34. ¿Estás seguro?

2.9K 431 53
                                    

Ethan

De nuevo solo en la oficina, algo que no dura mucho cuando oigo que abren la puerta. Enseguida giro en el asiento para saber de quién se trata; irremediablemente una sonrisa se posa en mi rostro cuando veo a esa mujer de ojos mieles cautivadoras, dedicándome una media sonrisa forzada; es notoria la pesadumbre, pero como siempre se encarga de disimularla detrás de un semblante sereno.

—Cierra con seguro, por favor —le pido mientras me pongo de pie, dejando a la mitad de la mesa la botella de licor. Torr hace lo que le pido.

En lo que camina hacia el escritorio lo rodeo para quedar frente a éste. Al fin ella llega, deteniéndose a un metro de distancia. Se queda mirándome con detenimiento, cruzando los brazos, frunciendo los labios como si quisiera decir algo pero no sabe dónde empezar.

Me siento al borde de la mesa, apoyando las manos hacia atrás, analizándola desde mi posición. Quisiera saber qué es lo que pasa por su cabeza; a veces suele ser tan reservada que me cuesta saber qué le afecta, como justo ahora donde no sé si está triste, estresada, o incluso furiosa.

—¿Qué piensas? —le pregunto, más por curiosidad que por romper el silencio que no se me hace incómodo. Ella frunce más los labios, moviéndolos a un lado hasta que, luego de unos segundos, suelta un bufido, derrotada.

—¿Por qué haces todo esto? —cuestiona, abrazándose a sí misma con fuerza. Esta vez su expresión cambia, a una de desconfianza y temor, como si creyera que por preguntar le dolería mi respuesta.

—¿El dejar mi trabajo o seguir en pie con nuestra relación? —inquiero, arqueando una ceja; no sé si mi expresión sea severa pero al parecer le intimida pues aparta la mirada a un costado mordiéndose el labio inferior.

Espero en silencio a que afirme lo que cuestiono pero no dice nada, se queda en la misma postura, afianzando más el agarre en sus propios brazos.

—Torr, mírame —le pido, siendo gentil, me acerco un paso, estirando una mano para tomar su mentón con mi dedo pulgar e índice, haciendo que me vea con cierta dificultad. Le dedico una media sonrisa esperando aliviarla, cosa que consigo apenas enfoca mi boca. Acaricio con el pulgar ese mentón terso, haciendo que se relaje. Al fin deja de cruzar los brazos y toma la muñeca de mi mano para hacerla bajar, entrelazando nuestros dedos—. Lo de dejar el trabajo lo consideré hace mucho, es algo que no me llena.

—Pero parecías conforme con ello —comenta, incrédula, hasta abre los ojos, sorprendida. Rio con nostalgia, agachando la mirada.

—La verdad estudié para ser abogado porque sentía que con ello estaría ayudando a mi padre —explico, conectando de vuelta los ojos con esos orbes mieles que atentos me miran—. Él quedó solo conmigo cuando se separó de Erin, no tenía a nadie; mis hermanos estaban a kilómetros de distancia y yo era el único apoyo que tenía. Sentí que con cumplir sus expectativas sería un modo de que viera que no estaba solo, pero me di cuenta que era algo que no me satisfacía.

—Eres un tonto —reprende, mostrándose ceñuda, soltando mi mano, volviendo a cruzarse de brazos. Finge molestia, cosa que me causa gracia, apenas si le dedico una media sonrisa, demostrando la mofa que me causa su actitud—. Si hubiera sabido eso de mucho antes te hubiera acusado y haría que estudiaras lo que en verdad te gusta.

—¿Me obligarías? —cuestiono, interrogante, siendo malicioso.

—No solo eso —advierte, apuntándome con un dedo—. También te hubiese inscrito a la carrera que quisiste de siempre sin que te dieras cuenta.

Suelto una carcajada por semejante disparate, aunque, conociéndola, no dudo que sea capaz de hacerlo. Enseguida me le acerco para tomarla de la cintura y pegarla a mí, enrollando los brazos alrededor. Pasa sus manos por mi cuello, entrelazando los dedos atrás de mi nuca. Me quedo sumido en su mirada, en sus labios que me invitan a probarlos.

Cuestión de Tiempo [Cuestiones II] ©Where stories live. Discover now