Capitulo 7

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Gato Draco no podía maldecir más su suerte.

Había tenido una pelea con sus padres, y creyéndoselas de muy rebelde se escapó de la casa de su ama Pansy.

Ahora mismo está perdido, solo y no saber qué hacer.

Nunca había salido solo de la casa de su ama Pansy, pocas veces ha estado en el exterior.

Se reprendió caminar enojado y nunca fijarse en el camino, intento volver por donde apenas recuerda haber venido, pero parece que está alejándose más del camino correcto, caminando asustado entre las pocas personas que pasaban cerca en la acera.

El cielo estaba gris, no era bueno.

Tenía mucha hambre, no había comido nada en la mañana.

En lo que apenas pudo reconocer como restaurante, se paró en la ventana más próxima, mirando fijo a los clientes sentados.

Era conocido por obtener lo que quería, y no fue esta la excepción.

Una niña que le había visto desde la ventana, tomo sin educación alguna una albóndiga de su plato, manchándose de paso, caminando hacia la ventana, abriéndola y ofreciéndosela.

Hizo una mueca por la escaza higiene, pero comida era comida, le recibió tomándole entre sus dientes y salir caminando.

Tenía mucha hambre, tan pronto pudo reconocer una servilleta algo limpia en el suelo, deposito la albóndiga, dispuesto a comerla.

Pero los gruñidos a sus espaldas opinaban no sería así.

Volteo asustado, encontrándose con un perro muy grande, de dientes filosos y unos ojos atemorizantes.

Un enorme doberman, y porque lo que intuye, quiere su comida.

Oh no...tenía mucha hambre, no estaría dispuesto a entregarla.

Y debió hacerlo, de otro modo no estaría corriendo asustado sin destino alguno, mientras era perseguido por el doberman y dos perros más.

Se las hizo de muy valiente, y enfrento al perro que se hacía llamar a sí mismo como Tom, pero sus zarpazos no fueron nada, solo aumento su ira y problemas, siendo perseguido por un pitbull llamado Peter y un Rottweiler llamada Bellatrix.

Apenas vislumbro el primer árbol de un parque, quiso treparlo, pero se resbalaba, había recordado que le limaban las uñas, no tenían filo para agarrarse del tronco.

Unos dientes filosos de sujetaron con fuerza de su collar de diamantes, jalándolo y lanzándolo hacia un lado, cayendo al suelo bruscamente, enmarañando su largo pelaje con tierra y pasto.

Los tres enormes perros le rodearon, y uno por uno comenzaron turnarse para atacarle, como una especie de juego.

Tom le mordió por el lomo, Bellatrix le había arrancado un poco de pelaje de su cola, Peter le había quebrado con sus filosos dientes su patita.

Estaba muy asustado, y comenzó a maullar en auxilio por sus padres, no sabiendo que hacer ahora.

Los tres se burlaban de él, haciendo con él a sus anchas lo que querían, golpeándolo, mordiéndolo y arruinándolo.

A este punto estaba cojo, temblando, con su pelaje sucio de lodo y tierra, con partes faltantes de pelo y muy asustado.

Gato Draco era un gato asustado, se hizo bolita en el suelo, esperando a que todo fuera una pesadilla.

Escucho de repente unos ladridos, mordidas y gruñidos que sonaban peligrosos, no se atrevió a sacar su carita entre sus patas lastimadas.

Fueron unos minutos desesperantes, por más que quería correr, no podía siquiera intentarlo, tenía las patitas lastimadas, y le dolía todo el cuerpo.

Una respiración fuerte y profunda en su nuca le hizo congelarse miedo.

Pero le desconcertó las lamidas.

Abrió sus ojos grises, mirando sumamente sorprendido al can a su frente.

Era un perro enorme, ni siquiera parecía un perro, pero en el fondo creía que lo era. Un enorme gran Danes, que le miraba curioso, olfateándolo.

Se asustó un poco, pero el enorme perro agito su cola, haciéndole una reverencia, enseñándole que no hay nada que temer.

Se presentó como Hagrid, el perro del oficial Regulus Black.

Le pregunto qué había sucedido, y donde estaban sus verdugos.

Fue grande su sorpresa al ser contestado con un ladrido a sus espaldas.

Temblorosamente volteo, confirmando sus grandes deseos y sospechas.

A su frente, estaba un gran pastor alemán cruzado, con un reluciente chaleco de la policía y brillante placa en su collar. Se veía como aquellos de guerra que veía en películas de la televisión, como un héroe encarnado aquí mismo.

Era perrito Harry.

Estaba todo herido, tenía rasguños en todo su cuerpo, mordidas y cortes por doquier, y alguna se les veía la sangre derraman te, aun así, bajo la cabeza apenado, moviendo su cola de felicidad al ver que se encontraba el minino bien.

Perro Harry le pidió a Hagrid que les dejara solos, este no muy convencido obedeció sus deseos.

Oficial Harry se le acerco, gimoteando triste al ver como estaba herido, pidiendo perdón por no haber llegado antes a su rescate.

Gato Draco no entendía nada, solo que se sentía de nuevo como Gatito y comenzó a llorar.

Gato Draco ahora era un Gatito asustado.

Oficial Harry lo único que hizo fue acurrucarse junto a él, lamiendo sus heridas, ofreciéndole el calor de la seguridad y nada más le haría daño.

Gato Draco estaba confundido, pensaba que le odiaba, pero ahora mismo estaba feliz.

El cielo se ilumino con un trueno, muy pronto iba a llover.

Oficial Harry se ofreció a llevarle a su casa, Gato Draco no pregunto cómo es que sabía dónde vivía.

Oficial Harry le tomo de la piel del lomo cuidadosamente, como Gata Narcissa hacía para llevarle cuando era gatito.

Le llevo entre las calles desconocidas de Valle Godric, despertando la curiosidad de algunos transeúntes de la peculiar escena de un perro de policía cargando a un gatito casi inconsciente.

Oficial Harry tal como le prometió le llevo a su casa, en la entrada podía ver desde lejos a su mamá esperando por su regreso.

Gata Narcissa se sorprendió sumamente al ver a su gatito en las fauces del enorme perro, erizándose en advertencia.

Perro Harry deposito con cuidado a Gato Draco en la entrada de la casa, gimoteando sumiso a Gata Narcissa, asegurando que viene en paz, despertando la sorpresa de la minina.

Oficial Harry le dijo había salvado a gato Draco de una pandilla, que nunca le hizo daño y se lo ha traído.

Gata Narcissa dejo de erizarse, curiosa, mirando las heridas feas del pastor.

Pronto iba a llover, Gata Narcissa le dio las gracias a Oficial Harry, y tenía que irse porque pronto iba a llover.

Oficial Harry dudo en irse, mirando a Gato Draco indefenso, inseguro de irse ahora.

Gata Narcissa le aseguro que estaría bien, en la casa no le faltara nada.

Oficial Harry no la pudo contradecir más, haciendo reverencia e irse por donde vino, volteando por última vez para ver a Gato Draco, que maúlla de dolor, mientras su mamá le lamia el pelaje.

Perro Harry deseaba que estuviera bien.

Una historia Drarry.Where stories live. Discover now