🌸𝐧𝐢ñ𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐦𝐢𝐥𝐥ó𝐧 𝐝𝐞 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬🌸 [Aristemo]

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El ambiente era demasiado tenso, e incluso deprimente, dos chicos,uno de cabello castaño,y el otro de cabello rizado, se encontraban en una discusión debido a los celos del último mencionado.
La situación era la siguiente. En su universidad, Cuahutémoc fue el elegido por la profesora Elsa para darle el recorrido a un chico de nuevo ingreso llamado Fabián, todo transcurrió normal hasta que en pleno recorrido, Fabián tomó la cintura del contrario,cosa que logró ver Aristóteles. Por el enojo, el rizado salió con prisa del lugar,sin poder ver la reacción de su ahora prometido. El castaño lo miró mal,y lo apartó,le pidió que no hiciera eso y siguió con el recorrido,sin poder evitar la mirada perversa de Fabián hacia una parte específica de su cuerpo.

El resto del día,Aris estuvo prácticamente ignorando a Temo,hasta que llegaron a su departamento. Y comenzaron a discutir.

El castaño ya tenía lágrimas corriendo por sus ojos,que ahora se encontraban apagados y sin su brillo característico.

-¡Es que me duele que no confíes en mí, Aristóteles! - dijo el menor alzando la voz y mirando de manera dolida al chico rizado que tenía en frente.

-¡Pero te estaba tocando, Cuahutémoc! - Ari se mantenía firme en su opinión, aún creía que  Temo no se había soltado del agarre de Fabián.

-No viste lo demás ¿No? - preguntó el chico de cabello castaño mientras se limpiaba las lágrimas.

-¿Había más? - preguntó con molestia el rizado.

- Supongo que no viste cuando lo aparté,ni cuando le pedí que no hiciera eso... - mencionó el castaño en un tono de voz un poco más bajo del normal. El contrario negó lentamente. Temo sonrió falsa y tristemente mientras se dirigía a pasos rápidos a su habitación.

Aristóteles se quedó estático en su lugar,y al instante se arrepintió de todo lo que le había dicho a Temo.

Mientras tanto, Cuahutémoc ya se encontraba hecho bolita entre las sábanas. Le había puesto seguro a la puerta para poder asegurarse de que Aristóteles no entraría.
Soltaba leves sollozos, sabía muy bien que él no tuvo la culpa de nada,pero tampoco se sentía bien discutiendo con Aristóteles.

Por otro lado, Aristóteles estaba sentado en el sillón de la sala,lamentándose profundamente de ser tan celoso con su prometido. Sabía que los celos no eran sanos para nadie,sin embargo,no podía evitar pensar que su chico era muy atractivo y cualquier otra persona podría echarle un ojo.
Se le ocurrió una idea de repente, entonces,se dirigió con cierta velocidad a traer un cuaderno junto a una pluma que había dejado en la mesa de la cocina. Para su suerte, su teclado estaba en el mismo lugar; y comenzó a escribir.

Las palabras iban, poco a poco,llenando la hoja,todo salía del corazón de Aristóteles,por eso no fue muy tardado poder terminar de componer aquella canción para Cuahutémoc.

Sin embargo,ya era bastante tarde, así que se resignó a tener que dormir en la habitación que antes compartían Diego y Carlota.

A la mañana siguiente,Ari,con pasos temerosos se acercó a la puerta de aquella habitación que compartían. Al darse cuenta que Temo no abriría,se sentó en el suelo apoyándose en la pared dejando el teclado en sus piernas.  Comenzó a tocar las primeras notas y empezó a cantar.

- No te enojes, niño,ven aquí... Sé que anoche yo no estuve bien, pero te amo demasiado. Entiéndeme... - Temo había despertado hace unos minutos,sin embargo,era sábado por lo que no había salido de la cama. Y al escuchar la melodiosa voz del rizado del otro lado de la puerta se incorporó en la cama. - Yo te quiero sólo para mí... Dije tonterías,ya lo sé... Fueron celos,fue el amor, perdóname...

Temo,con lentitud,se acercó a la puerta para poder sentarse en el suelo y recargarse en ella, y así poder escuchar la canción más de cerca.

- No... Mi amor... No quiero verte así... - A Aristóteles realmente le había dolido tener que ver la carita triste y decepcionada que puso el castaño,no pudo dormir tranquilo pensando que su niño se había dormido llorando. - Mírame... sonríe para mí

Temo sonrió levemente,estaba sorprendido, pues su chico le había escrito una canción sólo para pedirle perdón. ¿Qué más podría esperar de Ari?

- Ven, ven,ven. Mi niño, ven aquí. Ten,ten,ten,mis besos para ti. Ya no llores,niño de un millón de flores...

Temo ahora estaba soltando una que otra lágrima porque no podía creer todas esas palabras bonitas que Ari le estaba dedicando.

- Ven,ven,ven, ¡Te quiero hacer feliz! Ten,ten,ten, mis sueños junto a ti. Sin temores... Niño de un millón de flores.

Ari estaba un poco preocupado pues Temo aún no había salido de la habitación y estaba comenzando a pensar que no le gustó la canción.

- ¿Cómo cabe tanta perfección en tu cuerpo y en tu corazón?.. ¿Cómo puedes provocarme tanto amor?..

Temo ya no resistió otro segundo más,por lo que se paró del suelo y le quitó el seguro a la puerta para después salir por esta.

- Sólo tú me haces sentir así... Mírame... Sonríe para mí. - Ari,al ver a su bonito castaño salir de la habitación sonrió inmensamente,mientras veía como se sentaba a su lado. - Ven, ven,ven. Mi niño, ven aquí. Ten,ten,ten,mis besos para ti. Ya no llores,niño de un millón de flores... Ven,ven,ven, ¡Te quiero hacer feliz! Ten,ten,ten, mis sueños junto a ti. Sin temores... Niño de un millón de flores.Ven, ven,ven. Mi niño, ven aquí. Ten,ten,ten,mis besos para ti. Ya no llores,niño de un millón de flores...

Ambos mantenían sus miradas conectadas junto a una sonrisa y sus ojos brillosos.

- ¡Somos tú y yo,por siempre amor! Ya no llores, niño de un millón de flores~> ¡Niño de un millón~! Niño de un millón ¡De flores! ¡Niño de un millón~! De flores. ¡De flores! Niño de un millón. ¡De flores~! De flores. Niño de un millón de flores.

El rizado terminó de cantar; tomó su teclado y lo dejó a un lado. Al ver Temo que no dañaría el teclado,se abalanzó hacia su chico abrazándolo,ocultando su cabeza en el cuello del contrario. Ari lo abrazó de la cintura para evitar que ambos cayeran o algo así.

-Ay, Tahi. -fue lo único que logró pronunciar Temo mientras ya se encontraba más calmado y sólo una que otra lágrima traviesa bajaba por sus mejillas.

-¿Te gustó,mi amor? - preguntó Ari esperando impascientemente la respuesta de su bonito.

- Hasta la pregunta ofende,Ari. ¡Me encantó,amor! - mencionó el castaño sacando su cabeza de su pequeño escondite. La sonrisa de ambos eran bastante grandes,eso hacia que se les achicaran los ojos.

Ari relajó un poco sus facciones mientras en sus ojos se mostraba el arrepentimiento de nueva cuenta.

- Mi amor,mi Tahi. ¿Me perdonas,por favor? Sé que cometí un error,me comporté como un completo idiota, perdóname por ser tan celoso contigo, Tahi. Te amo tanto y por eso tengo tanto miedo de perderte. Sé que los celos no son buenos ,por eso te prometo que voy a mejorar en ese ámbito. Quiero ser un buen esposo,en un futuro,para tí,mi Temo. ¿Perdóname, sí? - Aristóteles en verdad estaba arrepentido;una que otra pequeña lágrima que salía de sus ojos demostraba la verdad en sus palabras.

- Claro que sí,mi amor. Yo también tengo miedo de perderte,sin embargo, confío en tí. Y sé que tú confías en mí. - el contrario asintió- Te amo,Tahi,no lo olvides.

- Nunca. También te amo,Tahi. - Temo sonrió y se acercó al rostro del rizado y lo besó dulcemente. -  Hasta el infinito,mi Niño de un millón de flores.

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Bueno,pues había estado muy inactiva en esta fic,pero aquí estoy de vuelta,bien agarrada del submarino Emiliasco.
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¡Nos vemos en la siguiente actualización!

Pd: Ya estoy de vacaciones,espero poder actualizar más seguido. El problema es que no tengo internet en mi casa,pero me acaban de hacer una recarga,so... si podré actualizar ;D

One Shots Aristemo - EmiliacoWhere stories live. Discover now