Capítulo 24: Romperse.

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Capítulo 24: romperse

No podía decir con exactitud el momento preciso en que aquel chico llamó su atención, a tal punto de terminar prendándose de él. El momento justo comienza a distorsionarse, no siendo del todo claro para su confusa mente. La sociedad misma ve aquel enamoramiento como algo anti-natural, lo más bajo y sucio, cuando la realidad es otra. Ese amor que nació como lo más puro y sincero, a tal punto de ignorar el punzante sufrimiento en su corazón, ese que le recordaba que aquel a quien ama no es la persona correcta, al menos, no todavía. Alguien más le espera, con los brazos abiertos a la distancia, en alguna parte del mundo, ansiando encontrarle para juntos darse el confort y protección que tanto anhelan.

Mas su órgano vital ya tiene dueño, no hay espacio para nadie más.

Masoquismo.

Si, probablemente lo sea. Más no le importa continuar con aquel calvario, con tal de tenerle cerca suyo.

-¡Despejen! -aquel grito retumbando en las cuatro paredes de la habitación blanquecina le oprime el pecho de una manera lastimera. El presentimiento en el mismo le hace querer llorar, a tal punto de permanecer en una esquina fuera de esta, negando una y otra voz como un total desquiciado.

Por otro lado, el joven robusto de ojos marrones postrado en la camilla, con el torso desnudo y siendo brutalmente sacudido por el electrochoque que intenta de todas las formas posibles devolverle al mundo, no recibiendo un solo suspiro de su parte.

Aldebarán sonríe internamente, alejándose entre una espesa neblina que le envuelve, sin preocupación o tristeza afligiéndole.

- Lo perdemos...-

La voz preocupada del médico encargado hace que Mü lleve ambas palmas a su boca, ahogando los desgarradores sonidos que intentan salir de ella, sus lágrimas fluyendo por sus mejillas sin parar.

Ha llegado el momento de abandonar el mundo terrenal, aquel en el que sus padres no le dieron la atención y el amor que necesitaba, importándole más los lujos que su propio hijo. Y en el que la persona que entregó su corazón no le corresponde, al menos no cuando ya ama a alguien más.

- ¡¡Vamos chico, tu puedes!! Tienes tanto por hacer, no te dejes vencer -haciendo caso omiso a las palabras del hombre de aproximadamente veintiocho años, de cabellera rubia y ojos azules que intenta reanimarle gira sobre sus talones por un instante, más niega con la cabeza, retomando su larga caminata, esa de la que no podrá volver, jamás.

- Doctor, lo perdimos. No hay nada más que hacer -el murmuro de la joven enfermera a la par del griego le hace detenerse. La impotencia es tan grande que aprieta la mandíbula con fuerza.

Ser médico no es fácil, sobre todo cuando la muerte se lleva a aquellos que merecen seguir respirando.

***

No hay sentimientos en él, nunca los hubo. El dolor de presenciar las constantes discusiones de sus padres le tiene como está; roto, trastornado, con pensamientos suicidas rondándole día y noche, manipulando a todo aquel que se cruce en su camino, odiando a aquellos que disfrutan de un ambiente familiar en calma, cuando el propio es un caos. Albáfica no tiene que cuidar de su hermano menor, no es su responsabilidad, la es de su progenitora, aquel chico que se desvivió por criarle es más una madre que la propia, sacrificando su adolescencia y parte de su juventud entre biberones, idas a la escuela, tardes ayudando a resolver tareas, limpiando el hogar como si ese fuera su trabajo, no durmiendo lo necesario, y agotándose al límite. Alfábica dejó ir la oportunidad de salir de aquel infierno tras comprometerse con su novio, Manigoldo, ese quien le abandonó al no querer la responsabilidad de un niño de nueve años a su cargo, huyendo cobardemente mientras dejaba tirado a aquel peli celeste de bellos ojos azules tan inocentes y bondadosos. Cuando Shaka creció y se volvió mayor un gran peso cayó de su espalda, más el nacimiento de un tercer hermano le devolvió al pasado, repitiendo la rutina que con su hermano hacía. A sus casi treinta años su vida se basaba en despertar cansado, con ojeras y la responsabilidad de un bebé.

Amor Dificil (Mu x Shaka)Where stories live. Discover now