24-¿Qué está pasando?

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Seijun:

Había luz infiltrandose por la ventana de mi cuarto, y está no me dejaba dormir.

Abrí los ojos con dificultad y miré alrededor.

En la cama de al lado estaba durmiendo una pelota de carne, roncando.

Me incorporé y sentí que me apuñalaban con algo en la cabeza. Agarré mi cabeza y me fui arrastrando hacia el baño en el cual llené un gran balde de agua.

Me acerqué a la cama y vacie el balde encima de su ocupante, el cual lanzó un chillido.

-¿Pero que te pasa?—gritó Hiromi sentándose en la cama.

-Esa es la mejor manera de combatir la resaca—le expliqué sonriendo.

-¿Ah sí?—contestó este enfadado.

-Si—conteste—estas empapado—le dije mirándolo.

-Oh no me digas, creía que había hecho pipi en la cama—dijo este intentando separar la ropa que se le pegaba al pecho.

-Pfff, esa también puede ser una opción, ya que sigues siendo un crio—explique viendo como se volvía a enfadar—pero yo lo decía porque te pareces a una papa, ¿lo entiendes? Em-papa-do, eres una papa, jajaja.

-¿Ah sí?—contestó Hiromi reprimiendo una sonrisa. Siempre supe que todos los chistes lo hacían reír.—pues yo me largo. Me voy a duchar.

-Tonto—le dije.

Hiromi se encaminó hacía el baño y cerró la puerta. Yo me volví a acomodar en mi cama y cerré los ojos.

-¿Quién es el tonto ahora?—escuché que Hiromi decía, antes de sentir un montón de agua mojarme.

-Te vas a arrepentir—dije levantándome y atrapandolo antes de que este se escondiese en el baño.

-Pero soy tu tonto ¿No?—preguntó este acercando su cara a la mía

-Alejate tonto—dije empujandolo y pegándole un puñetazo en el brazo.

Ofuico:

Los niños ya habían entrenado. Estaban mejorando, y a una velocidad sorprendente.

Ya eran casi las 6 de la tarde así que estos estaban haciendo lo que querían, en sus cuartos.

-¿Que estás haciendo?—preguntó leo entrando a la cocina.

-Justo iba a preparar la comida—le expliqué—¿Qué quieren comer?

-Yo quiero un poco de Sagi...de sanguijuelas—dijo leo cambiando de opinión.

-¿Sanguijuelas?¿Porque ibas a querer comer sanguijuelas?

-¿Dije sanguijuelas? Quería decir pollo frito—dijo este enrojeciendo y retrocediendo.

-Ok...—dije al tomar algo de pollo de el refrigerador.

De repente la puerta sonó, y escuché a unos pasos bajar.

-Yo abro—dijo Hiromi.

-Yo voy contigo—dijo leo—igual no nos pueden ver—agrego al ver mi cara de curiosidad.

-Creo que yo también voy—dije saliendo de la cocina, atrás suyo.

Hiromi estaba abriendo la puerta, dejando al descubierto a un chico de unos 18 años, pelo marrón y ojos azules.

Parecía cansado, como si hubiera corrido un maratón.

-¿Qué pasa hijo, estas bien?—preguntó Hiromi mirándolo con curiosidad.

La Aventura ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora