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Los padres de Youngjae se habían mostrado contentos ante la posibilidad de que el novio de Haneul y el pequeñin de la casa se volvieran amigos cercanos y pasaran tiempo juntos, alegando que el castaño tenía un único amigo, Bambam, y que le vendría bien conocer gente nueva viendo lo simpático que era. Además, les parecía una muy buena idea que, siendo cuñados, pudieran volverse buenos amigos para crear esa relación de hyung-dongsaeng que le hacía falta al menor de la casa, y ni hablar de que les parecía magnífico que finalmente Youngjae encontrara un buen hyung que le sirviera de ejemplo y de consejero en cosas que no se atreviera a preguntarle a Haneul o a sus padres. Aconsejarlo y enseñarle, mostrarle, acompañarle... ser esa figura de un hermano mayor que lamentablemente Youngjae no tenía. Haneul también estaba más que feliz porque, al fin, sus dos chicos estaban creando un pequeño lazo de amistad tal como ella quería desde el principio, y sería cuestión de tiempo para que se volvieran realmente cercanos. Youngjae necesitaba un amigo, decía siempre, y desde que estaba con el pelinegro, lo único que quería era que su hermanito y su novio se llevasen bien. Si tan sólo todos ellos supieran...

Apenas recibió el mensaje de Jaebeom diciendo que ya estaba por llegar, Youngjae se despidió de sus padres y salió a la calle para esperar al mayor ya en la puerta, listo para irse ante la mínima señal. A pesar de que se imaginaba que Haneul querría esperar a Jaebeom con él, el hecho de que realmente la chica saliera detrás de él y se sentara en la acera dispuesta a aguardar hasta que llegara pelinegro a su lado lo incomodó bastante. No por la presencia de Haneul en sí, sino por todo lo que reunirse los tres implicaba. Youngjae estaba al tanto de que la relación entre su hermana y Jaebeom seguía igual que siempre a pesar de lo que fuese que él y Jaebeom estaban iniciando, lo imaginaba y lo había terminado por confirmar con los mensajes que Haneul le había mandado al mediodía, pero aún si lo sospechaba, confirmarlo sólo hacía de las cosas mucho peor. ¿Cómo se suponía que debía mirar a su hermana a los ojos si estaba acostándose con su cuñado? ¿Cómo podía hacer para sobrellevar la culpa? Si bien cuando estaba con Jaebeom se olvidaba de absolutamente todo, apenas volvía a poner los pies en la Tierra la realidad lo golpeaba en todo el rostro y no era fácil ignorar el hecho de que estaba traicionando a la persona que más quería en el planeta.

—¿Te ocurre algo?

La voz de Haneul lo saco de sus pensamientos repentinamente, haciéndolo volver en sí para mirarla con un gesto de confusión antes de procesar la pregunta y responder negando con la cabeza. Haneul le sonrió con ternura y le acomodó un mechón de cabello que había escapado de la gorra que estaba usando, colocándolo nuevamente debajo de esta. Youngjae le dedicó aquella sonrisa sin enseñar los dientes, ganándose un pellizcón en la mejilla por parte de la mayor que lo hizo bufar mientras se apartaba. Pero Haneul sabía -o creía- que Youngjae no se había molestado y nuevamente le pellizco ambas mejillas, comenzando a jugar con su rostro como siempre hacía. Estaban acostumbrados a tratarse así, abrazarse y acariciarse era algo normal entre dos hermanos que siempre estaban demostrándose cuánto cariño se tenían, o solía serlo hasta que Youngjae arruinó todo entre ellos dos metiéndose con el novio de su hermana. No soportaba estar frente a ella, pensaba en todas las cosas que había hecho con Jaebeom y se le comprimían las tripas ante la culpa, una sensación de ahogo lo invadía al extremo de hacerlo sentir mareado.

—Tienes mala cara —insistió ella con preocupación, acariciándole los mofletes—. Estás un poco pálido, ¿seguro te sientes bien?

—Estoy bien, noona —la tranquilizó, llevando las manos a las muñecas de su hermana—. No te preocupes.

Antes de que Haneul pudiera agregar algo, un auto se detuvo frente a la casa, y no hizo falta que Youngjae se volteara para saber que aquel "vámonos, mocoso" seguido de dos bocinazos provino de los labios de Jaebeom, e iba dirigido exclusivamente a él. Haneul dejó escapar una risita antes de soltarle el rostro al menor y levantarse, dirigiéndose directamente al auto, por lo que Youngjae no tuvo más remedio que seguir a su hermana para llegar hasta el vehículo. Jaebeom se encontraba sentado en el asiento del acompañante, y del lado del conductor se encontraba un chico de cabello rubio muy atractivo que a Youngjae se le hacía familiar pero no podía ubicar de dónde. Tampoco tuvo mucho tiempo para preguntar después de saludar con un leve movimiento de cabeza pues Jaebeom había bajado la ventanilla y Haneul se había inclinado sobre esta para besar al pelinegro a modo de saludo, y el menor sintió que las tripas se le volvían a comprimir pero esta vez por celos al comprobar que Jaebeom correspondía al beso y hasta le sonreía a la chica. Los labios de Youngjae se torcieron en una delgada línea que era prueba más que suficiente de su repentino cambio de humor, por una fracción de segundo se sintió celoso, sin embargo, hizo el esfuerzo por volver a ser el mismo Youngjae alegre y escandaloso de siempre lanzando un grito al mismo tiempo que rodeaba los hombros de Haneul con un brazo, casi colgándose de ella.

Don't tell noona // 2 J A EWhere stories live. Discover now