11: Buenos socios

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Dean

No encuentro mi portafolio. Busco en la entrada, en mi habitación y el último lugar que me queda es el living, camino por el pasillo, en dirección hacia allí, pero me detengo cuando suena el timbre. Me giro otra vez para ir a la puerta y frunzo el ceño al visualizar a Cross, el cual pasa sin mi permiso a mi hogar.

―Hola, mi querido Señor R, no hemos tenido la oportunidad de hablar ―declara tranquilo y avanza por la casa como si fuera propia ―¿Estás solo?

―Sí ―digo a secas.

―Que lástima, quería hablar con tu esposa.

―¿Y qué vas a querer hablar tú con Ellie? ―expreso molesto.

―Calma, yo no soy tu enemigo, quizás no lo sepas, pero yo te ayudé a ser el Señor R.

―No me interesa ese puesto, solo lo tomé porque no me quedo de otra.

Se ríe.

―Cierto, querías escapar de la mafia, pero la verdad es que no se puede salir tan fácilmente, y me necesitas.

―Yo creo que si tú vienes a buscarme es porque en realidad el que requiere de mí eres tú.

―Favor se paga con favor.

Frunzo el ceño.

―No quiero tu favor, mi hermano casi me mata por eso.

―Tranquilo, ya se le pasará ―Vuelve a reír ―. De hecho quiero hablar justamente de él o más bien de su empleado ¿Seguro que estás solo? ―Ladea la cabeza.

―La niñera de mi hija me llamó para llevarla a la plaza y Ellie... ―Hago una pausa sin saber que decir, ya que estoy seguro de que ella me mintió ―Ellie salió a comprar y todavía no ha vuelto, como se ve ―Miro al pasillo ―. No hay nadie.

―Qué lástima, me gustaría incluirla en nuestra conversación ¿Te molesta si reviso? ―pregunta tranquilo ―Podría haber polizones por aquí.

―Ya entraste sin permiso ―Muevo los hombros ―así que, ¿qué más da? ―digo sin importancia y el hombre campante avanza por el pasillo.

―Oh, ¿pero qué tenemos aquí? ―dice y entrecierro los ojos cuando entra al living ―Señorita Divine, qué grata sorpresa, justo la estaba buscando a usted.

Pero yo... la llamé y no había nadie ¿Acaso...? No puede ser ¿En mi propia casa? Debo estar imaginando cosas. Camino a mi cuarto a paso veloz y lo veo ordenado, la cama está armada ¿Estaré delirando? Decido enfrentar a la realidad yendo hasta el living. Solo veo a Ellie y a Cross en el lugar. Miro detenidamente el sitio, despacio y sin prisa, luego observo a mi esposa, está sonrojada, se ve algo avergonzada. No puedo creerlo, tienen que ser imaginaciones mías. Visualizo al mafioso influyente ¿Habrá visto algo? ¿Ocultaría a Jayce Markov? No estoy seguro, es su enemigo y si lo vio, he sido humillado delante él, acaban de destruir toda mi reputación en un instante, es una maldita deshonra que sigo permitiendo. Cada vez me hundo más solo, dejando que ocurra.

Cross me observa y me sonríe.

―A su esposa le gusta limpiar ¿No tienen mucamas para eso? ―me pregunta, pero creo que es una burla.

―¿Limpiar? ―La miro a ella ―¿Qué has limpiado Ellie?

―El mueble ―Responde el morocho ―. Estaba sucio ―agrega.

Miro el tocador al cual antes no le presté mucha atención. Qué asco, no quiero ni pensarlo, en mi propia casa, sobre mis muebles. Cielos, vomitaré.

Reacciona, piensa en otra cosa.

―¿A qué has venido? ―Vuelvo al tema que le compete.

―Ah sí, al parecer esta mañana Lyon entró a unos archivos, parece que Jayce le pidió un favor.

Perversa Oscuridad: Mafiosa [#8]Where stories live. Discover now