Atracción Fatal

Desmadre a la americana (1978)

Desmadre a la americana (1978)

-¿Estás visible?- me preguntó Sean, aunque para nada lo hacía porque ya había abierto la puerta y estaba en mi habitación.

-¿Para qué preguntas si ya estás dentro?- dije mientras me daba el último toque a mi pintalabios.

Silbó.

-Estás preciosa.

Sean se iba al día siguiente así que había decidido que teníamos que salir de fiesta para despedirnos de él. Lo que causó el enfado de Dereck pero Sean le hizo creer que era bueno para fortalecer lazos fraternales. Así que iba a salir a una discoteca, la cual estaba en la otra punta de la ciudad, con mis dos hermanos adoptivos.

El desastre estaba asegurado.

-Tengo que revisar a Annie- comenté- ahora vuelvo.

Annalise estaba dormida en su habitación, justo como la había dejado media hora antes. No me gustaba salir de noche, me recordaba a cuando la dejaba sola bajo la vigilancia de nuestra atenta vecina. Menos mal que Dereck andaba por aquí.

Sean me cogió del brazo y me arrastró abajo.

-Es la tercera vez que la revisas, por una noche no te vas a morir- me tocó la nariz.

-Pero ya me fui una noche hace...

Me cortó.

-Tienes que vivir la vida Emily, solo se es joven una vez. Te lo dice tu gurú.

-No me jodas que has vuelto con el rollo espiritual- dijo Nathaniel bajando las escaleras, como siempre estaba para comérselo.

-No blasfemes- Sean le dio un pescozón amistoso.

-¿Mi gurú?

-Tu guía espiritual- dijo Sean todo convencido- con mi ayuda podrás volar libre.

-Creo que Sean ha empezado la fiesta sin nosotros.

No pude evitar reírme. Nathaniel tenía razón, parecía que se había tomado dos copas de más.

Nos fulminó con la mirada.

-Creo que os prefiero peleando.

-No te preocupes, la tregua no durará mucho tiempo- comenté siguiéndole- nunca lo hace.

-Sino fueras tan insoportable...

Me giré para encararle.

-Ni tú tan imbécil.

-Lo retiro- declaró Sean- quiero amor para todo el mundo- nos colocó sus brazos sobre nuestros hombros- ya veréis como una noche de fiesta hace que mañana seáis inseparables.

¿Mezclar el alcohol con mi atracción atómica por su hermano?

Mal asunto.

-Yo no pienso beber- dije- voy a estar sobria, alguien tiene que conducir.

-No tienes carnet- comentó Nathaniel.

-¿Y vas a ser tú quién no se emborrache?

Sean frunció el ceño.

-Pero...

-¡Vamos al coche!- exclamó Nathaniel llevándose a Sean con él.

Me di prisa para seguirlos, con la suerte que tenía seguro que si no aparecía rápido ese energúmeno me dejaba aquí. No era que me pareciera una mala idea pero ya que me había arreglado al menos quería ir. Y bailar, necesitaba urgentemente bailar.