Sabelotodo.

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- Entonces... Por favor aclare mis dudas.

Su voz tan cálida volvió a resonar por aquel salón tan relativamente vacío, pues su decoración era escasa; alguno que otro cuadro colgado en las paredes y una mesita con un tazón de dulces, lleno hasta el tope. Cualquier otra persona hubiera evitado mirar con tanto detalle para no parecer maleducado... pero mi curiosidad siempre me ganaba.

- ¿Cómo es que ahora dice que tiene pruebas? Han pasado años... Usted ha estado de prisión en prisión, aguantando una cadena perpetua en sus hombros. Entiendo que quiera salir de la cárcel por el hecho de que Kira esté asesinando criminales... Pero lo que no me queda claro es el por qué ahora.

Sonaba curioso; primera característica que compartíamos. Mientras él hablaba devoraba un pastelillo que sostenía entre sus manos, como si aquel postre le ayudara a pensar. Me tomé mi momento antes de contestar, estudiándolo rápidamente con la mirada; era delgado y su ropa holgada... No podía saber realmente su complexión física en sí, su piel era pálida casi llegando a un color blanco lechoso, eso dejaba al descubierto el hecho de que rara vez veía la luz del sol. Lo más notable de su expresión facial eran sus remarcadas ojeras; parecía como si nunca hubiera dormido en su vida... En sí, lucía como un muerto viviente.

- Bueno... No sé si lo ha experimentado o si por lo menos lo ha oído, pero el amor ciega a la gente... estaba enamorada de Beyond cuando todo esto sucedió, es una larga historia pero a resumidas cuentas él me engañó, me hizo creer que me quería para que terminara culpándome a mí misma y así salvarse él. Mi mente debió borrar, o más bien ocultar, varios recuerdos... entre ellos las pruebas de las que vengo hoy a hablarle, pero salieron en cuanto escuché un noticiero en el cual hablaban de Kira. Fue como si el pánico hubiera activado todas mis alarmas y defensas... ¿Entiende?

Realmente esperaba que todo aquello hubiera sonado tan bien como se escuchó en mi cabeza, pues era la manera más sensata que tenía de explicarlo. El contrario bajó su mirada, analizando cada palabra mientras asentía lentamente con su cabeza. Watari permanecía de pie detrás del sofá en donde me hallaba sentada, con las manos detrás de la espalda... Era extraño, pues parecía una clase de mayordomo, pero por la manera por la cual miraba al detective tuve la sensación de que talvez podía existir un vínculo familiar entre ambos. 

- Está bien... Suponiendo que todo lo que me dice es cierto ¿dónde están esas pruebas? Sé de sobra que Beyond es astuto y precavido, más si hizo lo que usted menciona, por lo cual ha de haber estado vigilando que permanezca en la cárcel ya que su salida implicaría su ruina.

No lo negaría; el chico era inteligente. Parecía joven pero... ciertamente su expresión facial le envejecía. Me acomodé en mi asiento, irguiéndome para luego cruzar mis piernas.

- Están en su apartamento. Durante el tiempo que vivimos juntos instalé cámaras en el lugar y guardé las cintas en una caja fuerte escondida detrás de un cuadro. Tiene un alto sistema de seguridad que él no podría descifrar, así que sé que aún continúan ahí.

L terminó su postre y me dirigió la mirada, con un leve atisbo de sorpresa en sus facciones la cual desapareció inmediatamente... como si no le gustase expresar emoción alguna.

- Imaginemos que es así... Si yo fuera él ya había descubierto lo de la caja fuerte y buscaría a alguien capaz de abrirla para obtener lo que sea que haya dentro... Es cuestión de tiempo antes de que encuentre al sujeto indicado, y si lo hace usted está perdida.

Vaya. Eso no lo había pensado. De inmediato me puse de pie y comencé a caminar por el salón, perdida en mis pensamientos... ahora me inundaba la inseguridad de que tal vez mi ansiada salvación podía irse a la borda si no me apresuraba. Dirigí mi mirada hacia L, dando un par de pasos hacia él.

- Debo ir allá. Sé que usted no puede pero yo sí, debo ser yo porque soy la única, por el momento, que puede abrir esa caja.

- Eso suena coherente por supuesto pero no puede ir sola. Él debe estar esperando que aparezca de nuevo por allí... como un gato aguardando por su ratón.

Aquella comparación había sido humillante... pero sabía que tenía razón.

- Watari le acompañará más un grupo de policías, al estar ellos presentes me aseguro de que Beyond no esté cerca, pues correría el peligro de ser arrestado.

En cuanto terminó de hablar se levantó de su asiento, comenzando a caminar mientras me daba la espalda, alejándose. Estaba cerrando el tema. Dando aquella orden sin oportunidad a opinar al respecto... No había nada que odiase más que a las personas con complejo de superioridad.

- Puedo hacerlo sola.

Mi tono firme resonó por el lugar. El pelinegro se detuvo a secas, sin voltearse, sin embargo logré escuchar un suspiro proveniente de él... como quien suspira porque un niño no obedece. Fue mucho más exasperante.

- Irás con Watari y la policía.

Sin más reanudó su caminar tranquilo y calmado. Joder. Desesperaba. No dudé en acercarme a él a paso rápido y cortar su camino, colocándome cara a cara, no iba a tolerar que un cualquiera me mandara de aquella manera.

- Escúchame bien, señor sabelotodo, no me importa si eres la mismísima encarnación de Sherlock Holmes. A mí no me manda nadie.

Podía jurar que el enfado se me notaba en el rostro. Él se mantuvo callado, con sus manos en los bolsillos a la vez que me miraba fijamente a los ojos... en cuestión de segundos ya me había intimidado su silencio. La ira fue bajando de a poco... es como si lograse dominarme sin ni siquiera decir palabra alguna.

- Por lo que sé me buscaste pidiendo ayuda. Bien, eso es lo que hago; ayudar. Sin embargo se hará a mi manera, si no quiere obedecer solo dígalo y de inmediato la regresaré a prisión. Usted decide, señorita Daigo.

Su tono suave... ¿Cómo expresaba firmeza siendo tan apacible? Solté un bufido ante lo que dijo, al parecer no me quedaba más opción que hacerle caso a ese egocéntrico... Él miró a Watari y volvió a hablar.

- Partirán mañana a primera hora. Llama a la policía y prepara un grupo, será una operación importante.

El mayor asintió de inmediato con su cabeza, sin rechistar. Yo por mi parte volví al sofá sin prestarle atención a aquel detective que comenzaba a ser insoportable. Tomé uno de los dulces del gran tazón y mientras le quitaba la envoltura volví a escucharlo.

- Que tenga buena noche, señorita Daigo.

Metí el caramelo en mi boca, dirigiéndole una mirada amargada y desinteresada a la vez.

- Como sea, sabelotodo.

Finalmente, él desapareció de mi vista. 



Innocent {L Lawliet y tú}Where stories live. Discover now