea, lo tengo cubierto, estoy segura, por dos noches mi cabeza no dejó de pensar en todas la posibilidades y una solución para cada una. 

Después del juramento Jerome suspiro —Usted mencionó que usó el nombre del señor Jones para lograr que Francisco Rodríguez cargara armas ilegales junto con usted ¿cierto? 

Asintió —Así es

—¿Y quien le dijo a usted sobre ese negocio? 

—Un hombre que dejó un embarque, no lo conozco, solo un día lo ví y me habló del trabajo

—¿Cómo era ese hombre? 

—Alto, escuálido y de cabello corto, no recuerdo su rostro porque usaba un cubrebocas industrial 

—¿Cuánto dinero le ofreció? 

—El doble de mi suelto

—¿Por que decirle a Rodríguez? si podría ganar más dinero haciéndolo solo

—No es tan fácil cargar solo todo un embarque de armas

Jerome asintió, vago su vista en mi, entrecerró los ojos y tomó aire —¿Porque quería más dinero?...¿Familia? 

Muñoz abrió los ojos de golpe, me miro de nueva cuenta pero frunci el ceño fastidiada, si este imbécil seguía mirándome con ese miedo entonces levantaría sospechas y las cosas acabarían peor que como comenzaron, bajo la vista y asintió. 

—Mi madre fue diagnosticada con cáncer y cómo sabrá el tratamiento no es barato

—Lamento escuchar eso, espero su madre pronto se recupere

Asintió —Le agradezco

—¿Está usted seguro de que la voz en la grabación no es la de Francisco Rodríguez? 

—Absolutamente

—Esta bajo juramento señor Muñoz 

—Estoy diciendo la verdad

Asintió para nada complacido —Es todo, Gracias— Jerome es un hombre muy listo 

"Nos conocemos muy bien" 

Sospecho qué lo sabe, por la forma en como me miro al darse la vuelta, el sabe todo. Acomodo los botones de su saco, presionó la mandíbula y soltó el aire que parecía retener. 

—Quiero llamar a Isabel Ferrec al estrado

Su taconeo era tortuoso, ella no me agrada, parecían cercanos por esa sonrisilla que ambos cruzaron, por fortuna hoy no parecía venir tan vulgar como las dos primeras ocasiones, es un alivio. 

—Señorita Ferrec, ¿como supo sobre el supuesto tráfico? 

Sonrió —Bueno, me da un poco de pena decirlo

—Es necesario que sea honesta, por favor

Desde cuando Jerome pedia las cosas "por favor", es que es irónico, ridículo por donde lo mire, cruce los brazos y me mantuve serena analizando de sobremanera la forma en como ambos se miraban, esto no me gusta.

—Pues como sabrá, yo era la pareja del señor Jones antes de que mostrara su verdadera faceta, una tarde estábamos cenando y lo escuche en una llamada telefónica hablando del tema

—¿Recuerda que era lo que decía? 

—Honestamente no, recuerdo que se mencionaron nombres de armas y embarques pero si hablamos de escalas, eso es algo que yo no entiendo

Algo no estaba bien, tengo una memoria firme, recuerdo que Jones me habló de la versión real. 

"Estaba en mi Oficina, arrodillada detrás de mi escritorio dándome atención cuando llegó uno de mis socios a hablar abiertamente del tema, por eso lo sabe"

Bufé, sabía que Jerome trataría de hacerla quedar como una santa y eso ni siquiera es necesario. 

—Le agradezco— Ferrec se puso de pie y regresó a su sitio —Las cosas están claras

—Objeción su señoria ¿Debemos basarnos en recuerdos borrosos? Donde están la pruebas de ello

—A lugar— anuncio el juez —¿Cuenta con argumentos tangibles? 

—Una víctima lo asegura

—No es motivo suficiente— ataque —Señoria, me gustaría abogar— asintió, me puse de pie y mire mi reloj, dije que estaba preparada para cualquier contingencia y lo estoy —Llamo a Emerson White al estrado

Hoy ellos llegaron con cinco minutos de retraso pero no fallaron en venir, hoy no tengo intenciones de perder, por supuesto que no, los hermanos, hijastros del fallecido Sebastián son mi Az bajo la manga, ese que tan recelosamente mantuve en secreto y vaya que la presencia de ambos hizo trastabillar a Ferrec, su mueca sorpresiva y perpleja me dan confianza. 

HIBRISTOFILIA|El Sindrome de Bonnie&Clyde Where stories live. Discover now