La suerte está echada

912 93 50
                                    

- Arthur?

- S-Sophie...

En qué momento apareció aquí?

- Arthur, qué haces ahí?

Sophie deja caer el paraguas y la bolsa de compras que trae en la mano y se agacha para verme.

- Estás empapado. Qué sucedió? Por qué no estás en casa?

Pienso en una excusa, cualquiera.

- Yo...olvidé mis llaves... y mamá toma unas tabletas para dormir. Es imposible despertarla...

Me da tanta vergüenza tener que admitir lo que me sucedió hoy.

- No puedes quedarte aquí así. Ven conmigo.

Sophie me extiende una mano. Recién ahora me atrevo a mirarla. Se ve preocupada. No quiero molestarla, sé que a penas nos conocemos. Y al mismo tiempo no tengo a dónde más ir.

- Vamos Arthur, te enfermarás. Déjame ayudarte.

Dudo por un instante, pero me doy cuenta de que Sophie no se irá sin mí. Tomo su mano y me ayuda a levantarme. Sin decir una palabra, la sigo hacia su apartamento.

- Gigi!! Estoy en casa!!

Gigi viene corriendo a recibir a su mamá y se sorprende al verme ahí también.

- Arthur!

- Hola Gigi.

- Gigi, ve y tráeme una toalla. Rápido!!- dice Sophie y me guía hacia el sillón.

Gigi regresa corriendo con una toalla y Sophie la acomoda alrededor de mis hombros, ayudándome a secar mi cabello.

- Necesitas ropa seca. Déjame ver qué puedo encontrar.

- No hace falta. Yo...tengo mi ropa de trabajo aquí, creo que no se mojó.

Abro el bolso y compruebo que en efecto mis cosas están secas.

- Genial. Vamos, Gigi. Dejemos que Arthur se cambie.

Me dejan solo por un momento. Es un alivio quitarme las prendas empapadas de encima. Me da mucha vergüenza que Sophie me vaya a ver con mi pantalón de payaso, corto, ancho y cubierto de parches. Cuando trabajo y me convierto en Carnival, el payaso, no me importa. Se supone que el atuendo tiene que ser un tanto ridículo. Pero no quiero ser Carnival delante de Sophie. Sin embargo, no tengo otra opción. Me quito los zapatos y me pongo el pantalón. Debo quedarme descalzo porque no tengo otro par de calcetines. Tomo la camisa de payaso que tiene pequeños puntos rojos y verdes y paso mis brazos por las mangas. En eso regresa Sophie.

- Arthur, necesitas un par de-

Se queda paralizada al verme y se cubre la boca con una mano.

- Arthur qué te pasó?!

Por un instante me quedo confundido. Y entonces me doy cuenta que está mirando mi torso aún descubierto, su mirada fija en las marcas moradas y verdes que cubren mi piel, en las pequeñas heridas que aún no han terminado de sanar y en mis costillas sobresalientes y mi estómago hundido. Al ver su expresión aterrorizada, cubro mi cuerpo con mis brazos, tratando de esconderlo de su vista y agacho la mirada. No quería que me viera así. Me mortifica la vergüenza. Cómo querría alguien ver algo tan espantoso? Como podría una mujer tan hermosa querer acercarse a un hombre tan maltratado?

Pero Sophie sí se acerca...y pone una mano sobre mi hombro.

- Déjame verte.

Me habla con suavidad, a penas un susurro. Sus manos toman mis muñecas delicadamente y separan mis brazos de mi cuerpo, dejándolo a la vista nuevamente.

Sonríe y pon tu mejor caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora