Capítulo 27

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Jennie's POV

–Desde acá se ve cómo se te cae la baba.–Le dije a Rosé mientras miraba a la más baja jugando videojuegos con Jisoo. Estábamos en la casa de la actriz celebrando el primer Oscar que había ganado como mejor actriz en "The prodigy", su película más reciente. Era la primera vez que se hacía notar a la audiencia americana el talento que tenía el cine coreano y estaba orgullosa de que Jisoo fuera parte de ello.

–Cállate, Jennie.–Dijo Rosé sacando la mirada de la escena. La miré con la ceja levantada.–Bueno, si, pero es que es tan preciosa que no puedo dejar de mirarla.

Reí ante la emoción de mi mejor amiga.–No por algo es de las mujeres más hermosas en la industria kpop.–Dejé la copa de vino en el comedor acercándome a Jisoo.

–Maldición Irene, ¡nos están ganado!–Refutó Jisoo.

–Es un juego por dios, mira que son tres contra dos.–Dijo Irene.

–Uno...–Soltó Jisoo.

–Bueno, pero no seas tan mala con ella, apenas está aprendiendo a jugar.–La actriz y yo miramos a Rosé con una sonrisa pícara.–Eh...seguro tengo algo en la cara.–Dijo nerviosa quitándose ese algo imaginario del rostro.

No era un secreto que Rosé gustara de mi amiga, Irene. Ya habían tenido múltiples salidas pero no se había animado a decirle lo que sentía por miedo al rechazo. Lo que ella no sabía era que Irene se sentía de la misma forma.

–¿A qué hora viene Leo?–Preguntó Jisoo.–Debía estar aquí con Sehun y los demás.

–Bueno pero como que andas muy pendiente de Sehun últimamente...–Rosé y yo reímos al escuchar decir eso a Irene. Mi grupo se había vuelto más cercano con el de Leo y de la nada comenzaron a surgir parejas.

–Ay, por favor.–Dijo dejando el control de los videojuegos.–Somos buenos amigos.

–Si, claro, Jisoo. ¿Quieres que le cuente a Jennie lo que vi en la fiesta de cumpleaños de Taemin.–Dijo Rosé y Jisoo abrió los ojos como platos.

–¿Qué pasó?–Pregunté curiosa.

–Bueno, Sehun y Jisoo estaban en la cocina y cuando me asomé ellos estab...

La actriz no dejó terminar a Rosé ya que le había tapado la boca antes de que soltara lo sucedido en aquella fiesta.

–¡Qué asco, Chu, me babeaste la mano!–Exclamó la más alta.

–Bueno, ya, no peleen. Vamos a seguir jugando en lo que llegan los chicos.–Irene tomó el control pero Jisoo negó.

–Ya me cansé de cubrirte.–Irene hizo un puchero y mi mejor amiga tomó el control.

–No pasa nada, yo juego.–Sonreí ante la escena, eran bastante tiernas juntas.

–Dios, muero de hambre, me comería cinco pollos si pudiera.–Soltó Jisoo tocándose el abdomen.

–Veré qué encuentro en la cocina.–Dije

–¡Eres un sol!–Gritó Jisoo desde el sillón.

Me dirigí a la cocina mientras las voces de mis amigas se hacían cada vez más bajas. Revisé mi teléfono y Leo no había contestado mis mensajes. No era una persona que estuviera encima de su pareja todo el tiempo exigiéndole que contestara los mensajes, al contrario, sé que somos dos personas libres que quieren estar juntas. Traté de no preocuparme de más, últimamente estaba ocupado con las nuevas canciones para su comeback y lo mismo pasaba conmigo.

Busqué en el frigorífico algo rápido para comer y lo único que encontré fue una ensalada de pollo con una crema extraña. La acerqué a mi nariz y no olía nada mal.

Tomé un sobre de galletas integrales que estaban en la lacena, serví ensalada arriba de ellas y las coloqué en un plato. Con eso sería suficiente, los chicos habían prometido traer la comida y no tardarían mucho en llegar.

Escuché el timbre y tomé el plato con lo que había preparado. Cuando bajé escuché la voz de Sehun diciéndole algo a Jisoo. No estaban los demás con él, ni siquiera Leo.–¿Qué pasa?–Dije acercándome y dejé el plato en el comedor.–¿Donde está Leo?

–Jennie...el papá de Leo falleció hace unas horas, murió de un infarto.–Cuando Sehun soltó aquellas palabras me sentí mareada. Lo único que quería era salir corriendo tras él.–Cuando se enteró salió bastante aturdido del ensayo, vine a avisarte por si él no lo había hecho.

–¿Dónde está?–Pregunté y él negó.–No tengo idea, lo buscamos pero salió en su auto a toda prisa.

Saqué mi teléfono para marcarle.–Ya lo intenté.–Dijo Jisoo enseñándome la pantalla del teléfono.

–Dios...–Resoplé sentándome en el sillón y escondí mi cabeza entre mis manos.

–Hey, aparecerá. Leo no es muy impulsivo para hacer una locura.–Mi mejor amiga trató de consolarme. Tenía razón, él pensaba siempre en sus acciones antes de realizarlas pero...uno no tiene control sobre este tipo de cosas, son inesperadas.

–¿No se te ocurre algún lugar donde pueda estar?–Preguntó Irene.–Tal vez estuvieron juntos en algún sitio.

Repasé todos los lugares a los que habíamos ido juntos, eran cientos. ¿Cómo se suponía que lo encontraría en Seúl? Era una ciudad bastante grande. Miré la pantalla de mi teléfono. Estábamos él y yo sonriendo frente a la torre Namsan...

–Ya vengo.–Dije tomando las llaves de mi coche.

–¡Jennie! ¿a dónde vas?–Rosé me llamó pero salí a toda prisa sin mirar a los demás.

La torre Namsan era uno de los lugares favoritos de Leo. Habíamos colocado nuestro candado en las barras junto a cientos de ellos. Fue en nuestro último aniversario antes de que se fuera de gira por un mes. Recordaba exactamente las palabras que me dijo frente a la barra.

''Bastante cliché, pero lo suficiente romántico para poner el nuestro''.

Estaba algo retirado del lugar donde vivía así que manejé por casi una hora hasta que llegué. Estacioné el auto y corrí hasta las barandillas del lugar. Estaba anocheciendo y me encontraba preocupada hasta que lo vi, estaba ahí, mirando la ciudad con tranquilidad mientras su cabello era empujado por la brisa.

–Leo...–Él ni siquiera volteó e hice lo mismo que él. Fui paciente y esperé unos segundos, que se convirtieron en minutos hasta que habló.

–No lo extraño, ¿sabes?–Dijo sinceramente.–Pero te mentiría si te digo que no lo quería. Tal vez se fue odiándome o arrepentido de todo el dolor que me causó a mi y a mi madre.–Hizo una pausa y preferí no interrumpir.–Toda la vida he sentido rechazo por parte de las personas, de la prensa, de los medios, hasta yo mismo me rechacé cuando me di cuenta de lo que era en realidad, pero ninguna me dolió tanto como ser rechazado por mi propio padre.–Me miró y tomé su mano apretándola con suavidad. Él sonrió y la besó.–Estoy agradecido de que estés conmigo. No creí que alguien algún día me amara por lo que soy y cuando menos lo esperé llegaste.

Lo abracé con fuerza. No soltó ninguna lágrima como normalmente lo hacen las personas cuando pierden a alguien, Leo se había despedido de él y no sólo había hecho eso, le había perdonado desde hace mucho tiempo. Tenía un corazón tan puro que no podía albergar rencor.

–¿Qué haremos?–Le pregunté después de unos minutos.

–Compraré un boleto a Tailandia, ya sabes. Quiero estar con mamá y la familia, arreglar las cosas que aún estén sueltas por allá y luego volveré, ¿si?–Me dijo y besó mi frente.

–Entonces serán dos boletos.–Le dije acariciando su mejilla y sonrió.

–Siempre serán dos.

call me Leo [Jenlisa]Where stories live. Discover now