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Camina por el recinto. Las botas negras dejaban un eco en el lugar, mira la luz que alumbra el fúnebre sitio y a sus compañeros que se movían de un lado a otro. Después dirigió la vista a las dos personas que estaban en su caso.

Al frente suyo estaba la fotografía de Kim Namjoon el dueño de un bar y, lastimosamente, de Jung Hoseok un criminal que se ha buscado durante años.

Y justamente el último era su novio. Él  lo había matado sin ningún remordimiento.

Los dedos del chico se posaron en su frente, agachando la cabeza unos centímetros. Los cabellos rizados y negros como la noche tapó un poco su ojo derecho. Algo salía de sus labios pero no se lograba escuchar con claridad, y aquello era maldecir a Park Jimin, hasta verlo muerto y sin ningún segundo de vida. El debía morir por matar a Hoseok.

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El castaño estacionó el auto en un hospital y observo Yoongi unos segundos. Esperaba que preguntara el por qué  lo trajo a ahí.

—No se supone que iríamos donde mi padre, Park —dijo de forma bastante seca y frunció más el ceño cuando el chico le sonrió.

—Min Yoongi, tu sabes que yo vengo del distrito uno— tomo una pausa viendo la evidente molestia de su acompañante— quiero saber como funcionan las enfermedades acá, en el cuatro, por ejemplo como tratan el cáncer, porque ya se que en ese hospital no hay ningún paciente y que en las calles no hay ningún enfermo.

—¿Por qué habría que decirte algo así? —Yoongi sonrió ladino.

Entonces el peli azul vio como su contrario giro los ojos, soltando un bufido como si estuviera molesto. Y estaba molesto. El chico tomó de forma brusca, por tercera vez, el mentón de Yoongi para besarlo, se separó lentamente, mientras sus dedos sostenía la nuca del mayor. Lo miraba detenidamente con unos ojos lleno de odio que nunca vio en nadie. Los labios rojizos de Park se situaron en su oído, Yoongi tenía mucha sensibilidad en esa zona.

—Quieres que te deje botado gatito— murmuró Jimin.

Yoongi trago saliva, su manzana de Adán bajo y subió. Iba a decir todo.

El distrito cuatro tenía muchos misterios y  la mayoría de las personas solo conocían uno; el vivir un mundo de privilegios eterno. Lo que permanecía ahí estaba destinado a vivir para siempre con lo que quisieran, y sin hacer nada, ya que si empezaba a disminuir su capital, con solo un aplauso o chasquido de dedos, los impuestos subían y la gente pobre era la que se endeudaba. Cuando ellas no podían pagar, antes que cumpliera la fecha, llegaba los cobradores de tiempo, y como si fuera un ciclo, el dinero volvía al lugar de los ricos.

Yoongi le contó que los hospitales no sirven para tratar a los enfermos, si no, son laboratorios para crear medicamentos o ampollas que eliminará cualquier rastro de enfermedad. Si, hasta el cáncer más avanzado podía desaparecer con solo una inyección, y esa inyecciones solo se obtenía con mucho, pero mucho dinero o ser una linda cara conocida por el distrito.

Lo bueno de eso, es que Yoongi aún seguía con etiqueta de "rehén", no se sabía con certeza si el comportamiento de los vídeos era porque estaba obligado o por decisión propia. Él podía perfectamente obtener lo que Jimin tanto anhelaba.

Y así lo hizo, Jimin con otros besos y caricias hacia Yoongi, sonrio en el momento en que el chico iba en busca de lo que necesitaba en ese hospital. Lo vio desaparecer por la puerta, con una sonrisa.

Pero cuando había salido de su campo de visión, Jimin frunció el ceño. Odia besar a personas y ser de esa forma, odiaba tener que manipular personas, odia crear una imagen que parecía que coqueteara con él porque le gusta, cuando el amaba una persona y ese ser era uno lleno de luz y bondad.

tiempo; jikookWhere stories live. Discover now