Nadie hubiera imaginado que los extra terrestres dominarian nuestro muy apreciado planeta. Nunca nadie hubiera pensado que seríamos exclavos, eso o morir en el intento de sobrevivir fuera de una aldea.
Su apariencia dominante, y sobre todo autoritar...
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"Capitulo I. Horror en la cosecha"
Desde hace más de un decalustro la humanidad fue invadida por seres de un planeta extraño. Con actos de fuerza, extremada violencia la humanidad fue derrotada en poco tiempo.
La guerra duró poco, pero ni eso evitó las miles de muertes que se vinieron a través de ellos. La humanidad fue cruelmente reducida, pisoteada, humillada, todo en su propio planeta.
Aunque antes de eso, muchos años antes habían captado varios avistamientos de OVNIS. Nadie creyó que fueran advertencias, pues nadie entendía esos extraños mensajes dejados en casas, cosechas o en personas que decían ser raptadas. Mi abuelo me explicó que nadie esperaba que esos seres que muchos ansiaban conocer fueran seres tan crueles.
Las palabras de mi abuelo al contarme pequeñas historias fueron desgarradoras, me rompieron la mente y el alma, a pesar de que no viví esa fría guerra por nuestro planeta. A pesar de todo eso, mi abuelo creía que en el fondo había algo que no entendíamos.
Cuando yo nací, ya estábamos bajo el control de los Faragan, mi abuelo me explicó como ellos se volvieron dueños de la amada Tierra.
Nunca había visto a unos de estos seres, hasta que al cumplir los 12 años empecé a trabajar para ellos. Teníamos tareas básicas, como recolectar la comida de los campos de cultivos. Un grupo grande se presentó en la zona donde yo estaba, y no miento, me oriné en mis propia ropa, son hombres grandes, cruelmente cubiertos de pieles, tatuajes con historias, heridas, su piel color oscuro, no sé como describirlo.
Son temerarios.
Vivimos en aldeas, ya no hay nada más que esto. Cada aldea tiene cierta cantidad de humanos, y si sales de tu aldea no regresas vivo.
Ellos se encargan de matarte por traición hacia el rey de ellos. Todo esto son historias, realmente nadie sabe lo que pasa una vez sales, pero una cosa es segura, no volverás.
Ahora tengo 20 años. Soy una aldeana encargada de los cultivos para la ofrenda. Tengo un hermano mayor, y otro menor, mi abuelo murió hace unos meses.
—Rose —me llama un Dom, uno de mis compañeros para la cosecha— No creo que se alcance a cubrir la cuota de este mes
—Sabes que es imposible pensar en que no se vaya a cumplir —alardeo— Sabes que ellos nos mataran, no eches la mala suerte a la cosecha, Dom
El solo pensar que la cuota no se cumpla, hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Para estar a salvo, debemos obedecer en todo.
