《Capítulo 2: El Muñeco》

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Narrador Omnisciente:

[Al día siguiente]

Te estabas despertando, te dolía la cabeza, tal vez te habrás golpeado al caer.

Caer....

Recordaste todo lo sucedido el día anterior y miraste con desesperación a los lados en busca de la presencia de tu amiga.
No la encontrabas, comenzaste a respirar más fuerte y con más dificultad.

Al darte la vuelta viste al muñeco, ese que te atormentaba con su extraña apariencia y que había provocado que te encontrases en esta situación.

Te tapaste la boca ahogando un grito, las piernas te estaban temblando levemente, te sentías inquieta y con ganas de salir de ese lugar. Pero no tenías donde ir y no querías volver a depender de tus padres o algún familiar.

Estabas atrapada en esa casa hasta que lograras encontrar un nuevo lugar donde irte a vivir y por supuesto que no te irías sin Jessica, no pensabas dejarla en este lugar.

Suspiraste y frunciste el ceño

(T/N): No voy a dejar que un maldito muñeco logre asustarme - Tomé una de las mantas y envolví al muñeco con ella, necesitabas esconderlo.

Escuchaste un fuerte ruido proveniente del pasillo y te dirigiste a la puerta con rapidez encontrandote con la escalera que lleva al ático.

(T/N): Y una mierda. Si piensan que subiré allí arriba solamente para morir - Dijo con el ceño fruncido y levantando la voz - Se van a joder todos, les voy a arruinar sus putos planes de querer matarme - Miraste al muñeco, era tu oportunidad de esconderlo, pero no lo harías, no estaba en tus planes de vida quedar encerrada dentro de un ático. Habías visto demasiadas películas de terror como para saber que no hay que ir a lugares así que se abren solos.

Respiraste hondo y soltaste el aire con pesadez.

(T/N): Muy bien, trataré de guardar la calma. Sólo están buscando que me asusté y no les daré ese gusto - Cerraste la puerta que conducía al ático y volviste a tu habitación.

Miraste tu armario y luego al muñeco, podrías dejarlo ahí hasta saber que hacer con él.

Con pasos largos te dirigirse al armario y metiste al muñeco envuelto en uno de los cajones.

Ya un poco menos alterada, bajaste a la cocina en busca de tu amiga.

Viste una nota, nuevamente había salido.

No entendias como una chica tan tímida podía llegar a soltarse con sólo haber cambiado de casa y país.
Sonreiste divertida, estabas recordando las tonterías que hacía tu amiga al estar cerca de un chico y de cuando tartamudeaba por los nervios.

Ahora era una chica totalmente extrovertida y sin miedo a los chicos.
Te gustaba ayudarla cuando se trataba de chicos por más que no supiese mucho sobre ellos, pasaban un buen rato con risas y chistes.

Sonreiste al recordarlo y escuchaste la puerta abrirse, te asomaste y sentiste una pequeña brisa fresca, seguido viste a tu amiga entrar por la puerta

(T/N): Jess, necesito tu ayuda, no se que cocinar - Dijiste haciendo distintas muecas

Jess río y se dirigió hacía ti

Atrapada Entre Paredes (Brahms Heelshire y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora