8. Hombre de negocios.

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Monique llevaba un par de gafas de sol negras, llevaba una base de maquillaje pesada, en un intento de forzar no tener moretones en el rostro.

— ¿Su tarjeta? — El oficial de seguridad de la empresa le pidió la tarjeta de trabajadores, y simplemente ella no tenía una.

— De hecho, ayer comencé a trabajar aquí y... — Al notar que de hecho la ropa de la mujer que entraba a trabajar no se veía del todo prolija, sino formal, pero de segunda mano, desconfiaron de ella.

— Quítese las gafas señorita. — Ella resopló un poco, pero hizo como dijeron. Ellos intentaron ocultar su asombro al ver sus labios hinchados, así como un enorme ojo hinchado y morado.

— ¿A dónde iba? — Otro oficial de seguridad se acercó a ella como si fuera una criminal la observaban, y ella simplemente quería tirar la toalla e irse, después de todo ella no tenía mucho que perder.

— Iba a la oficina del Señor Kozlov, él pidió que estuviera a las 7:00am. Y él viene a 30 minutos más tarde, así que no quiero tener ningún inconveniente con él. —

— Señorita si usted no tiene una identificación con el nombre de la empresa ni siquiera como visitante nosotros lo sentimos mucho, pero... —

— ¡Señor Kozlov! — Ambos se sorprendieron de verlo ahí tan temprano.

— ¿Ocurre algún problema con la señorita Heinz? — Preguntó directamente y Leonard casi se alarmó al ver el rostro de la señorita Heinz.

— De hecho ella no tiene una tarjeta de identificación por lo cual no considerábamos que... —

— ¿Las señoritas Moore y Taylor no le dieron su tarjeta de acceso e identificación? — Monique negó, y con sólo ver el rostro molesto de Kozlov supo que alguien iba a pasarlo mal.

— Yo me encargaré de eso más tarde entonces. Ella viene conmigo John. — Los oficiales de seguridad asintieron y los dejaron pasar.

La señorita Heinz se colocó nuevamente las gafas de sol, e intentó caminar un paso atrás de su jefe para no llamar tanto la atención. Sin embargo cuando llegaron al ascensor y ambos entraron, el Señor Kozlov volteó a ver directamente el rostro de Heinz con absoluta curiosidad.

— ¿Hay algo que le moleste? — Preguntó Monique bajando sus gafas de sol. A lo que él asintió.

— No use gafas oscuras en interiores. — Ella suspiró y se las quitó para guardarlas en su bolsillo, y entonces Kozlov pudo ver directamente aquel ojo derecho hinchado de manera casi atroz.

Cuando llegaron al piso de su oficina, las secretarias recibieron al Señor Kozlov con una pequeña reverencia, casi conteniendo el aliento al ver que la Señorita Heinz caminaba a su lado también en esa mañana. Ella les dedicó una sonrisa al ver que en el piso había un nuevo escritorio ahora con su nombre, aquello no le desagradaba.

— ¿Román aún no está aquí? — Ambas secretarias negaron. — Cuando venga díganle que se presente en mi oficina. — Ambas volvieron a asistir.

Monique se quedó asombrada, admirando el que sería su nuevo escritorio, pensó en hacer todo lo posible porque su trabajo fuera eficiente así que fue directamente a sentarse.

— Señorita Heinz, entré a mi oficina en un momento cuando el Señor Román venga. — Ella asintió atenta, otra vez. — Moore y Taylor a mi oficina por favor. — Monique hubiera sonreído, pero intentó no prestarle importancia.

Unos minutos más tarde cuando Monique tuvo que preparar un café para ella, y otro para el Señor Kozlov, hasta entonces las dos secretarias estaban afuera.

Más Dulce que la Muerte.Where stories live. Discover now