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Pasó una semana desde que Jungkook había pedido la caja misteriosa. Taehyung le molestaba con que quizás le habían estafado y él no dudaba en golpearlo. Demonios, esperaba que no le hubieran tendido una broma, porque hasta él había llegado a encontrarse ansioso por esa aventura grotesca. Quería tener esa caja en sus manos, revisar el contenido y quizás encontrar sustancias extrañas que guardaría o posiblemente botaría al retrete, aunque era una contaminación imperdonable, por eso consideraba el conservar las cosas aún si eran peligrosas. Tenía que asumir las consecuencias de sus acciones, preservar los objetos que iba a tener en su poder.

Fue un día jueves cuando Jungkook iba por la calle nueve, directo a tomar el autobús y chocó su hombro con Park Jimin, quedándose anonadado sin poder formular una respuesta coherente. Se había girado para decirle algo, pero solamente había desaparecido. Jimin se había esfumado de su campo de visión, dejándolo varado en la hora vespertina donde los colores del cielo tomaban lápices violáceos y azulados pasteles, pintando con desgano, pero brindando una vista etérea a los entes en la ciudad de Busan. Cuanto hubiera deseado ser digno de admirar esos orbes almendrados que tan sólo a él lograban aprisionarle entre flechas de un Cupido rebelde.

Fue ese mismo día jueves, cuando la caja por la cual había estado sintiéndose eufórico, estaba en el pórtico de su casa. Un paquete mediano, envuelto en papel Kraft y con su dirección en el centro, era el punto de atención al llegar al hogar de los Jeon. Una sonrisa de oreja a oreja se extendió por sus finos labios, dejando a la vista sus paletas grandes. Aquella sonrisa por la cual sus amigos le habían apodado "Sonrisa de conejo" estaba deslumbrando. Oh, cuanto los detestaba con cariño.

Corrió lo suficiente los pocos metros que le faltaban para llegar a la entrada principal, tomando el paquete y girando la perilla al colocar la llave en su cerradura. A penas logró poner un pie dentro, subió de dos escalones hasta su cuarto, quitándose la capucha que ocultaba su cabello enmarañado y lanzando la mochila en la cama. Claramente era su día de suerte, no había otra palabra que expresara esas horas. Se había topado con Jimin y ahora el pedido que tanto había ansiado estaba en sus manos, era maravilloso.

Buscó en uno de los cajones de su escritorio una navaja para abrir el paquete. Honestamente, era la navaja que ocupaba para cortar todo y hasta le había puesto un nombre: "Hades".

Cuando la halló en el revoltijo de cosas, se sentó en la cama a un costado de su mochila y, sin titubear, comenzó a rasgar el papel innecesario, percibiendo claramente como sus manos temblaban debido a la emoción. Era la primera vez que se sentía tan nervioso por un paquete. Se decía a sí mismo que era porque no tenía conocimiento de lo que había dentro; ahí podía encontrarse con algo asqueroso o algo completamente indefenso, pero que seguiría siendo oscuro. Era de la deep web, era obvio que no podía recibir algo como un peluche de felpa que dijera "te amo" y lanzara besos melosos.

Cuando ya estaba casi todo el papel retirado, procedió a romper la caja con sus propias manos, abriéndola y por fin sintiéndose aliviado, llegaría el momento de la verdad. El papel celofán escarlata abundaba dentro de la caja sólo para ocultar un pendrive, una nota y un listón rojo bastante grande. Por un momento se sintió demasiado estafado, pero eso era la gracia, no sabías que te tocaba. Aún así, un éxtasis de misterio corría por cada una de sus venas, sin detener ese brillo en los ojos ni ese temblor que le estaba comenzando a atosigar.

Tomó el pendrive, analizando cada parte, revisando si no se encontraba dañada su estructura o algo por el estilo, porque eso ya sería el colmo. Entonces, prendió su computador, insertando el objeto donde correspondía. Tuvo que limpiar sus manos en el pantalón porque no paraba de sudar y no podía entenderlo, era una experiencia demasiado nueva y quería recordarlo siempre, guardarse absolutamente cada sentimiento que le envolvía en ese momento.

UNCANNY  : 恐れ KMWhere stories live. Discover now