21. Amelia, yo no puedo más...

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• Para refrescar la memoria de quien lo necesite:
Contexto de la historia: Actualidad. Luisi es jefa de cocina en un hotel. Amelia es actriz, tiene una productora de musicales y actualmente está haciendo un musical titulado como el fic.
En el capítulo anterior: Habían pasado tres meses del accidente en el que Luisita se fracturó el brazo y la clavícula derechos. Luisita está prácticamente recuperada, aunque aún teniendo que hacer rehabilitación.
Ambas están un poco frustradas, sexualmente hablando.

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–Yo te veo bastante bien, pero si el problema es que no puedes usar tu mano, pues chica, yo no soy una mujer lesbiana precisamente, pero hay otras cosas que puedes usar...

–Ay, Miguel, hijo... De verdad, que yo no sé que hago hablando esto contigo.

–Los dos sabemos que necesitas la opinión de un experto.

–Ya, un experto, claro.

–Pues claro, pregúntale a Rocío lo qu...

–Sshh shh, para, por favor. A Rocío no le voy a preguntar nada –dijo haciendo aspavientos para que Miguel no siguiera dándole detalles de su relación con Rocío–. Además, que no es solo que no pueda usar la mano. A parte de que he perdido fuerza, es que ni me puedo apoyar en el brazo mucho rato, ni puedo coger peso... y que, además, podría hacerme daño.

–Yo sigo sin ver el problema, Luisi. Hay tiendas en las que puedes conseguir lo que... te falta, anatómicamente hablando, ya me entiendes... Te pones boca arriba ¡y que ella haga todo el trabajo!

–¡Por dios, Miguel! Mira, yo me voy a ir... Además, a mí no me falta nada, cuidado con ese tipo de comentarios, no vayas a sonar ofensivo.

–Vale, lo siento. Pero a que vas a pasar por una tienda de esas de camino a casa, ¿verdad? –dijo guiñando el ojo y sonriendo.

–Que no, pesado –reiteró–. Además, que sepas que me parecería de mal gusto que nuestra primera vez fuera como tú sugieres. De repente, siento lástima por Rocío.

–Oye, sin faltar, ¿eh? –se quejó Miguel, Luisita rio y se despidió de su amigo, ya que había quedado con Amelia para verse un rato antes de que ésta se fuera a un estreno de una obra de teatro musical co-producida por su compañía.

Cuando Amelia le dijo que tenía que acudir, hablaron sobre si Luisita debía acompañarla ahora que ya habían hecho pública su relación, pero ambas estuvieron de acuerdo en que lo mejor era esperar un poco, especialmente porque a Luisita no le apetecía tener a un montón de gente pendiente de la "novia de Amelia" y que la atosigaran estando aún sin recuperarse del todo.

Luisita llamó a la puerta de Amelia y cuando ésta le abrió, la rubia se quedó paralizada en su sitio mirando a la actriz de arriba abajo.

–Luisita, cariño, ¿qué pasa? –la aludida la escuchó hablar, pero eso no la hizo reaccionar. Amelia llevaba un vestido que Luisita no había visto nunca y que le sentaba de maravilla, además llevaba el pelo recogido de manera elegante, lo que exponía su cuello completamente. La rubia, que sintió la necesidad de besar cada centímetro de piel que tenía expuesto, respiró profundamente antes de pasar y cerrar la puerta tras de sí.

–Amelia, madre mía. Mira que cuando te conocí ibas elegante... Pero no paras de sorprenderme, estás... ¡ugh!

–¿Tan mal? –Amelia frunció el ceño.

–¿Qué dices de mal? ¡Todo lo contrario! –exclamó–. Que es que... es que me voy a tener que ir –Luisita suspiró y se frotó la cara

–¿Cómo te vas a ir, cariño?

SempiternoWhere stories live. Discover now