Capítulo 8:Una fiesta sin sorpresas, al menos que Vera recuerde.

12 2 0
                                    

Al ir a llamar al timbre nos encontramos la puerta abierta. Un chico en el marco nos recibía con una sonrisa de oreja a oreja y una cerveza en la mano.
Jamás había visto nada así. Había muchísima gente en un espacio súper reducido, alcohol barato por todas partes y gente cayéndose por los suelos. Me esperaba algo diferente. Algo más... Sofisticado. Dejé a un lado todo eso y me enfoqué en encontrar a Juan.
Le vi hablando con una chica así que decidí no interrumpirlo.
<<Que tonta, estaba claro que un chico como él ya estaría pillado>>
Fuimos a la barra.
"Sal, limón y ¡Tequila!". Eso era lo que gritaban cada uno de los presentes. Yo me limité a coger una copa de Moscato y a observar a la gente.
-venga. Vamos a jugar a algo -Dijo Sofia cogiendo una copa que le ofrecían
-¿a qué?
-te pondré una prueba
Antes de que yo pudiera contestar llegó Claudia que dijo
-¿una prueba? ¿Qué prueba?
-¿y por qué a mí? -pregunté yo
-te ha tocado. Venga, una facil. Tienes que hablar con Juan. -dijo Vanesa mientras me guiñaba un ojo.
-no pienso hablarle. Está con otra
-¿Le conoces? -Dijo Claudia sorprendida
-un poco -admití
-pues entonces ¡no puedes saltarte la prueba! -gritaba Claudia demasiado contenta
-una prueba es una prueba -la apoyaba Sofia
-y ¿qué le digo?
-¿hola? -Dijo Claudia
Cuando llegué hasta donde él estaba dije:
-mmmm hola
-¿no ves que estamos ocupados? -Dijo la rubia con la que estaba, mirándome de arriba a abajo.
-ei Vera ¿qué tal? -Me dijo él levantándose del sillón y haciendo que la chica se largara con un gesto.
-bien. Bueno, acabo de llegar
-venga ven, te invito a un ponche -dijo señalando un gran bol con un líquido rosa.
-no gracias
-¿y eso?
-a saber que han echado ahí
-bien visto. En ese caso ven. -Dijo indicando que le siguiera.
-¿a dónde vamos?
No respondió pero vi que íbamos a una especie de desván que estaba bajando unas escaleras. Había una pared llena de licores y alcohol del bueno.
-¿Cuál prefieres? Son de mi madre pero no se dará cuenta si le falta uno
-no sabía que era tu casa. ¿Seguro que no te importa?
-claro que no. Coge.
-cogí un vino, aunque no el más viejo. Me daba un poco de pena gastarle el mejor
-buena elección, ahora subamos.
Me comenzó a contar anécdotas de sus primeras clases con el profesor Vernon. Subimos las escaleras riéndonos a carcajadas y al llegar arriba, justo frente a nosotros estaba Mateo, mirándonos fijamente. Tanto Juan cómo yo hicimos caso omiso y seguimos hablando. Pese a que él empezó a parecer un poco más tenso, me siguió presentando a todos sus amigos, la mayoría muy majos.

Tras más presentaciones y más bebida acabaron todos subidos en una mesa bailando y cantando canciones a gritos, subiéndome entre todos por los aires. Yo solo podía pensar en lo feliz que estaba de haber conocido a un grupo tan divertido. Aunque la verdad es que aquella noche no sé si por el alcohol, o por qué, caí muy bajo.
Llegó un momento en el que me dormí y noté como alguien me cogía en brazos y me llevaba fuera. Aunque yo estaba demasiado mal como para poder moverme dije entre dientes:
-sueltame. Por favor.
-Vanesa me mata si no te llevo a casa
-¿Mateo?
-duerme.
Y eso hice

COMIÉNDOTE A BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora