Capítulo 10: habitación 201

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-tú y yo tenemos que hacer algo.- sentenció Claudia.
La miré con desaprobación
-venga. Será divertido. Mañana a las 16:00 vengo a buscarte. ¡Y no me vale un no! -gritó mientras salía por la puerta.
Viniendo de cualquier otra persona me hubiera parecido que era una falta de tacto, dadas las circunstancias. Pero sabía que mi amiga me entendía y solo intentaba que no me viniera abajo.
Me tumbé en la cama y me puse música mientras miraba las fotos de mi galería. La mayoría eran con mi antiguo grupo de amigos y con mi exnovio. Tomás. O Tommi como yo le llamaba. Como si pudiera leerme la mente recibí un mensaje suyo:

<<¿Que tal por Madrid Vera? Todavía no entiendo como no me lo dijiste. Me dejaste así, sin más, sin darme ninguna explicación. Tus padres me han dicho que era por tu doncella. Hablame cuando puedas.>>

¡Claro! Lo de la doncella... Si él supiera lo que me había hecho alejarme de aquel lugar en el que tenía una vida casi perfecta me odiaría. Seguro. No podía mentirle. Me conoce demasiado bien. Incluso a través de WhatsApp me descubriría. Así que opté por no responderle. <<Algún día se olvidará de mi>>pensé.

Al pensar en ello una lágrima cayó lentamente por mi mejilla y pronto me bañaron tantas lágrimas silenciosas que, aún con los ojos abiertos, no veía nada. En ese mismo instante oí la puerta abrirse y  cerrarse de nuevo. Apagué todas las luces, pero ya era tarde. Vanesa ya había visto la luz asomándose por debajo de mi puerta y cómo me sonaba los mocos. Y como buena compañera de piso, entró en mi habitación.
-ehh ¿qué te pasa? -me preguntó lentamente
-Juan no me habla, he perdido a mí mejor amiga, Mateo me odia, mi exnovio acaba de hablarme... ¿Sigo?
Se rió levemente.
-no. No hace falta. Toma. Claudia me llamó diciéndome que estabas triste y antes de venir me he pasado por Gómez. -dijo con una gran tarta selva negra en las manos.
-es mi favorita -susurré mientras me temblaba el labio y lloraba más
-¡oye! que te la he traído para que te pongas contenta ¡no para hacerte llorar!
-¡gracias!- y la abracé.
-¿Sabes? Me equivoqué. No eras para nada como pensaba. Y lo siento por haber sido una compañera de piso tan lamentable. Quizá a partir de ahora podamos ser amigas.
-me encantaría.

Esa noche no paré de darle vueltas a todo.
Sinceramente, me sentía culpable. Culpable porque mi única preocupación era haberme equivocado con Sofía y haber dejado atrás a Tomás  y no el hecho de que Juan se fuera de mi vida. Es cierto que echaba de menos hablarle, sobretodo cuando necesitaba una distracción, pero quizá no tanto como pensaba que lo haría. Y eso era injusto. Yo quería quererle, necesitaba quererle porque así no recordaría a Tomás, ni tendría tiempo para pensar en mis padres ni en nada que no fuera el aquí y el ahora.

-¡dios! estás fatal -exclamó Claudia viendo mis ojos hinchados y mis marcadas ojeras al venir a buscarme al día siguiente.
-no he dormido muy bien-confesé mirando al suelo-¿Y bien? ¿A dónde vamos?
-a por yogur helado
Puse una mueca. Eso no sonaba nada apetecible.
-en realidad... Es la tienda de helados más sofisticada y elegante de Madrid. -dijo con emoción e ironía
-eso me gusta más.
Ambas nos reímos
-Vanesa también viene. ¿No te importa no?
-que va.
Seguimos caminando durante un buen rato
-Claudia ¿Cuánto queda? ¡tengo ampollas! -mi cara claramente mostraba como me sentía
-es esa. -Dijo sin detenerse con los ojos puestos en una tienda llamada "Ferrer"
-¡Está cerrada! -lloriqueé yo desplomándome en el suelo
-tranquila. Es mía.
-¿Te apellidas así? No lo sabía
-no te lo había dicho -me dijo sonriendo
Me quedé pensando. Mis padres siempre me habían instruido acerca de los apellidos más importantes de España. Decían que siempre había que tenerlos presentes por si nos les encontrábamos. Según ellos era importante hacer buenas migas. Uno de ellos era Ferrer, aunque había otros todavía más importantes como: Carrasco, Santiago o como el mio: Medina. Vera Medina.
Llamó al timbre.
-¿no tienes las llaves? -pregunté inquisitiva.
-se las di a Vanesa porque iba a adelantarse.
-ahh ¡¡hola!! -Grité cuando Vanesa nos abrió la puerta.
-chicass he preparado todo para daros una sorpresa. ¡¡Mirad cuántos tipos de helado hay!!.
Pero antes de que acabara, Claudia ya se había puesto manos a la obra.
-¡¡Clau!! ¡¡¡Para ya!!! -exclamé viendo que estaba a punto de derramar todo el yogur helado por el suelo.

Su padre nos iba a matar. El pobre nos había dejado "encantado" las llaves, con una única condición: encontrársela como la había dejado.
Eso me parecía algo difícil y, sin duda, tendríamos que limpiar el suelo antes de irnos.
-me habeis dicho que os haga el "Ferrer" ¡¡Que te recuerdo que es el más grande!! -Dijo con una carcajada pícara.
-¡¡pero si no sabía qué era!! - Dije riéndome
Vanesa seguía echando helado de distintos sabores a una batidora.
-¡ya verás que rico está! ¿Has probado alguna vez el Ferrero Rocher?
-creo que no -contesté encogiéndome de hombros.
-mmm Ferreero. ¡mi especialidad! Dijo Claudia guiñándonos un ojo.
Yo de mientras fui preparando un pastelito de distintos chocolates.  Habíamos decidido que cada una preparara un postre que luego, por sorteo, le tocaría a otra.
-¡¡¡bien!!! Te ha tocado el mio - me dijo Vanesa al girar una ruleta- venga prueba.
-mmmm -dije sin poder articular palabra.  Había descubierto un nuevo dulce favorito, aunque tampoco es que en Oviedo probara muchos. A partir de ahora, sin duda, sería el chocolate Ferrero Rocher.
No me pude contener y empecé a coger cucharadas y más cucharadas . Estaba delicioso.
<<Es el mejor plan que he hecho en mi vida>> pensé.
-dejame probar algo antes de que te lo acabes -dijo Claudia metiendo la cucharilla- mmm te has superado Vanesa.
Seguimos comiendo un rato más hasta que acabamos tumbadas en el suelo derrotadas
- ¡Que guardado te tenías este lugar! -dijo Vanesa sonriéndole
-¿de verdad piensas que mi padre me lo deja a menudo viendo que le acabamos las existencias? -Contestó
Todas nos reimos. De repente me sentí culpable y dije:
-venga. Es hora de recoger.

De repente oí un zumbido. Era mi móvil
<<Ven ahora mismo ¡novata! Te requiero para limpiar mi cuarto. Habitación 201>>
-¿Qué pasa? -me dijo Vanesa
Le enseñé mi móvil. Al ver el mensaje no pudo contener la risa.
-Te acompaño. Necesito hablar con mi hermano.
No terminé de entender si la habitación era de su hermano o si simplemente la pillaba de paso. Terminamos de limpiar y nos dispusimos a irnos.
-seguro que no te importa cerrar tu Claudia?
-que va. Nos vemos mañana en la cafetería.
<<Habitación 201. Habitación 201>> me repetí mientras rogaba no confundirme de habitación.

COMIÉNDOTE A BESOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora