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*Nota previa: En este capítulo ocurre un no consentimiento doble. No explicito. Si no te agrada, no continues leyendo. Este capitulo no es esencial para entender el resto de la historia.*


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No por primera vez en la última hora Silver chasqueó la lengua con cierta frustración. El celo de Stark casi llegaba a su fin y nada había ocurrido. El alfa Rogers lo había protegido y mantenido estable a cada hora. Ni siquiera había dormido para conseguirlo. En cambio, Iron Man casi no había abierto los ojos. Sin poder examinarlo de cerca, observando desde la sala de control, era imposible saber si tal debilidad era a causa del Capitán, del celo o de que su cuerpo estaba colapsando por las pruebas y manipulaciones a las que lo habían sometido. A pesar del estado del omega, el experimento no había sido un fracaso del todo. Recolectaron información valiosa que les serviría para mejorar el siguiente.


No. No le molestaba el fracaso. Esperaba que sucediera. Un buen científico sabe que un experimento no sale bien a la primera. Que a base de prueba, error y ajustes constantes se iban mejorando hasta llegar a la puesta a prueba idónea. El problema eran sus superiores de Hydra. Ellos no entendían de la delicadeza y la paciencia que se necesitaban para obtener los resultados correctos. Los querían de inmediato. Y tampoco es que los culpara. Llevaban semanas metidos en aquello y a cada día el riesgo de ser encontrados por S.H.I.E.L.D y los Vengadores aumentaba. Sin embargo, sus posibilidades de éxito parecían haberse reducido a sus habilidades por quebrar al omega más terco que jamás haya tenido el placer de poseer. Era todo un desafío que disfrutaría resolver. Si los generales no le estuviesen respirando en el cuello y enseñando sus malolientes colmillos. Volvió a chasquear la lengua. Odiaba que apresuraran sus investigaciones. Eran un arte, no solo ciencia.


Observó la imagen que se mostraba frente a sus ojos. La cual no había variado prácticamente en los últimos días. Otra hora pasó y el alfa finalmente parecía estar cediendo ante el agotamiento. Pronto se desmayaría. Era hora de recolectar los datos y aclarar la situación. Aunque ya había decidido que modificaciones implementaría en la siguiente ronda del experimento, no quería cometer la imprudencia de hacerlo sin una base que respaldara su decisión. Aun así, la manecilla pequeña del reloj casi completó otra vuelta para cuando el poderoso alfa se desplomó contra el suelo de la celda, sacudiendo el sueño del omega quien se despertó desorientado, pero sin poder reaccionar del todo por su frágil estado. Impartió sus órdenes de inmediato. Activaron la ventilación oculta del techo para limpiar el aire y que sus hombres no se vieran afectados por el aroma del celo de Stark. No importaba que prácticamente hubiera finalizado. No iba a correr riesgos.


Minutos más tarde, dos cuerpos médicos ingresaron a la celda. Uno cargó al alfa en una camilla y lo llevaron a otra habitación, en dónde comenzaron a tomarle muestras y a atenderlo de inmediato. Se apresuraron a estabilizar su condición. Estaba débil y deshidratado. Sin embargo, aunque introdujeran alimentos en la celda durante el celo, dudaba que sus ocupantes los hubiesen aprovechado. Aún en su estado de inconsciencia, seguía imponiendo autoridad y poderío. Irradiaba la tensión de una bestia dormida. Era un buen ejemplar, un alfa que se encontraba en la cima de la cadena alimenticia. Todo lo que se esperaba de alguien de su género. Iba a recuperarse, y más pronto de lo que podrían apostar. Así que una vez se aseguró que sus hombres entendían sus órdenes y lo que tenían que hacer con él a partir de ahora, perdió el interés en el rubio y se dirigió hacia la habitación en dónde habían arrastrado al omega. Su verdadero objeto de interés. Su obra en proceso.

Inevitable fortunaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin