09. |♡| Locos enamorados.

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ERIKA.

Aparto mi mirada del espejo y volteó a ver a mi lindo hombre con sus manos en su computador portátil.

—Amor —lo llamo haciendo un puchero. Este se gira a verme con una sonrisa —. ¿No estoy más gorda? —sobo mi estómago abultado y este me mira durante unos segundos.

—Yo creo que te ves igual de hermosa que siempre. —se gira otra vez para mirar su computadora. Me miro en el espejo y suspiro.

Carajo, si estoy más gorda.

Han pasado cuatro meses desde que me comprometí, estoy feliz, feliz, feliz.

Pero mi estómago me deprime, estoy gorda, no hay otra palabra, aunque se siente durito estoy segura que no estoy hinchada y estoy empezando que es el algo serio, tal vez tengo una enfermedad y me voy a morir en una horas.

Me estómago se revuelve, mi saliva se multiplica en mi boca y se lo que se viene, corro al baño de la habitación y una vez más, veo mi desayuno irse por el retrete mientras vomito como una psicópata, miles de veces le dije a Benjamín que no viniera, que era mejor así y aunque se preocupaba le deje bien en claro que no lo hiciera.

Levanto mi rostro y respiro agitada, limpio mi nariz y mi boca, de mis ojos caen algunas lágrimas y no puedo evitar llorar, odio esto. Tiro de la cadena y me acerco al lavamanos.

Esto es horrible.

No sé qué me sucede, antes era Benjamín ahora soy yo. Tal vez es un virus, un horrible virus que nos infecto a ambos.

Apoyo mis manos en el lavamanos y miro mi rostro en el espejo, mis ojos están rojos y mi rostro pálido, ruedo los ojos. No me gusta estar enferma, de verdad no quiero esto.

Tomo mi cepillo y pongo pasta dental en este, lo paso por mi boca con molestia.

—¡Aghh! —suelto una extensa queja de lo profundo de mi garganta mientras tiro de mi cabeza hacia atrás —. ¡Estúpido Benjamín! —grito molesta en el baño.

—¿Ahora qué he hecho! —grita desde la habitación. Lavo mi boca, manos y dejo el cepillo frente al espejo.

—¡Qué haces que no me estás abrazando? —suelto con molestia. Lo extraño y acabo de levantarme para vomitar.

Soy una pesadilla enferma, ni yo me soporto. Su rostro sonriente se asomó por el marco de la puerta del baño y me mira fijamente.

—No lo sé amor, ¿qué haces que no me estás besando? —me cruzo de brazos y lo miro tratando de parecer molesta.

—Ven y bésame, ya. —exijo mirando su rostro impaciente. Sonríe acercándose con rapidez para tomarme en sus brazos y besarme mientras me estrecha contra él.

No tengo idea que nos pasa, estamos igual de locos.

Me levanta haciéndome reír y me lleva a la cama, me deja con cuidado y sonriente lo miro acostada. Estiró mis manos a él y este me abraza, volvemos a besarnos para luego quedar abrazados sobre la cama.

—Tengo sueño. —digo con pereza con mi cabeza sobre su pecho, acaricia mis cabellos haciéndome sonreír, dándome paz y amor con sus caricias.

—Siempre lo tienes, princesa. —murmura riendo. Río asintiendo, acaricio su pecho desnudo y beso este hasta donde me permite mi posición.

Pero como siempre, este no me permite dormir haciéndome caer tentada ante él y prefiere hacernos sentir un mutuo placer.

...

ℳάs.Where stories live. Discover now