01. |♡| Amantes.

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𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎 𝐀𝐍̃𝐎𝐒 𝐀𝐓𝐑𝐀́𝐒

ERIKA.


Estoy como loca, camino rápidamente por la gran ciudad con rapidez temiendo que mis papeles y mi sándwich se deparramen por el suelo.

Mi teléfono suena y como puedo lo tomo de mi bolso mientras camino, guardo los papeles en estos mientras contesto la llamada.

—¿Alo? —digo al atender esperando respuesta del otro lado de la línea.

—Erika, amiga. ¿Cómo estás? —habla mi mejor amiga, Ashley, al otro lado.

—Llegando tarde al trabajo. —digo con la boca llena de mi comida. Faltan unas cuantas cuadras, maldito auto que tuvo que ir al mecánico ayer. Ni siquiera paso un taxi, o un bus para que pudiera subir. Tengo demasiada mala suerte.

Escucho su risa divertida.

—No sería la primera vez, eres un desastre. —comenta riendo. Ruedo los ojos sonriendo.

—Cállate mala persona, suficiente me lo dice el universo —vuelve a reir —. ¿Y tú, sarnosa? —pregunto sabiendo que le molesta los extraños sobrenombres que le pongo.

—Estoy bien, con bastante trabajo. Hoy por fin es mi semana libre y estoy en la cafetería de siempre leyendo el libro que me rocomendaste. —habla emocionada.

—¿Y te gustó? —pregunto lamiendo mis labios saboreando el sabor de mi comida.

—Me encanta, ya casi lo terminó y me da mucha gracia —sonrío escuchando su risa —. Oh, ya viene el mesero, debo colgar. Pero llámame luego y recuerda que mañana estaré en tu casa. —dice rapidamente sus ultimas palabras asiento sabiendo que no puede verme y luego pienso unos segundos antes de contestar.

—Ya sé, ¿oye no sera que vienes a mi casa para evitar limpiar tu habitación? —pregunto frunciendo el ceño dandole un mosdisco a mi sándwich.

—Ehh..., ¿qué? Oye no te oigo se está cortando. —finge sonidos con su boca poco creíbles.

—Ordena tu cuarto de una buena vez y no vengas hasta hacerlo, dejas mi casa un lío y sabes qué soy una maniática de la limpieza. —Le reprochó. La escucho bufar.

—Ya entendí, ya. De todas formas me soportas porque me quieres. —dice con fingida inocencia, aunque lo era pero no para este caso.

—¿Qué no se te había cortado la línea? —interrogo para molestarla.

—Ay ya cállate, voy a colgar. —suelto una risita cuando cuelga el teléfono. Vuelvo a guardar este y siento que choco contra algo duro, retrocedo unos pasos sintiendo mi cuerpo tirar hacía atrás y estoy a punto de caerme si no fuera por unas grandes manos que sostienen mi cuerpo y me pegan a un pecho, me sostengo por acto reflejo de unos fuertes y musculosos hombros para no caer sin ver a la persona que tuvo tan amable gesto. Mi sándwich cae al piso haciendo que yo jadee indignada. Veo mi comida desperdiciada en el suelo atónita, sería lo único que comería hoy. La comida es indispensable para mi.

—Lo lamento mucho señorita. —Es la voz de un hombre con un tono sincero, quito mi vista de el suelo y levanto la cabeza alejandola de al lado de su brazo para luego ver sus bellísimos ojos.

Ese rubio en su pelo ondulado, sus facciones tan marcadas y masculinas, sus labios finos, sus hermosos ojos claros.

«A la mierda...»

—No, está bien... —murmuro sorprendida y atontada ante tal belleza —. Yo lo siento. —Esta vez susurro perdida en sus bellos ojos. Aprieto mis dedos en sus hombros, sintiendo la musculatura  de estos. Me paro recta, pero aún así mis manos se niegan a soltarlo y gracias a Dios él tampoco lo hace porque quedaría en vergüenza.

ℳάs.Where stories live. Discover now