Capítulo 52

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Expectante a todo cuanto pasaba con su hija, y sus reacciones, se encontraba Rafi, había sido testigo de la discusión con Ici, sin duda, la Alba temerosa y dubitativa se quedó en México escondida en un rincón, en aquel rincón de la pequeña casa donde vivían, en aquel cuarto que fue la cárcel de amor de Alba, en aquel lugar donde día y noche no hacía más que pensar en Natalia, abrazada al retrato de su amada, pagando su condena de soledad, en aquel lugar donde le era imposible sacarla. De noche la escuchaba llorar, de día la veía llorar, así día tras día, no había abrazos que la consolaran, ni besos que la calmaran, dando la espalda a todo, queriendo dársela a sí misma. Ella y nadie más, había sido testigo de lo mucho que Alba había sufrido por amor, pero ella y nadie más, sabía que aquel paso que había dado su hija, incomprensible para todos, era tan necesario como comprensible para ella. Era ella quien la había visto caer cuando descubrió la verdad de Andrés, y aquel dolor no tenía nada que ver al calvario que vivió en México, a un calvario del que parecía no tenía fin, por eso, ahora valoraba más todas y cada una de las veces que su hija se mostraba decidida sobre la relación de Natalia, había escuchado su conversación con María y se había emocionado, había aprendido la lección y eso que esa lección era sobre amor, y cuando el corazón es quien manda... parece que nunca se va a superar, pero su hija le había demostrado que iba a luchar por Natalia, pero no a cualquier precio, fue a México a recuperar su alma de tanto dolor, y ahora volvía con la seguridad de sí misma por encima de todo.

Alba: Bueno mamá... me voy

Rafi: Muy bien hija

Alba: Me ha llamado María, la verdad que me ha sorprendido

Rafi: ¿Por qué hija? (la miraba sonriente sentada en el sillón con sus almohadones puestos alrededor)

Alba: Porque pensaba que me iba a recriminar, sé lo mal que está Nat y pensaba que ahora podía decirme lo que se había callado con anterioridad

Rafi: Que sea su madre y vea su dolor, no la vuelve tonta, yo soy tu madre vi y compartí tu dolor, y nunca le eché la culpa a Nat, creo que las cosas pasan por algo, que cuando se te cierra una puerta se te abre una ventana que por muy pequeña que sea, siempre tiene luz, y las dos sabemos lo mucho que os amáis, aunque quizá vosotras mismas no sois conscientes hasta ahora que lo habéis perdido, por eso, creo que las dos respetamos el dolor de la otra, en este caso María, sabe cuál es tu dolor porque lo ve en su propia hija

Alba: Ya mamá, pero... fue duro para todos no saber de ella

Rafi: Cariño, pero eso no fue culpa tuya, fue su decisión, como tuya fue la de encerrarte en un mundo oscuro

Alba: Ahora que dices eso, Euge habrá llamado...

Rafi: ¿Y?, jo también anda que irte acordar de ella con lo del lado oscuro

Alba: ¡Mamá! (la riñó sonriente) Pues no sé cómo se lo habrá tomado Nat, solo espero que no se enfade demasiado

Rafi: ¿Debería enfadarse?, ¿por qué piensas eso?

Alba: Cuando Joan revoloteaba a mi alrededor, conocí sus celos, imagino todo lo que debe estar pensando sobre Euge

Rafi: Pues debe pensar que te ha ayudado mucho, ¿o no?

Alba: No sé, no tengo ni idea (elevó sus hombros)

Rafi: De todos modos, tampoco tiene motivos para enfadarse, Euge ha estado tres años a tu lado, es normal que quiera hablar con la pequeña, ¡eso sí!, también creo que estás pensando que si está celosa es porque te sigue queriendo... ¿o no? (insistió)

La apuesta (ALBALIA)Where stories live. Discover now