Ding dong: 49

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—¿A dónde vamos, hyung? —preguntó Jungkook mientras caminaba junto a Taehyung por las transitadas calles del centro de Seúl.

El mayor lo miró y le dedicó una gran sonrisa brillante.

—Es una sorpresa —le dijo guiñándole un ojo.

—¿No me puedes dar aunque sea una pequeña pista?

Taehyung lo pensó por un segundo y después comenzó a negar con la cabeza.

—¿Por qué no? —cuestionó el menor con impaciencia, luciendo como un niño pequeño ante los ojos de su amado —. Estoy comenzando a creer que lo que quieres es secuestrarme —añadió suspirando.

—Já, aunque ese fuera el caso sé que tú no pondrías resistencia alguna —se burló Taehyung y Jungkook simplemente decidió quedarse callado porque sabía que era cierto —. Ya vamos a llegar, así que deja de estar tan ansioso, ¿sí, bonito?

El corazón de Jungkook dio un vuelco y sintió miles de mariposas revolotear en su estómago gracias al sobrenombre cariñoso por el cual lo llamó Tae, además de que era la primera vez que le decía de esa forma y amaba que se lo dijera de manera tan natural, como si tuviera años llamándolo así.

—E-está bien —respondió avergonzado, sus mejillas estaban encendidas y evitaba mirar a su acompañante.

Tae sonrió al verlo tan tímido y estuvo apunto de decirle algo, pero se reservó de hacer algún comentario sobre ello; sabía que el menor moriría de vergüenza y él probablemente recibiría un golpe de su parte.


Caminaron en silencio durante cinco minutos hasta que finalmente llegaron a su destino: un edificio color ladrillo con un letrero en el cual se podía leer  "Rookies" en letras grandes y  plateadas.

—¿Jaulas de bateo? —preguntó Jungkook frunciendo el ceño ligeramente, de todos los lugares posibles no creyó que Taehyung lo llevaría ahí.

—Sí, jaulas de bateo —repitió el mayor asintiendo —. La última vez que hablamos por mensaje me dijiste que tenías tiempo sin venir a jugar a una, así que decidí traerte para que juguemos juntos —añadió con una sonrisa y lo tomó de la mano —. ¿Vamos?

Jungkook, con el corazón latiéndole como loco por segunda vez en el día, asintió y comenzó a caminar junto a la persona que le alegraba la exisitencia. Entraron al edificio y al instante se encontraron con un chico detrás del mostrador, quien se encontraba leyendo una revista sin prestar mucha atención a lo que pasaba a su alrededor.

—Buenas tardes —saludó Taehyung parándose frente al mostrador —. Nos gustaría rentar una jaula.

El chico suspiró por lo bajo mientras cerraba su revista con desgano y cuando elevó la vista y miró a Taehyung se levantó de su asiento dando un brinco al mismo tiempo que esbozaba una enorme sonrisa cargada de coquetería.

—Bienvenidos —dijo pasándose una mano por el cabello —. ¿Serían sólo ustedes dos? —preguntó mirando únicamente a Taehyung.

Jungkook al percatarse de las miradas del empleado se colocó más cerca del mayor y no tan discretamente lo tomo por la cintura, provocando que Tae lo mirara un poco extrañado.

—Sí. Sólo nosotros dos —le dijo cortante, haciendo que el joven lo mirara por primera vez.

—De acuerdo —respondió de la misma forma mirando mal a Jungkook, luego salió del mostrador y le sonrió a Tae —. Por aquí, síganme.

Jungkook, aún sosteniendo la cintura del mayor lo pegó más a su cuerpo en una forma bastante clara de marcar territorio ante el empleado que no dejaba de coquetear con su amado conforme iban avanzando por el recinto.

Ding dong, kiss me.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang