Capítulo 43: La batalla por Thor ( Parte III )

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— ¿Puedo pasar?— Preguntó Rhiannon después de dar un par de toques a la puerta de la estancia donde se encontraba Niels.
— Por supuesto, adelante, pasa. — Contestó él desde el otro lado.
—  ¿Puedo sentarme aquí un rato para conversar contigo?  — Preguntó la joven Reina.
— Desde luego, siéntate. —  Le ofreció Niels. —
— Te veo muy abatido. ¿Qué te ocurre?— Inquirió ella, preocupada.
—¡¿Cómo quieres que esté?!Mi padre y los guerreros de Grambelaii y de muchos lugares van a batirse con nuestros enemigos, y yo aquí, prisionero en Angus. Creo que he hecho el ridículo... Yo quise venir para tratar de ayudar, a combatir, a guerrear, a fin de conseguir la victoria, y en vez de eso, me he convertido en una carga para todos. Estoy como si fuera un niño pequeño al que tienen que vigilar y cuidar. — Le dijo con tristeza a la Reina, a la vez que estaba con las manos sobre su rostro, avergonzado, sin siquiera mirar a Rhiannon.
— Mírame... — Dijo la joven Reina al tiempo que le agarraba de las manos y las apartaba con suavidad de su cara con las que se estaba ocultando. — No tienes que sentirte mal. Hiciste lo que creías apropiado y creo que fue muy valiente de tu parte venir hasta aquí. — Trató de animarlo con sus palabras.
—  ¿Cómo crees que me siento yo? — Prosiguió hablando ella — Soy su Reina, su líder, debería estar allí al frente de la batalla. ¡Pasé años siendo entrenada por los dragones! Me siento apta para luchar. Estoy capacitada para ello. Además, es "Mi guerra"... soy la hija legítima del Rey de Ehazur. Debo vengar la muerte de mis padres. Y aquí estoy yo también, encerrada, protegida. — Le contó ella muy contrariada.
— Sí, pero tú eres alguien muy importante para Ehazur y para todos  los reinos aliados, no pueden perderte, eres su única esperanza. Tu tiempo llegará, eres la que traerá la paz, la luz, una nueva era surgirá en tu reinado. — Le dijo Niels con convicción.
— Muchas gracias por tus palabras de aliento. Pero eso no cambia mi situación ni cómo me siento al respecto. Estoy lejos de la batalla y de las personas que me importan y que luchan en mi nombre— Le contestó ella.
— Sí, pero tú eres demasiado valiosa para todos, no podemos perderte...eres...eres... muy valiosa para mi también. — Le confesó Niels reuniendo todo su valor para decir eso y mientras, sentía que se ruborizaba por momentos — Sí, pero yo... ¿De que ha servido? Nadie ha tenido fe en mí— Continuó hablando Niels tratando de desviar rápidamente la atención de la Reina ante esa situación incómoda para él.
— Yo sí,  yo tengo fe en tí... — Le respondió ella y tras eso le dió un beso dulce y fugaz en los labios, tras lo cual se levantó al instante, pues se sintió muy avergonzada de su acto repentino e impulsivo.
— ¡Espera! No te vayas aún. — Le gritó Niels en vano, pues ella abandonó aceleradamente el lugar.
Niels se quedó alucinado, reflexionando en la soledad tras ese acontecimiento mágico para él, mientras se tocaba los labios tratando de inmortalizar ese momento. Ahora sentía que los esfuerzos que había hecho y las penurias y la vergüenza por las que había pasado, después de todo, no habían resultado en vano pues tan solo por ese beso había valido la pena pasar por todo aquello.

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Mientras en el campo de batalla.

El cielo se oscurecía por la presencia de los dragones que lo tapaban,  a los dragones negros que custodiaban Ehazur se unieron cientos de dragones blancos en apoyo de los guerreros que lideraba Aidan.
La batalla era inminente.
De hecho las primeras flechas volando, el sonido de chocar las espadas y las bocanadas de fuego arrojadas por los dragones hicieron pronto acto de presencia. El olor a humo y el calor del fuego empezaron a impregnar el lugar.
Los guerreros que habían venido de Angus y los reinos aliados, avanzaban hacia el interior de las puertas de la entrada del reino de Ehazur, mientras los hombres que lideraba Gare, intentaban resistir la embestida de los miles de combatientes venidos de muchos y lejanos pueblos.

Mientras, el pequeño Thor era puesto a salvo en las dependencias más interiores del castillo. Varios guerreros se quedaron allí con él, por la misma orden del Rey, preparados para defender al pequeño e impedir su captura.
Por otro lado, fuera del castillo, en las calles de Ehazur, convertidas ahora en campo de batalla, caían víctimas de ambos lados de la contienda, pero siendo superiores las de los soldados de Ehazur, que estaban en inferioridad de efectivos. Hasta el mismo Gare, viendo cómo la balanza se inclinaba a favor de los hombres de Aidan y sintiendo que peligraba su propia vida, procedió a huir cobardemente de la batalla y esconderse en el castillo, bajando a los túneles profundos y secretos que se encontraban bajo este.

Dragones Blancos (Completa)Where stories live. Discover now