Capítulo 17 • Leyendas y Verdades

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~ Olimpo ~

- ¿Quién se cree ese niño? - Zeus revolvía papeles de su escritorio y suspiraba enojado. - Siente que es fácil ir y desafiar las leyes de su propio padre, y si eso no fuera lo suficiente, Hércules y otros del campamento van y le ayudan - sus puños se estrellaron bruscamente sobre el escritorio - Todos ellos merecen la muerte.

- Es lo que te digo hermano, la piedad no lleva a nada bueno, porque alguien que te falla una vez, vuelve a hacerlo - respondía Poseidón mientras tomaba una taza de té.

- Matar a mis hijos está descartado, no soy tan insensible para cometer un acto tan atroz

- Matamos a nuestro propio padre Zeus, es obvio que puedes con esto.

Zeus volteó a ver a Poseidón con una cara de completo enojo. Sus mejillas estaban completamente rojas y al estar en ese estado hizo que en el cielo se escuchará un fuerte trueno.

- ¡TE PROHIBO QUE ME VUELVAS A HABLAR ASÍ! - gritó furioso - No sabes nada sobre mi, no sabes nada sobre mis hijos, no sabes nada sobre el cariño que les tengo

Cualquiera que viera a Zeus en esa posición temblaria de miedo pero no Poseidón.

- Lo que sé de tus hijos es que son unos desobedientes, de Hércules me sorprende porque siempre fue un buen soldado pero de Joaquín no. Es el ser que más problemas le ha brindado al Olimpo y tú mismo lo has dicho. ¿Desde cuándo un enojo con tus hijos se volvió en una pelea conmigo?

- Desde que insinuas que mate a mis propios hijos - respondió Zeus furioso - Lárgate de mi casa Poseidón y vuelve a tus dominios en el agua

- Lo voy a hacer, pero quiero que te quede bien claro algo - se acercó peligrosamente al Dios del trueno antes de continuar - Tus dos hijos serán tu perdición.

~ Inframundo, tiempo actual. ~

Narra Joaquín

Al llegar a tierra firme Hades nos esperaba. Con ayuda de las almas en pena que tiene nos transportamos al inframundo rápidamente. Ahora estábamos todos en el palacio de mi tío; el Dios del Inframundo.

Aparentemente todos estábamos bien, quizá solo algo cansados, en especial Emilio, pues su cuerpo no funcionaba igual que el de nosotros. Él se cansaba más fácil y si queríamos que siguiera con vida tenía que comer y dormir al menos unas horas.

- ¿Cómo te sientes? - le pregunté a Emilio mientras tomaba asiento en el sillón junto a él.

- No sé cómo sentirme - expresó - por una parte me siento bien porque tenemos a Diego de vuelta pero por otra me siento... - dió un suspiro y se quedó un momento en silencio - derrotado.

- ¿Derrotado?

- Derrotado en todos los sentidos Joaquín; yo me siento cansado de todo, me duele el cuerpo por el esfuerzo que hice al nadar hoy, me preocupa mi familia porque no he tenido nada de comunicación con ellos desde que empecé esta locura, me preocupa Diego que aún no ha despertado, me preocupa mi etapa académica ahora que sé que hay otro mundo además del mío y que no es seguro que vuelva a mi vida cotidiana.

Hice una mueca, lo que puso a Emilio en estado de alerta y me interrumpió antes de que yo quisiera decir alguna palabra.

- No me mal intérpretes. Es solo que aún no me puedo acostumbrar a todo esto y eso me frustra. - explicó

- Es difícil entender todo lo que está pasando; lo sé porque yo me pongo en tu lugar - respondí sincero - Mi mundo es una mezcla de caos y tú eres nuevo en esto... Creo que jamás debí traerte - bajé mi mirada al suelo.

A prince for the Olympus • Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora