Capítulo dieciocho.

5.3K 861 316
                                    

—Gracias por acompañarme, Italia.

—Sabes que no hay problema, me gusta apoyarte en lo que sea.

España junto con Italia habían llegado a Moscú ya hace algunos minutos en él avión privado del habla castellano, no puede estar más ansioso de encontrarse con su niño. Le pidió al tricolor que le acompañase porque ninguno de sus hijos lo haría »Solo Bolivia, pero decidió quedarse para calmar a sus hermanos«.

—No puedo esperar a ver a mi Nueva España.

—¿Por qué le sigues llamando de esa forma?

—Porque para mí todos mis niños siempre seguirán siendo pequeños retoños.

El italiano sonrió por la actitud del contrario, admiraba la forma en como su paternidad destacaba de forma adorable, España es muy protector con sus pequeños.

Caminaron para tomar un taxi, casi tomando sus manos »algo que hace a Italia tener unos gritos internos, pero se controló«. Al tomar el transporte para subirse el español indicó la dirección para llegar a la residencia del ruso.

(...)

—¿Por qué te pusiste la misma ropa? Te dará algo, vienes de tierras cálidas.

Rusia se irritó, es algo difícil tratar con el pequeño de estatura que ahora tiene frente mientras come una barra de cereal »que tuvo que comprar, por cierto«. México no sabe como explicarle que no le gusta tener ropa de alguien más sobre su piel, le incomoda.

—¡Dime porqué!

El mexicano se asustó y bajó la cabeza de nuevo para mostrar su miedo, tembló porque le asustaba el que le alzaran la voz alguien con el que nunca ha tratado porque a diferencia de que fuera USA u ONU no le aterraba tanto como tener al soviético.

—Y-Yo no puedo tener r-ropa ajena.

—¡Bien que la tenías hace rato mientras dormías! México, tu padre va a matarme si te enfermas.

—¡No quiero usarla!

Se llevó las manos a su rostro para apretar sus mejillas o maltratar sus manos con sus uñas, tenía un ataque. Rusia no sabe que hacer, no esperaba que el azteca sufriera tal cosa, ahora contiene estrés.

—¡Calma!, ¡No hagas eso!

Tomó sus brazos con fuerza y le decía que mirara a sus ojos, no funcionó obviamente ya que hizo que México comenzara a gritar de forma molesta.

—¡Sueltame!, ¡No me toques!

Los gritos eran cada vez más fuertes, recorrían todos los pasillos del hogar soviético para terminar al exterior.
Se movía bruscamente; su cuello tronaba por la agresividad que el mexicano se movía con intensidad al igual que sus brazos, parecía que iba a  morir o algo así.

—¡Deja de tocarme!, ¡Dejame!, ¡Quitate!

—¡Calmate!, ¡Deja de moverte así!

Una de sus manos se mantuvo para sujetar los brazos del tricolor con emblema de águila y con la otra su rostro haciendo que lo viera a los ojos obligatoriamente. México empeoró porque su rostro se deformó a una mueca de miedo, susto y tristeza, comenzó a llorar.

Gritos y llantos, lo hace como si el ruso lo golpeara.

La atención de ambos se fijó en la enorme puerta que se abrió de forma estrepitosa, era un español muy enojado junto a un italiano asustado.

—¡Sueltalo!

Se acercó amenazante al ruso, con pasos muy ruidosos y una postura aterradora y dominante. Al estar junto a ellos se encargó de empujar al animal que asustó a su bebé.

---------------------

No esperaba que las preguntas fueran tantas @.@ así que serán lanzadas en un apartado especial. Por ahora llevo algunas ya listas, espero terminar pronto ❤.

ѧuţısmo || ⓡⓤⓢⓜⓔⓧ Kde žijí příběhy. Začni objevovat