Dos puntos y un paréntesis

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—Llegas tarde

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—Llegas tarde.

Me siento de inmediato al lado de Samanta. La mesa directiva está vestida de negro, la audiencia también. La cagué, no debí de elegir esta playera roja.

—Me retrasó el tráfico. Oye, como que alguien se murió—carcajeo.

—No mames, Juan. Arturito se aventó del quinto piso del nuevo edificio.

Volteo al frente, ahora noto al montón de flores que adornan una imagen pixeleada de Arturito. ¿No tenían ninguna mejor? Como si el universo me odiara, mi botella de agua cae al suelo y el auditorio nota mi presencia. Todos con lágrimas pesadas.

Samanta me pasa un frasco pequeño. «Lágrimas falsas. Eficacia, naturalidad y empatía.» Coloco un par de gotas en cada uno de los ojos. Ahora que lo pienso, yo nunca me había topado con Arturito, pero sabía que le decían el chango.

—¿Cuándo pasó?

—¡¿No viste el vídeo?! Había un desmadre ayer.

Saco el celular, el dichoso vídeo tiene más de diez mil reproducciones. Le pongo me entristece y vuelvo a la plática. Ayer me dio flojera venir. Me tocaba con el pinche profesor que pone videos de JulioProfe para la clase de matemáticas. Era dormir en el salón o dormirme en la casa.

—¿Ya compartiste el comunicado?

El comunicado es una carta breve, un mensaje genérico expresando dolor acompañado de un listón negro. ¿Quién de todos la habrá escrito? ¿Y cuántos de ellos se sabían su nombre?

Igual lo comparto con dos puntos y un paréntesis.

—Ten.

Ahora Samanta me da una hoja impresa. «Arturito era un excelente estudiante. Un intrépido artista. Conocido y querido...»

—Arturito era un excelente estudiante. Un intrépido artista. Conocido y querido por todos.

—¿Por qué está leyendo tu mensaje?—susurro.

—Todos tienen que leer algo de la hoja si la cámara nos enfoca.

La chica de antes cae llorando a su asiento, la consuelan. ¿Ella no es quien le puso el apodo del chango a Arturito? Las miradas vuelven a mí.

Me lleva la chingada.

—Arturito, yo quiero que sepas que todos te extrañaremos.

El auditorio aplaude a mi falsedad. No creo extrañar a Arturito. Pero todos le lloramos, es lo que cuenta, ¿no?

Nos han notificado que el número de emergencias en contra del suicidio se colocará en los anuncios de los baños en las letras blancas y diminutas al final del cartel. Para recibir ayuda tendrás que dar tu domicilio, tipo de sangre, tipo de sangre de tus familiares, cartilla de vacunación, dos copias del acta de nacimiento, ingresos económicos y el sacrificio de tres borregos. Nadie hace caso.

Se acaba la ceremonia, todos ríen. Los botes de basura se llenan con hojas del discurso, frascos, rosas y la foto de Arturito acaba ahí también.



 Los botes de basura se llenan con hojas del discurso, frascos, rosas y la foto de Arturito acaba ahí también

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Cuento escrito para el desafío "Sin pelos en la lengua" del perfil "ElCirculo". 

Los cráteres de MarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora