Sus ojos

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En sus ojos no había prados del color de la vida,

no había gotas de agua cristalina y pura,

ni mucho menos se reflejaba la plata en ellos.

Si alguna vez podías verlos,

encontrarías dos puertas a un abismo de densa oscuridad.

Y no hablo del tipo de oscuridad que asusta,

sino de aquella a la que le gusta guardar los secretos del universo.

Porque sí, sus ojos eran un completo misterio,

y al mirarlos, uno se volvía valiente y aventurero.

Fuego, lluvia y ceniza ©Where stories live. Discover now