Verdades

790 121 19
                                    

Ya estaba perdiendo la paciencia.

« esto es ridículo, ¿Por que se tarda tanto?»

Aquel chico nunca llegaba tarde, es más, era el primero en estar ahí.

— quizás no venga —. Murmuró para si misma —. Debería irme...

Estaba a punto de irse, cuando lo vio acercarse de una manera extraña. Sin tomarle importancia, lo miro enojada.

— llevo una hora esperando aquí—. Dijo con sus brazos cruzados —. Más te vale que tengas una buena excusa.

— rrrubia, hip, ¿Eres t-tú? —. Habló arrastrando las palabras, la Bourgeois lo miro confundida —. ¡Ah!, ¡Si eres tú!, ¡Te extrañe taaantoo!.

Cayó encima de ella, en un intento de abrazó, la rubia lo sostuvo para que no cayera al suelo, el de mechas azules comenzó a reír a carcajadas.

— dame un abrazo, Bourrgeois, hip —. Dijo, abrazando a la chica de la cintura con fuerza, haciendo que cayeran al suelo.

— ¿Que rayos Luka?, ¿Que demonios te sucede? —. Exclamó irritada, el chico no se le despegaba de encima, conservando su tonta sonrisa.

— ¿Q-que te sssucede a ti?, Hip, ¿Y-ya no me quiewes? —. Contestó en un lloriqueo —. ¡Rubia ya no me quiewe!, ¿P-por que?, ¿Es p-por que soy teñido?.

Siguió balbuceando en el regazo de la rubia, la chica parecía apunto de explotar, ese chico se le había pegado como una pulga a un perro.

— ¿Que es lo que estás diciendo?, ¿Estás borracho o drogado? —. Intento empujar la cabeza del chico en vano.

— hip, un poco, solo un poquito —. Contestó.

— ¿Un poco que?.

El guitarrista no contesto, solo se aferró al pequeño cuerpo de la fémina, cerrando sus ojos con una tonta sonrisa en su rostro.

— eres tan cómoda —. Comentó, la rubia suspiró rendida.

— eres un dolor de cabeza.

— te enloquezco, lo sé —. Se carcajeó.

— ¿Cómo hará tu madre para aguantarte? —. Preguntó más para si misma que para el chico.

— me ama.

Pasaron unos minutos en silencio, hasta que el chico comenzó a sollozar.

— ¿Y ahora por qué lloras? —. Gruño.

— ¿Por que estás triste, rubia?, ¿Quien te hace sentir mal? —. Balbuceó, confundiendo a la chica.

— no te estoy triste, hippie —. Contestó.

— ¡Mentira!, Ma-rinnette me lo dijo. Que estabas triste, ya no quiero verte triste... —. Dijo, mirándola como un niño que no podía evitar llorar cuando alguien más lo hacía.

— Luka, estoy bien —. Le sonrió de manera sincera, aunque el chico en ese estado no le creía ni un comino.

— ¿Yo no te hago feliz? —. Preguntó en un sollozo. La rubia para calmarlo, acariciaba su cabello.

— ¿Me vez triste? —. Aún conservando su sonrisa, este le siguió mirando negando con su cabeza —. Entonces no hagas preguntas ridículas.

El chico escondió su rostro en el regazo de ella, mientras está soltaba algunas risillas por lo tierno que se veía.

— eres tan linda y buena —. Comenzó a balbucear nuevamente —. No entiendo cómo la gente puede odiarte, si eres increíble.

— estoy acostumbrada a que nadie me quiera cerca.

— yo amo estar cerca de ti —. Contestó —. Yo no te odio, Chloe.

Dejo que siguiera hablando, de seguro ya se cansaría y tenía que buscar la forma para poder llevarlo a su hogar, por qué solo se perdería o haría algo tonto.

— ¡Ahí estás desgraciado! —. Escuchó un grito masculino.

— ¡Ahhh!, ¡No dejes que me atrapen! —. Exclamó el peli-negro, levantándose y escondiéndose atrás de ella rápidamente.

— ¡Ven aquí, o llamaré a Juleka! —. Le amenazó, tomándolo del brazo e intentando que entrara en el auto —. Tu madre dijo que te fueras a casa, no a vagar por ahí.

— ¡Sueltáme!, ¡Déjenme ser libre! —. Forcejeaba, haciendo enojar al chico, la rubia se acercó a ayudarlo.

— hippie, comportate, tienes que ir a casa —. Tomo el brazo libre de este, llevándolo a rastras hacia la puerta abierta del copiloto —. Tu madre debe estar preocupada, tienes que irte.

— no quiero volver a casa... —. Mascullo con un puchero.

— si lo haces, te visitaré luego.

— ¿En serio?, Eres tan dulce —. Habló enternecido por las palabras de ella —. Tan amable, por eso te amo tanto, tan linda.

La rubia mordió sus labios, tragándose su carcajada.

— entra al auto de una vez —. Exigió en un gruñido el chico.

— no, quiero hablar con Chloe —. Dijo algo enojado.

— házlo después.

— no, quiero hablarle ahora —. Exclamó en un gruñido el peli-negro, la chica ya harta de la situación, empujó al guitarrista al auto, cerrando la puerta.

— al fin, gracias.

— ¿Cuánto tomó para quedar así? —. Preguntó.

— fondo blanco —. Fue lo único que contesten el chico, subiéndose al auto.

Una vez arrancó, hizo una seña despidiéndose de la rubia, partiendo al hogar del borracho Couffaine. Este saco la cabeza agitando su mano.

— ¡Adiós, Chloe! —. Exclamó con euforia.

Suspiro agotada, fue una tarde bastante agitada.

" yo amo estar cerca de ti, yo no te odio Chloe."

Movió su cabeza quitando esas palabras del chico, nunca le daría alcohol. Nunca.

Can You Queen Again - Lukloe - Miraculous [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora