El secreto de Marrowbone (2017)

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El secreto de Marrowbone (2017)

-¿Por qué Caleb no viene a esta clase? Se supone que es de los dos últimos años- me quejé- podría haberme ido con él.

-Porque le gusta saltarse esta, pero a ti no te conviene- me regañó Gara.

-Además es mejor estar aquí, si hay suerte los chicos sudan mucho y se quitan la camiseta- Kenny mueve las cejas sugerentemente mientras Gara le da un golpe amistoso.

-Hombres, siempre pensando con la polla.

Le di mentalmente la razón.

-Mujeres pensando con las tetas- dijo indignado.

Gara se echó a reír.

-¿No has oído el dicho?- le guiñé un ojo- tiran más dos tetas que dos carretas.

Kenny se puso rojo.

-Sois diabólicas.

Chocamos las palmas.

-Se llama solidaridad femenina- dijo Gara colocándose en medio del gimnasio para comenzar con los calentamientos.

La seguí y me coloqué a su lado.

Nathaniel ya se encontraba entre los presentes calentando junto a sus compañeros de equipo. Todos parecían perfectamente sincronizados, no me sorprendía que hubieran ganado tantas veces el estatal.

-Se te va a caer la baba- comentó Gara.

Rodé los ojos.

-Por favor, no son mi tipo. Demasiado mimados.

En realidad mi tipo eran los gilipollas, algo en lo que Nathaniel encajaba a la perfección. Había tenido dos novios antes de que mi madre enfermara y cada cual más imbécil. Mi gusto para los tíos era pésimo por ello decidí centrarme en Annie.

Pero eso no significaba que no tuviera ojos.

Kenny habló detrás de nosotras.

-Pues sí que son el mío, más para mí.

-Querido, lo que pasa en tu caso es que no son de tu acera- sonrió divertida.

Pronto el entrenador, un hombre que estaba en peligro de que le reventaran las arterias de la grasa que tenía, nos mandó a dar vueltas por la cancha.

En un principio fui despacio junto a Kenny y Gara, enseguida el primero se cansó y fue a sentarse lo que supuse que se traducía en una mala nota. Gara y yo hablamos un rato, pero ella también terminó por cansarse dejándome con otras diez personas en la cancha.

Como estaba sola aceleré el ritmo y me coloqué con los que encabezaban el trote, los deportistas. Que me miraron asombrados.

Yo estaba en forma.

No iba al gimnasio ni nada de eso, pero bailaba y mucho. No solo en el club, también en casa. Siempre estaba aprendiendo estilos y pasos nuevos. Así que además del ejercicio que hacía todas las noches, estaba mis constantes prácticas.

Aceleré el paso y me coloqué junto a Nathaniel, quien parecía el más impresionado, le guiñé un ojo descarada y le adelanté.

No parecía gustarle.

Pronto me cogió y me adelantó. Eso no iba a quedar así. En definitiva durante lo siguiente siete minutos nos dedicábamos a pasar al otro y hacerle un gesto de burla. Lo que desembocó en que acabáramos cansados y abandonando mientras los otros deportistas se reían de nuestro duelo idiota.

Atracción FatalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora