Ella, no él ▪Juliantina▪

27# •"Mi amor"•

JULIANA

Valentina no estaba, Thomas había ido de compras para lo que supongo seria la cena de esta noche. Solo hace un par de horas había aterrizado, pero sentía que debía hacer algo para matar el aburrimiento. Por suerte tuve la magnífica idea de hacer un nuevo curriculum y salir a buscar trabajo. Lo iba a necesitar, no quería que mi mamá me mantuviera de por vida o que Thomas se gastara su dinero en mí. Una vez terminados decidí salir al centro. Pase por muchas cafeterías y lugares de comida rápida, era un territorio que ya había explorado por mis trabajos anteriores así que sentía que podía conseguir rápidamente un trabajo. Solo me quedaba uno así que entre a una cafetería.

—Buenas tardes— Me atendió un chico bastante joven. Quizás tenia suerte y lograba conseguir un trabajo ahí.

—Buenas tardes— Correspondí el saludo con una sonrisa.

—¿Desea llevar algo o le acercamos el menú? — Negué con la cabeza— Mmm ¿A cuál de las preguntas es su respuesta? — Soltó una risita.

—A las dos— Me miró confundido.

—¿Entonces? No quieres nada— Asentí— Imaginó que debes ser una futura escritora y solo quieres una mesa para sentarte a escribir.

—Tampoco— Abrí mi cartera y saque el papel— Leí el cartel de afuera y dice que están buscando a alguien para trabajar.

—Así es— Recibió el currículum— Pero ya dejaron muchos curriculum, de hecho tengo que sacar el cartel.

—Oh— Me desanime un poco— Está bien, no hay problema.

—Pero no te preocupes, podría hacer una excepción y aceptar esto— Volvió a tomar el papel.

—¿De verdad? — ¿Por qué un extraño me ayudaría? Este chico era muy buen onda.

—Sí, hace un par de meses era yo quien estaba en el lugar donde estas tu ahora— Me explicó— Y créeme que la señora que estaba aquí— Señaló su puesto— No me recibió muy bien— Rio.

—Lo siento, a veces la gente es poco empática— Asintió.

—¡Gabriel! — Se escuchó un grito desde el fondo.

—Ese es mi nombre— Volvió a sonreír— Y también es un aviso de que debo irme.

—Te dejo ir— Respondí— No quiero que te reten por mi culpa.

—No lo harán.

—Gracias.

—No hay porque— Guiño uno de sus ojos y se fue rápidamente.

Había terminado y era hora de volver a casa.

(...)

—No puedo creer que hayas salido a buscar trabajo— Decía Thomas mientras guardaba las cosas— No es necesario, te lo dije miles de veces.

—Para mí si— Respondí— No te enojes...pero quiero tener mi propio dinero.

—Yo podía dártelo— Giró su cuerpo y me miró— No tengo problema con eso.

—Tomi, tengo casi 22 años y ¿de verdad piensas que quiero que me mantengas? Es tu dinero y tienes que gastarlo en ti.

—Tú lo dijiste...¡es mío! — Estaba un poco molesto— Tu solo dedícate a estudiar y yo arreglo todo.

—No— Dije firme. NO pensaba cambiar de idea.

—¿Por qué eres tan terca? — Movía su cabeza de un lado a otro— Veo que no voy a hacerte cambiar de idea...así que hace lo que mejor creas que es para ti.