Capítulo 6

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-¡Nos vemos, Chris, que te vaya bien!

Habían pasado casi dos meses desde la llegada de Ash y Eiji a Izumo. A medida que pasaban los días, el rubio se sentía cada vez más incómodo, no quería abusar de la amabilidad de la familia Okumura, y aunque tanto Eiji como sus padres le dijeron que podía quedarse en casa el tiempo que quisiera, Ash decidió empezar a buscar trabajo. 

Al principio fue todo un problema, Ash no tenía ningún tipo de referencia y su poco conocimiento  del idioma volvían todos sus conocimientos inútiles.  Pero tuvo suerte y un señor de mediana edad y sonrisa amable lo tomó como mesero en su restaurante. Al ser el resturante popular entre turistas cerca de un supuesto templo concurrido, para Ash no fue tan difícil, pero no se iba a engañar a sí mismo, el hombre solo lo había contratado por su aspecto, para ser llamativo entre la clientela. Sea como sea, funcionó, y si bien había gente a quién no le gustaban los extranjeros, algunas chicas jóvenes empezaron a frecuentar el lugar. Chris se había vuelto popular. Chris...

A veces le dolía pensar que le habían quitado su identidad, pero cuando llegaba a la casa y veía a Eiji podía olvidarse de eso. ¿Qué importaba si el mundo lo conocía como Christopher? Con escuchar su nombre de sus seres queridos le bastaba. Para bien o para mal seguía siendo Aslan, todas las cosas que había pasado no iban a desaparecer, debía aprender a vivir con ello, pero esa idea se seguía viendo muy lejana. Seguía teniendo pesadillas, y por más que se sintiera a gusto en donde vivía, solía tener miedo de ser escuchado por Eiji o su familia. No es como si Eiji no lo hubiera esuchado antes, pero podía recordar la expresión afligida de su amigo, preocupado y sin saber qué hacer. El mismo tampoco lo sabía. No encontraba solución alguna a su problema, y creía que esa solución no existía, así que lo mejor que podía hacer era dejar de pensar en ello tanto como le fuera posible.

Después de dos semanas había recibido su primera paga, por lo que decidió ir a la tienda antes de volver, por suerte podía recordar lo que la familia solía comprar gracias a que Yuki adoraba llevarlo para que cargue las bolsas. Al entrar a la casa de los Okumura, después de saludar a todos preguntó por Eiji, pero no estaba: había salido a pasear con Kaori un par de horas atrás, y dijo que no lo esperaran para cenar. El rubio sintió un vacío en el estómago, que trató de ignorar lo mejor posible mientras charlaba con los padres de Eiji, pero seguía ahí, y Ash no podía sentirse más tonto. ¿Por qué podría molestarle algo así? No es como si estuviera celoso, ¿verdad? ¿celoso de qué? ¿Acaso...?

No. Definitivamente no. Eso era totalmente imposible, no sólo porque no creía en lo absoluto que un alma tan rota como la suya pudiera ser capaz de sentir atracción por alguien, sino porque si se trataba de Eiji todo era mucho más complicado. El pelinegro le había dado apoyo, compañía, y cariño incondicional. Era, junto a su hermano, lo mejor que le había pasado, y dejar fluir esos sentimientos que tenía sólo acabaría por poner su amistad en peligro. Además, estaba su amiga. Estaba claro que estaba enamorada de Eiji y aunque no estaba seguro de si él le correspondía, era mil veces mejor que él. Eiji merecía a  alguien que pudiera darle una vida tranquila.

Una mujer que pudiera darle todo.

 Ash solo tenía a sus demonios internos. 

Debía ser un buen amigo y punto. Dar un apaso al costado.

Luego de la cena se fue a descansar, aún era temprano para él pero no tenía ganas de hacer otra cosa, y no sabía cuando llegaría el japonés.

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Eiji llegó a su casa pasadas las 10 de la noche, casi aliviando en cuanto escuchó el click de la puerta al cerrarse. Se apoyó en ella y suspiró. No es como si no la hubiera pasado bien, disfrutaba de la compañía de su amiga, pero en todo el tiempo que estuvo ahí, no pudo dejar de lado esa pizca de incomodidad. Kaori tenía la dulzura y alegría de siempre, pero también esa actitud de la cuál ya se había olvidado, ellos tenían una cercanía especial. Solían tomarse de las manos cuando caminaban solos, salir a pasear por la playa en el atardecer, y pasarse horas hablando hasta la madrugada, nunca se aburrían. Pero esta vez, por más que hayan estado juntos la mayor parte del día, su corazón no podía dejar de sentir una distancia entre los dos que el mismo había impuesto, sin darse cuenta. Tampoco podía dejar de pensar e lo que dijo su hermana sobre Ash. 

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⏰ Last updated: Nov 29, 2020 ⏰

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Por Siempre, AshWhere stories live. Discover now