Herencia Lovelace (R#12)

53. Transferecia

Eithan

Belle me dejó, mi vida es una mierda, ya mántenme.

—Jovencito, levántate de la cama —Mamá me saca la manta —. Acá no se permiten llorones, lo que tienes que hacer es secuestrarla.

—¡Mamá! —me quejo.

—A mí me funcionó —Abre la puerta papá con una mano y sostiene una espátula en la otra —¿Quieres huevos revueltos?

—No —digo cortante —¿Cuánto más nos quedaremos en Argentina?

—Cuando haga la transferencia Lovelace a nuestras cuentas, pero para eso tengo que ver quién se queda con el dinero, Evan, Belle o un tal Adler, entonces cuando les traspasen el dinero, haremos que en realidad sea agregado a nuestra cuenta, todo solucionado.

—Tu padre es muy inteligente —expresa mamá —. Ahora solo hay que esperar.

—No puedo creerlo —digo impactado.

—Yo sí —exclama papá tranquilo —se me quemó la comida —Se retira.

—Ustedes están locos, yo me largo —Me levanto de la cama y empujo a mamá para que salga de mi cuarto —¡Y no me des más consejos raros! —Cierro con fuerza la puerta.

—¡Si ellos te secuestran!, ¡¿por qué no lo puedes hacer tú?! —grita con rabia por lo sucedido por culpa de Brayton, el jefe de la mafia.

—¡¡Mamá, estás loca, no hables!!

Cuando al fin deja de insistir, me cambio el pijama y me visto con mi ropa deportiva, para acto seguido salir por la ventana. Trepo hasta la terraza y salgo por las escaleras traseras. Una vez fuera de la casa, camino por la vereda tranquilo. Como soy obstinado voy directo a buscar a Belle otra vez. La encuentro en la cafetería de la universidad, me siento al lado de su silla de la barra.

—Me usaste —le recrimino mientras ella se sigue tomando su moca helado con una pajita y me observa como si no le importara —¿Me vas a responder?

—Hola ¿Cómo estás? —Sonríe —Yo muy bien, gracias por preguntar.

—No es gracioso —me quejo.

—No te voy a mentir, me acosté contigo porque quería sentirte otra vez y nada más, por eso me fui antes de que despertarás, que bueno que entendiste la indirecta.

—Eres mala.

Se pone seria.

—Ya te expliqué que no podemos estar juntos, no lo haré de nuevo.

—Yo te amo, Belle —Me acerco a su rostro y ella me pone el moca delante de mi cara.

—¿Quieres?

Frunzo el ceño.

—No, y no me cambies el tema.

—Vale —Mira hacia adelante y toma otro sorbo de su bebida fría.

—No vas a librarte de mí tan fácilmente.

—Si mi padre se estera, esta vez no te salvarás de que te asesine.

—No me importa —Tomo sus manos —yo moriría por ti.

Gira sus hermosos ojos hacia mí.

—Yo no quiero que mueras —Sus mejillas se ruborizan.

—Entonces tendrás que protegerme, porque a donde tú vayas, yo iré, estemos o no juntos.

Se ríe.

—Eres idiota.