Capitulo 2

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"Un diamante que nunca ha brillado"

- ¿No dirás nada? - Robert hablaba molesto al ver cómo la chica miraba sin expresión alguna el techo sobre ambos. El hombre cansado de la actitud "arrogante" según él de Alma comenzó a golpear su rostro con fuerza.

Alma respiraba y recibía los golpes sin quiera defenderse, no había necesidad de hacerlo, ahora para qué querría estar a salvo.

"...mátalo..."

Esa voz volvía a aparecer en su cabeza, pero ella alejaba esos pensamientos, era imposible. Robert la superaba el doble en estatura y cree que hasta el triple en peso corporal.

"...¿Dejaras que vuelva a tocarte?..."

Esa voz parecía insistente, Alma por primera vez la escuchaba no cómo sí fuese el susurro de su conciencia, si no, como sí se tratase de un extraño en su cabeza.

- Yo... - por primera vez Alma hablaba, pero no era con Robert que quería hablar, ella quería responder a esa voz en su cabeza.

El hombre dejó de golpear a la muchacha en el momento justo en que ella abrió su boca, la miró deseoso al escuchar la dulce voz de Alma.

- Oh...Alma... - habló mientras llevaba sus dedos a los labios de la chica - Ha pasado tiempo desde que escuche tu voz por ultima vez... - la joven temblaba ahora con notoriedad, algo en ella había despertado, volvía a sentir y a desear no ser tocada, quería con todas sus fuerzas que Robert parara. La chica empujó al hombre con la poca fuerza que tenía en sus brazos sorprendiéndolo, él la miró sin entender lo que acababa de suceder, era primera vez que Alma se defendía de sus caricias.

- D-Detente... - dijo la chica con lágrimas en sus ojos, Robert que seguía sin creer lo que sucedía dibujó una sonrisa en su rostro.

- No Alma...no - dijo el hombre poniéndose de pie frente a ella - no me malinterpretes por favor, sabes que ésta ha sido siempre nuestra forma de jugar - añadió con una asquerosa sonrisa en su rostro. 

La chica lo miraba con terror en sus ojos, Robert al verse reflejado en esos grandes ojos color miel rojos de tanto llorar sintió una extraña sensación en su pecho.

¿Era culpa lo que estaba experimentando por primera vez?

Robert negó con la cabeza varias veces asustando aún más a Alma por su actitud, el hombre retrocedió unos pasos observando con mayor detención a la chica, la joven que se encontraba tirada en uno de los sillones de la sala de estar, tenía moretones esparcidos por todo su cuerpo, la mayoría de ellos estaban en su rostro. Sangre salía de su labio mientras la joven ahogaba gritos de dolor con ambas manos, bajó la mirada y vio con detalle cómo le había dejado las piernas cerca a su zona íntima por la brusquedad que usó con ella anteriormente. Comenzó a sentir mareos y excesivas ganas de vomitar, llevó su mano a su boca y huyó de la escena corriendo nuevamente a la cocina. 

La chica siguió con la mirada los pasos que Robert daba, lo escuchaba vomitar en la cocina y se puso de pie inmediatamente pretendiendo huir del lugar, obviamente probó con la puerta de entrada, pero ésta estaba cerrada con llave, Alma creía que el hombre cargaba con esa llave y la desechó cómo una opción para poder escapar, luego corrió hacia las ventanas del hogar, pero ambas tenían rejas de protección por fuera impidiendo que su cuerpo lograra salir entre ellas. 

Comenzó a desesperarse al ver que no tenía escapatoria, volvió a mirar el sillón en dónde Robert la violó y vio algo brillar tirado en el suelo en un pequeño rincón, una pequeña sonrisa de esperanza se dibujó en su rostro al ver que eran las llaves de las que se trataba. Corrió hacia ellas y las tomó cómo sí se tratase del tesoro más valioso en el mundo, volvió corriendo a la puerta de entrada y sin problema pudo dar con la llave que pertenecía a la cerradura, sin embargo, mientras la chica giraba la llave para quitarle el seguro a la puerta los pasos pesados de Robert caminaron hacía ella jalándola del cabello y tirándola al suelo, no lo dudó ni dos segundos y el hombre comenzó a golpear a la chica en su cabeza, no podía dejarla ir, no permitiría que esa mancha terminara con su vida, pero sí era necesario hacerlo con la de ella no tendría remordimiento de eso...Alma no lo entendía, era una malagradecida, eso pensaba él. 

Los ojos de la chica comenzaron a sentirse pesados, cada vez sentía más sangre salir de ella y eso ya no le molestaba, poco a poco la imagen sobre ella golpeándola se hacía más oscura, y sí eso no era suficiente él llevó sus manos a su cuello para finalmente estrangularla. 

Alma

Sentía conversaciones lejanas a mi alrededor obligándome a abrir los ojos lentamente, confundida por las personas que veía me puse de pie con dificultad. Sin saber por qué sentía mi cabeza pesada y mi cuello algo caliente. 

- ¡El que sigue! - gritaba una mujer mientras separaba a las personas en dos largas filas, frente a mi una anciana esperaba paciente por su turno.

- Finalmente me tocara, he esperado este momento desde que me detectaron esa maldita enfermedad - dijo mirándome con una sonrisa en su rostro - estoy segura que en el cielo hay espacio suficiente para ambas - añadió volviendo a mirar frente a ella, pues solo dos personas estaban antes que le tocara. 

¿El cielo?, ¿Es real?...¿Estoy muerta?

- ¡El que sigue! - gritó esa mujer, hasta ahora he visto cómo aquellas personas tras sus turnos sonríen felices y desaparecen con pequeños brillos blancos tras de ellos. - ¡El que sigue! - volvió a gritar, la tierna anciana avanzó, pude escuchar que la mujer leía algunos detalles de la vida de la mujer y sonreía para luego decir unas palabras haciendo que la anciana desapareciera con una sonrisa de paz en su rostro.

- Te veo allá pequeña - fue lo último que escuché decir mientras ella se convertía en pequeños brillos dorados. 

- ¡El que sigue! - con temor me acerqué a ella, la mujer sacó una carpeta en dónde podía ver mi nombre escrito en la parte superior de ella, tras leer detenidamente unos segundos dirigió su mirada hacía mi - Tú dedicaste toda tu vida a vender tu cuerpo, el consumo de drogas sumado a pequeños robos que cometiste no son actos que han de ser permitidos en el cielo - sospechaba que aquello ocurriría, pero no pensé que fuese un pecado tan grave como para prohibirme el acceso al cielo, pero sí no iré a el paraíso, ¿dónde terminará mi alma? - Infernus - susurró la mujer, sentí un pequeño temblor bajo mis pies, miré inmediatamente el suelo y pude ver cómo comenzaba a agrietarse el lugar solo en dónde yo estaba de pie, sin poder hacer nada caí y todo mi entorno comenzaba a teñirse de negro, me sentía cómo sí estuviese cayendo en un gran agujero. 



Me da mucha pena escribir esas cosas que Robert le hacía a Alma u.u pero era necesario para la historia♡
Espero les haya gustado ♡♡







~My dear friend~ / Alastor x Tu (TERMINADA)Where stories live. Discover now