Capítulo 47: Tristeza

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- ¿Quién eres? ¿Por qué has venido aquí, a la colonia de esclavos de Arbeck?- Inquirió el hombre que administraba la posada, mientras Aidan estaba comiendo un plato caliente de lentejas y algunas verduras.

- Mi nombre es Aidan, y procedo de la lejana ciudad de Angus.

- ¿ Aidan, el famoso guerrero ? - Le contestó perplejo el mesonero. La fama de este se había extendido ampliamente, sobre todo desde que regresaron a sus hogares los soldados aliados, contando sus historias tras la derrota sufrida a manos de los ejércitos de Gare. A pesar de aquello, los hombres consideraban a Aidan como un hombre valiente, un líder carismático.

- Gracias por el cumplido. Pero no me siento así, sobretodo tras haber fracasado en batalla. - Intentó restar importancia a su fama y valía, encontrándose cansado y triste. Parecía casi un fantasma comparado al hombre vigoroso al que todos conocieron.

- Yo no comparto tu opinión, pero... ¿ Qué te trae por aquí? ¿Cómo has venido a parar tan lejos? - Siguió preguntando el hombre con curiosidad.

- He estado recorriendo muchas colonias de esclavos en diversos lugares, pero sin éxito hasta ahora. Estoy buscando a una persona que se marchó de Angus en busca de su madre que fue hecha prisionera muchos años atrás y de la que nunca tuvo más noticias. De hecho la persona que estoy buscando es mi esposa Arianne.

- ¿Arianne? ¿Arianne? - Interrumpió la esposa del mesonero al oír ese nombre pues en ese momento se encontraba limpiando algunas de las mesas del local. - Mi hija se llamaba igual. Vivíamos felices con mi esposo y ella en Ehazur. Pero entonces vinieron los ejércitos del Rey Draco trayendo muerte y desolación, matando a muchos hombres, entre los que se encontraba mi querido esposo, al resto nos llevaron prisioneros. Fui separada de mi niña y traída a este lugar. Mi corazón se desgarro por completo cuando nos aseguraron que habían matado a todos los niños que quedaron atrás. Mi vida perdió todo sentido desde que mataron a mi esposo y a mi hija. - Explicó la mujer a Aidan, con una mezcla de tristeza infinita y odio.

- Yo viví en Ehazur, y le puedo asegurar que nunca hubo ninguna matanza de niños. - Le aseguré para tranquilizarla -Aún están frescas en mi memoria las duras imágenes de la separación de padres e hijos, cuando se llevaron a multitud de hombres y mujeres como esclavos. Yo tuve la gran suerte de que mis padres pudieron esconderse a tiempo y no sufrieron el mismo destino. Desde aquella época me uni mucho a Arianne que había quedado sola, y de la que me acabé enamorando. Luego por las circunstancias de la vida acabamos viviendo en Angus, después de pasar por muchas penurias, lejos de la tiranía de los ejércitos enemigos y su Rey.- Le relató Aidan.

-Pero...¿Acaso será Arianne, mi Arianne? -Empezó a decir y a temblar la mujer, que perdió las fuerzas y se tuvo que sentar en una silla.

- ¿Cuál es su nombre señora? Preguntó Aidan.

- Astrid, para servirle. - Contestó ella.

- ¡Igual que la madre de Arianne según me había dicho ella! - Le respondió él.

Al descubrir ese dato importante, paso a describirle cuidadosamente cómo era Arianne físicamente y dar muchos otros detalles sobre su vida, tras lo cual no le quedó ninguna duda a la mujer que Arianne era su querida hija de la que habían separado a la fuerza.

Ahora el mesonero pasó a contar también cómo había conocido a su esposa en Arbeck. De hecho él de igual manera era un prisionero al que trajeron a este lugar. También era viudo, pero sin hijos. Unidos por circunstancias semejantes de gran dolor, acabaron uniendo sus vidas.

- Por lo que veo la situación de esta colonia de esclavos en particular es mucho mejor que otras que he visitado. - Expresó su impresión Aidan.

- Los primeros años fueron muy duros, pero el yugo de esclavitud se fue aflojando a medida que pasaba el tiempo. La mayoría de los soldados del ejército de Draco, fueron abandonando este lugar en busca de otras conquistas, en otras tierras, y eso hizo más llevadera la situación. Los guardas que quedaron al mando al encontrarse en clara desventaja numérica respecto a nosotros los esclavos, y no queriendo una revuelta, nos empezaron a tratar mejor e incluso nos dejaron montar nuestros propios negocios a algunos de nosotros. Con el tiempo Arbeck que está en un cruce de caminos importantes, se ha convertido en un lugar de paso y de descanso de los viajeros, especialmente de los ejércitos de soldados del Rey.

- ¡ Que maravillosa sorpresa se llevará Arianne cuando sepa que su madre está viva y de que la he encontrado! Aunque ella ahora es la que está en paradero desconocido. -Dijo Aidan con una mezcla de tristeza y alegría.- Cuando la encuentre no duden de que regresaré con ella a este lugar, para que puedan reencontrarse después de tantos años. Me faltan aún un par de colonias de esclavos para visitar y espero encontrarla en alguna de ellas. - Tras esas palabras Aidan dejo varias monedas en la mesa, que superaban por mucho el coste de su consumición y se dispuso a partir, prometiendo nuevamente su regreso al lugar.

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Mientras lejos de Ehazur, Thor se quedó muy impresionado por las palabras del dragón al tiempo que notaba una extraña fuerza y energía dentro de él.

- ¿Quien eres tú y que me has hecho? - Preguntó entre curioso e indignado tras haber sufrido ese inmenso dolor que había causado el calor intenso como de fuego dentro de él, aunque ya se encontraba totalmente recuperado.

- Soy Ragnar, Rey y líder de los dragones negros. Y tú eres a partir de ahora Thor, el magnífico.- Le contestó el dragón sorprendiendo al niño.

- ¿Por qué dices eso? ¿Qué quieres de mí?- Continuó el niño interrogando al gran y tenebroso dragón.

- Tu eres la persona escogida por los dragones negros para ser su líder y un grandioso Rey, cuando tú padre no esté. Tú serás mucho más poderoso que tú padre. He percibido en tu corazón la valentía, el poder y la ambición, a diferencia del cobarde de tu padre, que no se ha atrevido a aplastar por completo a la resistencia enemiga y los dragones blancos. Por eso te he insuflado el poder de la gema del volcán, para que termines lo que él no hizo.

- Yo quiero ser un gran Rey. Estoy entrenando para ser un poderoso guerrero. - Dijo con orgullo.

- Pero no podras conseguirlo pues percibo también algo de debilidad en tu corazón. Hay alguien que tiene el mismo poder que tú, y que intentará derrotarte. - Dijo el dragón y dejando perplejo al niño.

- ¿Quién querrá derrotarme? - Preguntó Thor.

- Aún no estás preparado para saberlo. Antes tienes que crecer, hacerte fuerte, conseguir victorias. Has de convencer a tu padre primero para que reanude las conquistas en muchos pueblos lejanos. Hace tiempo que no salen los ejércitos a pelear, tras la victoria conseguida. Aún así, no acabó con sus enemigos, muchísimos huyeron, y se están haciendo fuertes, están entrenando en sus poblaciones, están fabricando armas poderosas. Mientras Gare está bien protegido en su castillo, pasa el tiempo emborrachandose, haciendo grandes fiestas, juegos y jolgorio, teniendo muchas mujeres a su alrededor para complacer sus instintos. No es el Rey que se merece Ehazur. Hace mucho tiempo que le advertimos, pero pronto se olvidó de ello, ha vuelto a las andadas. - Le contestó Ragnar el dragón.

- Yo seré mejor que mi padre. En todos los lugares me temerán. - Habló con convicción el pequeño.

- Cierto. Contigo volverá la grandeza y el esplendor a Ehazur. No tengo ninguna duda. Ahora debes de regresar a tu hogar. Te llevaré allí. - Así concluyó de hablar el dragón e hizo montar a Thor en su lomo. Ragnar optó por no contarle todo al pequeño. Había muchas cosas que aún Thor no podía saber. No estaba preparado del todo, tenía que desarraigar cualquier atisbo de bondad, de compasión, de pureza y sustituirlo por la ambición, la arrogancia, el poder. El gran dragón confiaba en que se produciría esa transformación poco a poco. De todas maneras todavía era un niño Thor y le quedaba mucho por aprender.

Después de ese episodio, todo volvió a la normalidad en el Reino de Ehazur. Habiendo sido advertido por Ragnar, el niño no contó su experiencia a nadie. Mientras Arianne languidecía de tristeza pues era cada vez menos el tiempo que el jovencito compartía con ella. Solo estaba interesado en entrenar, en adiestrarse como guerrero. La madre de Thor llegó al punto de dudar si todo el esfuerzo que había hecho y todo a lo que había renunciado ella había merecido la pena...

Hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado. Aprecio vuestros votos y comentarios.

Dragones Blancos (Completa)Where stories live. Discover now