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Bakugou miraba con molestia como el pecoso hablaba de forma totalmente calma con el bicolor, riendo de forma suave con los comentarios que le decía el hombre a su esposo. Desde hace unas horas se habían quedado los tres, ya que desde el momento en que Izuku se había sentido mejor, Natsuo dijo que debía seguir trabajando y Shouto dijo que se quedaría por el bien de Midoriya, ya que aparentemente era al hombre que podía reconocer. 

- ¿tú no trabajas, o algo así? -dijo el rubio mientras se inclinaba en su asiento y miraba como el rizado le miraba, haciendo un pequeño puchero. Todoroki bufó suavemente y asintió con su cabeza, levantándose suavemente del asiento junto al peliverde para así sonreírle.

- lo hago, soy yo el que limpia tu mierda en los turnos nocturnos -aseguró el segundo héroe más popular, mientras le sonreía de forma lasciva. Una molestia incontrolable se desató en el pecho de Katsuki al ver como su mayor enemigo dejaba un pequeño beso en la frente del pecoso, murmurándole que volvería a verlo pronto. 

- claro, porque nunca haces nada -gruñó mientras se levantaba y caminaba a la puerta, abriendo esa mientras le miraba de forma amenazante- vete ya -dijo, sintiendo la rabia que le hacía temblar la respiración. 

Recordaba cuando fue la última vez que se había agarrado a golpes con Todoroki Shouto, y eso había sido solo tres meses antes de que Bakugou se casara con Izuku. Se giró y vio como el pecoso le miraba de forma inocente desde el sillón, ladeando su cabeza.

- ¿Estás enojado? -le dijo Izuku en un tono muy suave, observándolo con rostro de cachorro. Bakugou suspiró de forma pesada antes de negar con su cabeza dulcemente, sonriéndote.

- ¿quieres comer katsudon, amor? -dijo con una mueca que solo Izuku podía identificar como sonrisa. Vio como el peliverde le miró con una sonrisa iluminada antes de levantarse y asentir con su cabeza de forma afirmativa, siendo efusivo para su condición.

Casi 10 minutos después, estaban sentados en mesa de su hogar. Mientras que Izuku estaba entretenido comiendo su segundo tazón de sopa, Katsuki estaba a su lado, mirándolo de forma tranquila.

- ¿quieres hacer algo después? -dijo el rubio mientras se estiraba y peinaba un poco los ahora muy cortos rizos, haciendo así que se distrajera y le mirara con una sonrisa- te puedo llevar a un lugar al que íbamos seguido -aseguró.

- ¿crees que alguna vez recuerde todo? -le murmuró el pecoso, dejado a un costado los palillos de metal, mirándolo de forma fija.

- no lo se, Deku, tal vez -dijo en un suave murmuro, antes de estirarse y dejar un suave beso en su frente, dejando que comiera luego.

Midoriya Izuku veía como Bakugou comía en silencio, pensando seguramente como él. Sentía incertidumbre sobre él, sobre como había sido partícipe en su vida todo ese tiempo y no era capaz de recordarlo. Recordaba la conversación que tuvo con Todoroki Natsuo hace unas horas, cuando estaban solos en el baño. 

- de verdad no logro recordarlo -susurró de forma angustiosa mientras volvía a su posición normal y el albino mojaba suavemente su nuca, haciéndolo sentir más fresco y levemente menos tenso- hay mucha gente que asegura que he estado con él toda mi vida, hay fotografías, incluso me hizo un libro, pero tengo miedo -aseguró antes de mirarlo, viendo como el médico solo era capaz de apretar sus labios levemente angustiado. 

- date tiempo, Izuku, puede que llegues a recordarlo -le dijo antes de sonreírle de forma dulce, frotando aún la toalla sobre su cuello y secándola con las partes no humedecidas. 

Luego de comer permanecieron en silencio, sensación que los incomodaba  ambos. Sin embargo, permanecieron así cerca de un cuarto de hora, ya que mientras que Bakugou se texteaba con su asistente para ver los días de ausencia que tendría para cuidar de Izuku, el peliverde se encontraba en el sillón contiguo, revisando un álbum de fotos de ambos, observando como este iba en orden cronológico. 

Recordaba esa época casi a la perfección, como había sido su infancia con su madre, la deprimente época de su escuela secundaria debido a la ausencia de su singularidad y como las suyas habían sido obtenida mediante All Might, todos los años que tuvo en UA y los amigos que hizo allí. Recordaba todos los momentos vividos con cada uno, incluso esbozaba pequeñas sonrisas.

- recuerdo esto -señaló antes de levantarse con el álbum en manos, caminando hacia el sillón donde se encontraba el rubio observándole- esto fue en último año, fue en las últimas semanas, los padres hicieron visitas a los dormitorios -dijo con una sonrisa dulce mientras se sentaba a su lado en posición india, colocando el libro en el regazo del contrario antes de señalar la foto con su dedo índice- ese era mi cuarto -dijo orgulloso mientras recordaba el momento. Eran él y su madre en la habitación tapizada en artículos de All Might, ambos se encontraban parados en medio del lugar, sonrientes- amaba esa camiseta, decía "camiseta para el cuarto", fue una estupidez cuando yo misma la escribí -dijo risueño, mientras alzaba su vista al rubio, quien asintió suavemente con su cabeza. 

- ese día fue la primera vez que lo hicimos -dijo risueño, antes de textear un último mensaje a su asistente y bloqueó su teléfono al mismo momento que el pecoso se atragantaba con su saliva, tosiendo un poco- aunque fue el sexo más deprimente que hemos tenido ambos, eso lo acordamos -dijo con una sonrisa suave, recargándose en el sillón.

- ¿e-en serio? -murmuró mientras se ruborizaba levemente, tosiendo suavemente aún- ¿o sea, tú y yo... uhm, hemos...

- sí, desde ese entonces, ese fue en nuestro último año, pero no éramos pareja porque tú no lo querías así -dijo antes de reírse un poco al ver lo impactado que se encontraba- es curioso, porque tú si te habías declarado gay, y habías estado con alguien más en la escuela aunque nunca nadie supo quien, en cambio, yo no -dijo el rubio antes de que el oji esmeralda le mirara de forma fija. 

- ¿entonces eres bisexual? -dijo mientras alzaba una ceja, ladeando su cabeza cuando el hombre con el que estaba casado negó con su cabeza, apretando suavemente sus labios. 

- siempre me gustaste tú, desde que tengo memoria me gustas -murmuró suavemente- aunque creo que me costó un poco aceptarlo sino hasta el segundo año de preparatoria, todo el mundo parecía darse cuenta de que me gustabas menos tú -dijo risueño, apoyando su codo en el respaldo del sillón para luego apoyar su mentón en su puño- lo que más se decía en los pasillos y en los dormitorios era que a Bakugou le gustaba Midoriya -murmuró suavemente. 

A Bakugou le gusta MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora