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|...| NEPENTHE

    Tu sangre congela en pleno trabajo al escuchar las noticias que se esparcen a velocidad de la luz por todo el lugar. Cazadores de demonios haciendo escándalo, gritando a abrir paso y tener un cuarto desocupado. Sin más pensarlo, estabas con un paciente junto con Aoi cuando pasa; corres a la puerta por el escándalo. Tus ojos como platos al ver a un delicado e inconsciente Hashira, serpiente blanca aún alrededor de su cuello, sisea en pánico y en realización a que cualquier persona que se acerca pueda ser peligroso.

    Siempre hay un costo para todo.

    En su caso para no fallar la misión, tuvo que pasar un límite hasta el borde de la inconsciencia. Por supuesto que el miedo en que él esté en peligro— borde de la muerte, el más último pensamiento —te gana por todo tu cuerpo, sientes tu corazón detenerse. Dejas caer la medicina en tus manos, el líquido verde-pasto hace un charco y deja una mancha en tus calcetas blancas. Boca medio abierta mientras las palabras quedan atascadas en tu garganta. Todo en incredulidad.

    Aoi te da un empujón en molestación, dándote a entender que vayas tras el escándalo y por hacer dejado caer algo valioso para el joven cazador que se encuentra en la cama. La pequeña cruza sus brazos y frunce el ceño cuando giras tu cabeza para mirarla; tus ojos se ponen suaves, relajas tu cuerpo porque todo va a estar bien.

    Él estará bien. Lo prometes. Prometes curarlo.

    Tus piernas comienzan a correr en la dirección donde lo han llevado. No sabes de donde ha provenido la energía suficiente para alcanzarlos, después del gran shock dado. Tus dedos tocan el uniforme oscuro de un cazador, abriendo paso para ti; tu corazón acelera, juras poder caer de rodillas en cualquier momento. Como si tuvieras problemas respiratorios, te has cansado en correr por unos metros de distancia, te has agitado demasiado.

    Cuando por fin abres paso, ves a Kochou mirar de incredulidad al mirar a Iguro con ojos cerrados, siendo cargado en la espalda de un compañero. Simplemente era difícil de creer que un cazador de demonio en alto rango esté inconsciente después de una pelea contra un demonio; hace pensar: ¿qué tan fuerte era?

—Shinobu-san...— tu voz trae al Pilar de vuelta a la realidad, pudo escuchar tu voz temblando, en miedo, en esperanzas, rogando apesar de tener a un grupo de ganado gritando incoherencias y palabras que no entendía.

    Se lenvanta con confianza.
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    Preocupación es todo lo que sientes al estar sentada a su lado. Al estar en otro cuarto, atendiendo a alguien más sólo tu mente se plasma en Iguro y juega como un video roto. Tu corazón quiebra, tu pecho duele y quema. Ha pasada ya más de una semana y no ha dado señales de despertar.

    Pero esperas y esperarás hasta ese día porque sabes... Sabes que darás tu mejor atención para que mejore. Kaburamaru se encuentra bajo el cuidado del estado de la mariposa. Kochou te ha dado el permiso de atenderlo personalmente, con mucho gusto quería negartelo.

    Quería negar tu plegaria. Pero dios del cielo, ¿cómo puede negarte cuándo suplicas en tus ojos, con pureza y honestidad? Sólo desea ayudar, a ti. Sonríe a la vieja memoria de una semana atrás cuando da su aprobación, tu rostro lleno de confianza y felicidad. No sea verte llorar en dolor otra vez. Y al pasar la puerta donde estás, sólo pueda reír bajo en ternura y lástima.

    Tu mano se encuentra sobre la frente de Iguro. Tu madre solía hacerlo para que la persona inconsciente sepa que no están solos al dar calidez, no tuvieran ninguna pesadilla. Pero aquella lástima es sobre tu salud, tanta preocupación por aquél Pilar de la Serpiente hace que tu salud baje.
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    Lágrimas brotan de tus ojos [color] al escuchar de Iguro. Kochou se ha asegurado que fueras la primera en saber que ha despertado. Sin embargo, para tu más apreciada desgracia, él se ve obligado a escucharte por órdenes de la Pilar. Lo entiendes, tal vez las lágrimas son más que sólo felicidad.

    Pero todo llega a un fin al igual. Después de tres días, cuando intentas alimentar a Iguro, él te rechaza de la manera más cruel que puedas haber escuchado. Tu corazón siendo aplastado por sus mismas manos—las manos de aquél a quien amas y adoras.

    La charola sobre tus piernas, el plato hondo con sopa en tu mano izquierda mientras sostienes la cuchara con la derecha, se encuentra a centímetros lejos de sus labios—oh aquellos labios que alguna vez soñaste con sentir. Suspiras antes de bajar las manos; quedando muda, te levantas de la silla, poniéndo la charola sobre la mesa. Con tanta dificultad porque tiemblas. Abres la puerta y dices:

—He llamado a Kanroji-san...— fuerzas tu labios a moverse. —Ella vendrá en un par de minutos, ésta muy preocupada... Cuidará de ti.

    Kochou siempre tiene la razón.

| Something that makes one forget their sadness. |

Aloha Oe [Iguro x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora