Reinicio

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3 meses han pasado desde la extraña aparición de Anneeka, 3 meses de incertidumbre y de paz, hemos estado en completa paz y eso me perturba innegable mente.

Los niños, Henry, los reinos todo parece trabajar estupendamente y Eliza ha vuelto a Francia con la pequeña Charlotte. Su partida después de mi horrorosa ida al hospital fue rápida y como excusa sólo dijo que su bebé debía nacer en España, entendible... sin embargo yo sabía que ella sentía que molestaba en el palacio francés con tantos problemas.

André volvió, luego de la guerra había decidido irse a un "año sabático" en el cual se había tomado... bueno 3 años ya, no sabía que sucedía pero el palacio estaba lleno y vigoroso, se planeaba un baile por el invierno que llegaba, todos parecían felices.

—¿Qué sucede, Marie?— preguntó Henry mientras nos cambiábamos en la habitación

—No me parece muy correcto hacer el baile este año— la melancolía me atacaba, pero parecía ser la única.

—Siento lo mismo, pero es tradición francesa, sólo el año de la guerra no se hizo— explicó— no tenemos que estar ahí— me sugirió, parecía sincero.

—Sólo siento que nadie recuerda por lo que acabamos de pasar— una lágrima traicionera dejo mis ojos.

—Todos lo hacen, sin embargo, no es lo mismo saberlo y recordarlo, que sentirlo— me abrazo, amaba sus abrazos, amaba cada parte de él —Eres muy fuerte Marie y siempre estaré para ti y para lo que necesites de mi.

—¡Hermano! —gritó André escaleras abajo, Henry y yo bajamos en pijamas asustados por el repentino cambio de atmósfera.

—¿Qué sucede? —si hubiéramos tenido un bate de baseball Henry hubiera bajado con el.

—Tus— nos entregó a Luke— hijos— se sacudió las piernas donde las gemelas se abrazaban como koalas— te los regreso

—Te aman— intente excusarlos

—Y yo... pero no tanto— separó a Isabel que aún seguía en la pierna derecha.

Había sido un gran día lleno de aventuras, Eliza cantaba a Charlotte una canción de cuna y esta hacía pequeños soniditos con sus labios y lengua que parecían adorables.

—Es hermosa— le dije, mientras la pequeña cerraba los ojos con sueño.

—Carlos está vuelto loco con ella— admitió— Marie, yo no quiero molestar aquí...

—No lo haces— la interrumpí— me encanta tenerte a mi lado en estos momentos y si no es seguro para ustedes estar en España, Francia las cuida— aseguré.

—Carlos vendrá por mi el día del baile, necesito un chequeo rápido e iremos al médico y Magdalena cuidará a Charlotte mientras no estamos, no causará problemas— me explicó

—Yo también podría cuidarla, mira las gemelas, todas unas niñas de sociedad— reímos ambas, las gemelas eran un desastre

—Seguramente— rió de nuevo— le dire a Magdalena que Charlotte estará contigo pero que te ayude ante cualquier nimiedad— me abrazó una vez que la bebé estaba en su cuna.

—Tranquila El, todo va a solucionarse

—Viniendo de ti después de todo lo que han logrado superar tú y Henry significa todo para mi.

El día del baile llegó, toda la ciudad estaba presente, los patios estaban iluminados y la música sonaba fuerte por doquier, era tarde y el cielo se encontraba nublado, podría llover en cualquier momento y aunque las carpas cubrirían cualquier rastro de lluvia que arruinara la gran fiesta algo de sentía inestable y extraño.

Ever After Where stories live. Discover now