«Capítulo 1»

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A Jeonghan le faltaba tanto el aire que le dolía el pecho. Su rostro se sentía muy caliente y las puntas de su cabello se pegaban a la parte de su nuca sudorosa. Cada músculo le dolía.

Delante del castaño estaba Baekho, el imponente líder de Adamās, con una estaca en su mano. Todo el ejército de cazadores rodeaba al chico y solo observaban en silencio, porque ninguno de ellos lo ayudarían. Estaban al margen del centro de la habitación con la asfixiante luz encima de sus cabezas, dibujando unas sombras.

—Vamos, Jeonghan. Entra en el juego —aquella voz podía sonar como un gruñido. Cada palabra hacía eco en el piso cerrado y las paredes de metal del almacén abandonado—. Esta es una lucha a muerte. ¿No vas ni a intentar detenerme?

Si el aludido se abalanzaba sobre su contrincante en un esfuerzo por apoderarse de su arma o golpearlo, este sería capaz de tirarlo al suelo. Baekho era muy rápido y había estado cazando durante muchos años. Había matado probablemente a cientos de vampiros, todos mayores y más poderosos que Yoon.

«Seungcheol, ¿Qué puedo hacer?»

Pero el menor no se atrevía ni a mirar a su alrededor. Sabía que si quitaba los ojos de Baekho por un segundo, la batalla habría terminado. Dio un par de pasos hacia atrás, pero se tropezó porque los zapatos prestados que llevaba eran demasiado grandes, y uno de ellos se deslizó fuera de su pie.

—Ridículo —dijo el líder de Adamās. A continuación, dio vueltas a su estaca entre los dedos mientras imaginaba los diferentes ángulos en los que podría estacar al castaño. Su sonrisa era tan presumida y satisfecha que el menor dejó de tener miedo y empezó a sentirse por de más enfadado.

Agarró el zapato y se lo arrojó al mayor a la cara tan fuerte como pudo. Le golpeó en la nariz y su público estalló en carcajadas. Algunos de ellos aplaudieron, desapareciendo la tensión en un instante y una vez más, Jeonghan formaba parte de la pandilla, o eso pensaban los cazadores.

—Bien —dijo Seungcheol mientras salía del circulo de observadores y ponía sus manos en los hombros de su pareja—. Muy bien.

—No soy exactamente un cinturón negro.

La práctica siempre terminaba mal, pero aquella era la primera vez que Yoon no terminaba con la espalda en el suelo.

—Tienes buenos instintos —los dedos del mayor masajearon la masa de músculos en la base del cuello del vampiro.

Baekho no creía que haberle tirado un zapato a la cara fuera gracioso. Miró a la pareja con una expresión que habría sido peor si su nariz no hubiera estado brillante y roja.

—Esto necesita práctica, pero si crees que un truco como este te servirá en el mundo real...

—Esto es por si su oponente esta desprevenido —intervino Jie—. Como haces tu.

Las palabras de su esposa fueron directo al hombre, quien sonrió tristemente, derrotado. Oficialmente, ellos eran co-líderes de la célula de Adamās, pero después de cuatro días con ellos, Jeonghan sabía que la mayoría de la gente buscaba a Jie para la última palabra.

—No importa como los derribes, siempre y cuando caigan —llegó Jihoon—. Ahora, ¿Podemos comer ya? Jeonghan tiene que estar muriéndose de hambre.

«Sangre: Rica, roja y caliente, más deliciosa que cualquier alimento que pudiera haber»

Después, un pequeño escalofrío pasó a través de su columna. Su pareja se dio cuenta y pasó un brazo alrededor de la cintura del castaño, atrayéndolo cerca, como si lo abrazara.

Half Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now