Cap 10

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El ángel albino se removió entre sus sábanas al sentir la frustrante luz de el día dar en su rostro, levemente abrió sus ojos celestes notando como su pequeño alfa se encontraba en la orilla de la cama, en algo parecido a un modo defensa, intentando incorporarse lentamente todo su hombro haciendo a este saltar de el susto.

-pasa algo adan?- pregunto el ángel

Entonces el ángel lo sintió, su instinto maternal igual se puso alerta,  por el pasillo de su casa se escuchaban pasos que se dirigían hacia ellos más una ola de fermonas que arrojaban descaradamente, conocía ese aroma, lo reconocía tan bien; se puso delante de su niño y cubrió con su cuerpo para cuando la puerta se estaba abriendo, era abrumador oír cómo está rechinaba mientras poco a poco dejaba ver la figura de aquel otro ángel, de Gabriel.

-cariño qué tal estás?, cómo está mi próximo hijo celestial?- comentó el ángel con su típico tono energético

La gran sonrisa de el Ángel Gabriel se fue borrando de a poco mientras su vista divisaba a el joven alfa que SU omega cubría.

-azirafel, entiendes que es un pecado cometer adulterio?, más si es con el anti-Cristo- comentó enojado mientras masajeaba su cien

-no le hables a mi madre así- gruñó el joven alfa haciendo que el ángel se sorprendiera pero rápidamente soltara carcajadas

-tú..madre?- dijo entre risas- por favor niño, el aún no es madre, mejor anda a con tus padres antes que te de una lección divina, mientras tanto, azirafel, porque eres tan estupido?- dijo como si fuera algo obvio aquella ultima pregunta

Azirafel agachó la mirada tras aquello último y sobo su estómago, el joven alfa no lo podía creer, le había dicho estupido a su madre en su presencia?; su sangre hervía y eso no se lo perdonaría, sus ojos se volvieron completamente negros y su piel comenzaba a pintarse de un leve tono rojo, comenzando al evitar apretaba la mandíbula mientras observaba matador a aquel ángel el cual no se inmutaba con su espectáculo.

-quien osa llamar a mi madre de esa forma?- expreso Adán con aquella voz gruesa y retadora de su estado

-hey niño, aquel al que llamas "madre", me pertenece y está esperando a MI hijo, hazme el favor de cerrar tu boca, te permitiré quedarte junto de el porque se que azirafel es lo suficientemente inútil para estar solo y embarazado- comentó en tono molesto e irritado aquel alfa celestial para luego volver su vista a el ángel omega y fruncirle más el ceño- tu, no creas que esto queda así, tal vez el castigo no venga de mi pero deberíamos ver que opina dios de esto, por cierto, tienes cita con el médico en una semana- tras decir las noticias y amenazas desapareció dejando aquella habitación

Azirafel había quedado perplejo, con su mano aún en el estómago las lágrimas comenzaban a bajar mientras por sus mejillas y su vista se nublaba en un punto muerto en de la habitación, el joven alfa rápidamente lo abrazó y escondió su rostro en su pecho haciendo a el mayor reaccionar, lo enrollo entre sus brazos y lloró sobre su rizado pelo mientras absorbía y compartía fermonas.

-porque dejas que te diga de tal forma?- pregunto molesto y triste aunque sin despegar su rostro de el peli blanco

-porque...en realidad fui creado para el, fui echo como un premio para hacerlo feliz, yo en realidad no soy nada más que un lujoso premio echo a su capricho- comentó con la voz quebrada

La sangre de el joven niño volvió a hervir, porque lo hacían sentir así?, estaba seguro que el era incluso mejor que muchos más ángeles, el echo de haber sido creado para alguien era ridiculo.

-tú no fuiste creado para el, tú eres tú, eres mi mamá, eres un ángel, eres algo por lo cual dos alfas sonríen y siguen día a día, Crowley y yo te apreciamos mucho, no dejes que ese tonto ángel te vuelva a tratar de esa manera- dijo El Niño apretando mas su agarre hacia el ser celestial

Azirafel se derritió con aquella palabras, había personas que lo querían, lo hacían sentir lo mucho que valía pero en realidad, como podría demostrar eso siendo un omega?, y entonces lloro, soltó todo lo que tenía que haber soltado en millones de años, frente aquel Niño el cual solo le sonreía y lo abrazaba, tal vez podría hacerlo.

Take me to churchWhere stories live. Discover now