Mr. Jealousy (1997)

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Mr. Jealousy (1997)

Un consejo, no vayáis con resaca al instituto. No mola nada. Todo el mundo se empeña en ser ruidoso para que tu día fuese más miserable aún.

Puede que mi mal humor también se daba a que Sean se había ido, tenía clases hoy en la universidad. Esta mañana casi le lloro encima. Incluso Nathaniel abandonó su máscara y se mostró triste por la partida de su hermano.

Me acosté en la mesa mientras el profesor de inglés salía del aula para intentar buscar unos libros que se había dejado en la biblioteca. Esperaba sinceramente que no los encontrara. Necesita urgente una buena siesta, y una aspirina. No necesitaba que fuera en ese orden.

-Pareces un muerto viviente- comentó Gara.

Abrí un ojo.

-Muchas gracias por el cumplido.

-¿Anoche saliste?

-¿Tanto se nota?

Cogió su mochila, después de revolver un poco sacó una aspirina y una botella de agua. En cuanto lo vi me puse recta y me tomé la maldita pastilla con el agua.

-Te debo la vida.

Se rió.

-Me ha pasado, así que siempre vengo preparada- me miró durante unos segundos- espero que esa resaca valga la pena.

Estuve meditándolo. ¿Valía la pena?

-No voy a beber más- dije convencida.

No recordaba lo fatal que sentaba la resaca, ¿y aún así volvía emborracharme? Mi yo de catorce años era masoquista. Bueno también, que quede claro, a esa edad aguantaba mucho más que ahora.

Estaba desentrenada.

-Todos decimos lo mismo y luego volvemos a pecar- me acarició la cabeza- está en nuestros genes.

Rodé lo ojos.

-En los míos no. Llevaba años sin emborracharme, dios.

Gara aplaudió.

-Entonces hay que celebrar que por fin has acabado la época de sequía- le lancé una mirada envenenada- era broma mujer. Aunque ¿cómo pudiste aguantar tanto?

Me encogí de hombros.

-Tenía que cuidar a Annie por el día y trabajaba por la noche. No me daba tiempo a nada.

Gara se me quedó mirando.

-¿Cuidabas sola a tu hermana?- asentí- ¿y tu padre?

No nombró a mamá porque hace unas semanas les dije que murió de cáncer. Le agradecí el detalle.

-Muerto, tampoco es que me importara. No lo conocí.

-Joder, lo siento mucho.

Hice un gesto para quitarle importancia.

-Ya da igual. Ahora todo está okay. Un tipo nos encontró y se ofreció a hacerse cargo de nosotras hasta que cumpliera dieciocho.

Gara sonrió.

-No hay mal que por bien no venga.

-Amén.

Después de un rato nuestra clase decidió hacer una fuga colectiva porque no veía la profesora. Gara y yo nos encogimos de hombros y les seguimos.

¡Viva el poder de la fuga colectiva!

Nada más salir de clase fuimos directas al comedor a ocupar nuestra mesa de siempre. Estuvimos hablando durante unos minutos hasta que Kenny apareció, y por una vez no le veía asustado sino asombrando.

Atracción FatalOnde histórias criam vida. Descubra agora