IV. (parte 2)

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No se atrevió a decir algo, en primera porque no sabía qué decirle a su abuela; y en segundo lugar, porque dijese lo que dijese no había manera de aliviar ese profundo dolor de su abuela por haber perdido a su amado Martín.Y como si de un adivino se tratase, su padre se acercó a ellos con un par de platos con pescado recién asado.

-Cat, les traigo los primeros, recién salidos de la parrilla -les dijo en un tono bromista, como si fuese un vendedor de puerta en puerta-. Calientitos y con su fresca ensalada recién hecha.

Catherine sonrió y cogió el plato que le ofrecía Thomas, quien volvió enseguida a la parrilla donde Arthur continuaba asando el pescado.

-Vamos a comer con los demás -dijo Catherine levantándose de la banca donde había estado sentada-. Seguro que vinimos todos para pasarlo bien, no para entristecernos.

Ethan asintió en silencio. Verla reprimir su tristeza de aquella forma le preocupaba, pero no saber qué hacer para animar a su abuela le angustiaba todavía más.

Catherine se sentó junto Rosie, quien charlaba sin parar, de manera entusiasta sobre la llegada de su amigo mexicano; Anabel se limitaba a escucharla, y a reírse cuando alguien hacía notar el exagerado entusiasmo de la chiquilla de 16 años. Quizás más de uno de los presentes también pensaba que Rosie estaba enamorada del tal Joaquín, quien cuando menos le sacaba unos 3 años de diferencia, lo cual no terminaba de hacer feliz al tío Arthur, por las expresiones de su rostro.

-La juventud de hoy está atolondrada -dijo Arthur sentándose frente a la mesa de picnic, al lado de su esposa Rose-. Se la pasan con la naríz metida en el móvil, sólo prestan atención a sus redes sociales y ahí son muy buenos para convivir, pero cuando se trata de salir al mundo real y hacerlo, no tienen ni idea...

Rosie lo miró de manera reprobatoria, como si estuviese haciendo algún puchero, digno de una chiquilla consentida; Helen comenzó a reírse junto con Rose mientras Catherine observaba con atención las reacciones de Ethan y Anabel.

-Bueno, las modas cambian, y como ahora es mucho más fácil llevar el internet con uno... -intervino Thomas en tono conciliatorio.

-Yo creo que es cosa de cada quien -dijo Ethan antes de llevarse una porción de pescado a la boca.

-¡Eso dices porque te gusta ser un inadaptado! -reclamó Rosie, sintiéndose señalada-. No a todos nos gusta vivir aislados en la escuela.

-No a todos nos gusta fingir ser algo que no somos con tal de agradarle a todos, cuando al final de cuentas tus espaldas te destrozan -respondió Ethan en un tono frío-. Prefiero ser un inadaptado, como dices, y tener cerca solo a amigos que me aprecian, a tener toda una corte de gente que no da un centavo por mí.

-Por eso decía Robert que eres un bicho raro... -farfulló Rosie con molestia.

Anabel entornó los ojos con fastidio.

-Ya, ya -intervino Thomas queriendo terminar con la incómoda discusión-. Cada persona es diferente, eso no los hace mejores ni peores personas, solo distintas y ya.

-Creo que ambos fueron demasiado lejos - terció Catherine con evidente enojo-. Ambos dijeron cosas de más al otro y deberían ser lo suficientemente maduros para saberlo, y disculparse.

Ethan miró a su abuela con sorpresa, pocas veces la había visto intervenir en una discusión, y mucho menos con un enojo tan obvio. Asintió en respuesta y añadió:

-Lamento haber dicho cosas que no me correspondían Rosie, igualmente no me constan.

-¡No tengo por qué disculparme contigo! -reclamó indignada-. No fui yo quien empezó a agredirte.

[BL] Una vez en la vidaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ