Capítulo 23

2.3K 190 31
                                    

Samantha:

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Samantha:

Nada de lo que hoy por la noche a ocurrido, se equipara con mis días y noches anteriores. Apenas abrí la puerta de mi habitación, tiré mis zapatos al suelo y mi bolso lo lancé a la cama. Toqué mis mejillas y estás ardían de calor. Acaba de ocurrir algo tan intenso y pasional. Será el alcohol que he bebido, porque aun no tendiendo como he perdido el juicio tan fácilmente. Me apoyé sobre la puerta saboreando mis labios, para intentar recordar el sabor a menta que se siente en su boca. Es imposible que esto estuviera ocurriendo en tan poco tiempo, nosotros tenemos historia, pero es muy difícil hablar de ello cuando mis sentidos me dan la espalda y me hacen caer en su arrecife. Tomé un bocado de aire y traté de controlar una respiración que ha hecho de todo conmigo. Las palabras de Charlotte resonaron como ecos entre las paredes. Primero necesito aclarar todo para no caer de nuevo y decepcionarme en el tropiezo.

Saqué un pequeño suspiro y noté lo desordenado que quedó mi cuarto. Tomé una toalla de mi closet y fui al baño para limpiar las gotas de sudor por el baile. Encendí la regadera, me deshice del vestido y vi mi cuerpo con una nostalgia de haber querido ver una enorme panza formada ahí debajo. Mi bebé me levantó de la tristeza, me dio una fuerza innata, pero hubiera deseado estar embarazada. Sentir sus pequeños bracitos enredándose sobre mi cuello y que su padre lo amara con locura, que pudiéramos forma una familia. Hubiera sido una hermosa vida, pero como todo sueño, termina por envolverte en la realidad.

La ducha estuvo exquisita y a pesar de querer estar media hora sobre el agua, solo me di una ducha que apenas duró diez minutos, en estos momentos cuando el agua es tan escasa, es necesario cuidarla. Me enredé la toalla en por encima de mis pechos y caminé en todo ese desierto de pasillo, viendo el principio de este dónde la luz de la cocina estaba apagada. Llegué a mi cuarto a oscuras y me deshice de la toalla y entre las sombras busqué mi pijama en uno de los últimos cajones. Lo encontré y lo tomé por instinto solamente. Me lo puse con tranquilidad y cuando me dispuse a dormirme, encendí la lámpara de noche y pegué un brinco hacia atrás, el corazón se me aceleró. Pensé que se iría, no que estuviera acá.

—No pensé... —Mis palabras quedaron suspendidas en el aire.

—Tú me invitaste, sirena —Confesó lo obvio.

—Pero llegaste tarde... —Una sonrisa socarrona se formó en esos deliciosos labios—. Sabes que no podemos avanzar de esta manera, la primera vez que sucedió no terminó como esperábamos. Tenemos que hablar primero, ¿lo sabes?

—Siempre lo he sabido, sirena —Se sentó sobre mi cama y yo me senté a su lado, rozando nuestros cuerpos—. Ha pasado bastante tiempo desde que no perdemos el control.

Me quedé muda, escuchando ese comentario.

—¿Por qué regresaste? Dímelo con sinceridad —Murmuré en un susurro apenas admisible—. No quiero avanzar hasta saber que sucederá con nosotros, no esta vez.

No respondió en unos largos minutos, se levantó de mi cama y me guiñó un ojo.

—¿Mañana tienes libre? —Abrí la boca para responder, pero aquella sonrisa tan deliciosa me aturdió por segundos.

No culpes al deseo (disponible solo hasta el 18 de Marzo)Where stories live. Discover now