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Un amigo me dijo una vez que la nostalgia y yo siempre vamos al mismo lugar, así que advierto: esto puede estar un poco sad...

C A O S
(Cass)

Los reyes murieron en el transcurso de la noche, pero el caos nació apenas el sol se asomó por el horizonte, al amanecer.

Cuando se trataba de la corona las noticias volaban, en especial, cuando se trataban de las malas y esa ocasión, no fue ninguna excepción.

Las calles, antes vacías por el frío, ahora estaban inundadas de gente cuchicheando sobre el destino de la corona, de la familia desconsolada por la tragedia, del nuevo rey. Iban y venían, apresurados, desesperados. Hambrientos, así como lo habían estado desde siempre.

"Es una lástima" decían algunos, "Es un castigo divino, se lo merecían" decían otros.

La noticia le llegó a Cass por el espejo* de su habitación. Ni bien leyó el mensaje, se envolvió en una frazada que apenas le cubrió del frío, corrió al establo y de ahí sacó al primer caballo que encontró para que la llevara -lo más pronto posible- al que había sido el hogar de su hermana y cuñado.

Ni el frío, ni las miradas la detuvieron en el trayecto, no. Estaba tan determinada en llegar. Ocupada pensando en la familia que se estaba desmoronando y en lo irreal que se sentía toda esa situación.

Se reunieron en las puertas del palacio algunas cuantas personas encargadas de difundir la información "correcta" al pueblo, esperando algún comunicado por parte de la familia real. Cuando repararon en Cass trataron por todos los medios posibles hablar con ella, haciendo preguntas que se quedaron sin respuesta al menos por unas horas.

No obtuvieron ni una sola mirada por parte de la castaña.

El latir de su corazón hacía eco en su garganta, su pulso se aceleró y aunque trató de verse lo más calmada posible, lo cierto es que estaba más asustada de lo que jamás lo había estado en toda su vida.

Y entonces, al entrar a la habitación, en la que aún se hallaban los cuerpos de Tomoe y Manami, tomados de las manos -inseparables incluso al morir- su alma casi salió de su cuerpo.

Consciente de que no podría retener las lágrimas ni un segundo más, dio rienda suelta a su llanto, a los sollozos y al dolor, procurando que nadie le escuchara.

El mundo de pronto le pareció tan insignificante, tan injusto y tan aterrador.

[•]
(Hiro)

El silencio lo estaba matando, lo asfixiaba y perturbaba su mente. La culpa no ayudaba en nada.

Los príncipes habían regresado a casa tan tarde que lo que menos querían era hacer ruido para alertar a sus padres de su salida nocturna y se sintieron victoriosos cuando ninguno de sus progenitores los descubrió escabulléndose a su respectiva habitación. No supieron lo felices que eran hasta esa mañana.

Tadashi le había dicho que no era su culpa, había tratado de hacerle entender a Hiro que estuvieran ellos o no ahí, habría sucedido algo malo, o que, inclusive, pudo haber sido peor. Su hermano trataba de ser fuerte (aún con la cara demacrada y las lágrimas apuntó de escapar de sus ojos), y Hiro lo sabía y apreciaba su esfuerzo, pero no lo quería en ese momento.

•IMPERIUM•  [higuel][AU!]Where stories live. Discover now