Lo grandioso que eres

423 43 4
                                    


Día 2: Besos (desnudos) — Aged up

Katsuki no era una persona paciente, y lo reconocía perfectamente. Igualmente, Eijirou podía ver cuándo su pareja comenzaba a perder los estribos, o en cualquier caso, podía notar cuando algo simple y sencillamente no iba bien con el rubio.

Y, en ese preciso instante, todo iba mal. Terrible.

— ¡...Red Riot y Ground Zero, señoras y señores! — alcanzó a escuchar el pelirrojo, después de haberse perdido momentáneamente en sus nerviosos pensamientos al ver a su novio apretar sus puños poco a poco, antes de pararse junto a él y saludar a la audiencia del show al que habían sido invitados en su temporal estancia en los Estados Unidos por una misión.

— Muchas gracias por invitarnos — balbuceó despidiéndose Eijirou del presentador mientras se daban un apretón amistoso. Segundos después salió del set detrás de su pareja que parecía echar humo por las orejas. Incluso las mismas tenían una tonalidad rojiza a la que Kirishima estaba ya muy acostumbrado.

Lo observó colocarse sus guanteletes, que había decidido quitarse para la entrevista, ya que son ostentosos e incómodos para estar sentado. Al poco rato salieron del estudio para dirigirse a la agencia en la que estaban trabajando ambos por el momento, para así deshacerse de sus trajes y regresar por fin a su apartamento temporal. Kirishima sabía que era mejor no hablar cuando su novio estaba tan molesto, y para ser sincero, él también estaba algo enojado con el presentador imprudente.

La verdad era que Eijirou era un persona difícil de hacer enojar, pero en medio de la entrevista tuvo que fingir tranquilidad y reír de los comentarios incómodos del presentador referente a su relación con el héroe "más impulsivo e intimidante" de su generación. Quizá su novio era así, pero no podían tomar esas dos cualidades como las más destacables de su grandioso rubio, porque claramente, no lo eran. Eso era lo que lo tenía molesto, y se podía imaginar perfectamente que esos comentarios habían llegado muy profundo a Katsuki, porque aunque era muy fuerte, siempre aparentaba no interesarse por lo que la gente decía y, aún así, cuando ambos estaban solos, se notaba más tranquilo y pensativo después de escuchar comentarios de él, y ahí sabía Kirishima que su novio estaba pensando demasiado las cosas.

Llegaron a la agencia en cuestión de minutos dándose el lujo de caminar por las calles, siendo detenidos pocas veces por personas que deseaban un autógrafo o una foto. Katsuki claramente conteniéndose de mandarlos a la mierda. Se detuvieron unos segundos bajo la luz del alumbrado público en la densa noche y Eijirou le dió un beso en la frente a su novio en un chusco intento de mejorar la situación. Katsuki agradeció el gesto con una mueca que intentó hacer sonrisa, pero no lo logró, a lo que Kirishima suspiró derrotado.

Se quedaron solos en la zona de casilleros y cada uno empezó a deshacerse de sus artilugios, sin pensárselo demasiado. Nuevamente, Katsuki estaba más tranquilo que de costumbre, incluso parecía pensar cada uno de sus movimientos, mientras que Kirishima ya se había deshecho de todo su traje y ya tenía puesta la ropa que había llevado en la mañana, o al menos la parte inferior. Mientras tanto, Katsuki continuaba portando la base de su traje, aunque ya se había desecho de las botas. El pelirrojo observó a su novio quedarse quieto viendo uno de sus artilugios en sus manos.

— Kat--

— Estoy bien, Ei — rápido cortó el otro, regresando a la realidad para terminar de vestirse ante la mirada expectante y preocupada de su novio, quien terminó por colocarse toda su ropa y los zapatos, para esperar a Katsuki sentado en una de las bancas que ahí había. Él sabía que no estaba bien, pero no pensaba confrontarlo, al menos no ahí.

Y así como entraron, salieron sin decir una palabra y detuvieron un taxi para poder llegar más rápido a su departamento. En el camino, Eijirou tomó la mano de su novio y entrelazó sus dedos. Katsuki dirigió su mirada a ambas manos y su pulgar inconscientemente comenzó a acariciar el dorso de la mano del rojo al tiempo que su vista regresaba a la ventana, porque sí, no paraba de pensar en lo que ese presentador había dicho. ¿Y si sí era tan malo como muchos decían?

Una vez más [kiribaku]On viuen les histories. Descobreix ara